Capitulo 6

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Alexander dejó a Claude para que fuera atendido con respecto a sus heridas, no hubo necesidad de guiarlo ya que ha estado quedándose en el palacio Rubí desde que el niño comenzó a nombrarlo papá.

Este hombre busco con su mirada el llamado de una mujer muy bella de complexión delgada que lo observaba desde las escaleras.

- Escuché mucho escándalo, por un segundo creí que el emperador había solicitado mi presencia, temí que Claude se interpusiera. - decía mientras se acercaba al hombre.

- Eres tan patética Catherine que ni siquiera puedes proteger a tu hijo, no me compares al emperador.

Las palabras secas y violentas de Alexander hicieron estremecer a Catherine, sin embargo, ella con el terror de la mirada de este, corrió para abrazarlo mientras lloraba desconsoladamente, haciendo que toda la entrada principal resonara ante sus fuertes lamentos.

- Catherine... te he dejado sola, ¿no? - suspiraba pesadamente. - deja de llorar vamos, llévame a tu habitación quiero estar contigo.

- Alexander... no podemos, se generarán malos rumores como tu estadía aquí y se confirmara que soy tu amante.

- Por favor, ante la sociedad aristócrata eres mi amante. - sonríe. - no te preocupes por nada.

Ella con algo de vergüenza lo lleva hacia su habitación dándole indicaciones a una mucama para que les sirva té.

- Pensarás que planee todo con anticipación, pero ha sido una coincidencia tu llegada cuando estaban a punto de servirme el té, debe estar ya tibio si gustas puedo pedir que lo calienten.

- Es innecesario, el té esta perfecto... he querido verte desde la mañana sin embargo tuve inconvenientes que me demoraron llegar, traje de mi ducado las más hermosas joyas pensadas en ti y algunas cosas valiosas, ¿necesitas dinero? - la mirada de Alexander se suavizo mientras bebía un poco de té.

- ¿Porque sigues siendo tan amable conmigo? Yo jugué contigo cuando me acosté y tuve al hijo del emperador mientras era tuya... pero tu bondad es tan grande que incluso amas a mi hijo.

- ¿Preguntas porque soy tan amable contigo? Porque ante mis ojos eres la única mujer que me salvo de la locura del palacio real, fuiste mi amante desde los 15 años, me duele verte aquí sufriendo indignaciones por culpa mía, quiero agradecer a la dama por tanto que me ha ofrecido.

- ¡No quiero que te disculpes ni me compenses! Y-yo tuve la culpa hice que te fijaras en mí, sabiendo que yo era propiedad del emperador, incluso te estaba obligando a causar una rebelión si no fuera por Elizabeth que detuvo tu posible muerte... no merezco tu amor ni tu bondad, pero de verdad que lo codicio quiero que vuelvas conmigo, quiero que dejes y me protejas de todo. - las lágrimas le impedían beber té. - pero sé que solo son pensamientos ignorantes porque tu ya eres feliz con Elizabeth.

- Tuvimos nuestra oportunidad y sabias muy bien, cuando me casé con Eliz estableciendo un contrato de matrimonio sin amor, te seguía frecuentando aun ya casado; deje de verte cuando Eliz quedo en cinta, me enamoré de ella y supe muy tarde que nuestro amor Catherine había muerto al igual que mi hijo.

- ...

- Mi esposa me pidió que te diera estos regalos, no pienses que fue mi voluntad venir aquí, cuando te veo solo hay melancolía de mi pasado y la obligación del deber de un caballero que frecuentó a una dama...en realidad aborrezco a los hijos del emperador, se que no tienen la culpa, pero ellos intentarán dañar a lo que mas me importa en este mundo.

La mirada de Alexander se oscureció. - Además aun lucho con el pensamiento de matar al inútil de tú hijo y a la perra que eres tú como su madre.

- Entonces este es el adiós, Alexander. - Decía Catherine sin inmutarse del frívolo comentario de Alexander como si supiera el significado de un trasfondo oscuro.

Alexander se levanto abriendo la puerta de la habitación e ignorando al niño mientras abandonaba el palacio, dejando ver a un Claude sorprendido y aterrorizado viendo al hombre que no se parecía en nada al que había conocido gentilmente.

- Mamá ¿Por qué papá y toda la gente nos odian? Es porque soy un bastardo.

- Claude ese hombre no te odia el jamás se atreverá a tocarte solamente esta intentando protegerte de la gente mala.

- ¡No es cierto, si quisiera protegernos no hubiera dicho cosas horribles a mamá y a mí! Odio al emperador y a la emperatriz, a mi hermano y sobre todo a ese hombre. - decía el niño mientras lloraba de frustración.

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La fría noche inundaba a toda la capital entre la penumbra del barrio más noble yacía una tenue luz proveniente de una casa aristócrata de alto estatus.

- Es un placer su visita su excelencia. – decía un hombre pelirrojo.

- Dejemos las formalidades, estoy corto en tiempo ya que mañana regresaré a mis tierras y no planeo volver a pisar la capital durante un tiempo, hablaré sin rodeos ustedes son mi gente de confianza aquí en la capital y necesito duque que su hijo mayor sea el escolta de confianza del segundo príncipe Claude.

- Sabe su gracia que el segundo príncipe es alguien sin influencias, ¿De qué me beneficiaria el apoyar a un príncipe con muchas carencias? Solo hare que mi hijo sea asesinado.

- ¿Quién dijo que el segundo príncipe no tendría respaldo? Yo mismo el Gran Duque Stansgate le daré mi apoyo, así como los demás nobles que están bajo mi dominio estarán a la disposición de servir al segundo príncipe.

- Para que usted apoye a ese niño, debe ser porque usted lo ve como un prospecto para ser emperador. - la mirada asombrada del hombre hizo que pronunciara las siguientes palabras. - Si usted lo apoya cuente con un servidor.

Alexander miro al niño de cabellos rojizos y ojos grises. - Cuento con toda su devoción Sir Félix Robane digo el caballero carmesí. - guiñándole el ojo.

- ¡Si! - decía con entusiasmo el niño.

- Les pido su total discreción que esto no se sepa al segundo príncipe pero que ningún aristócrata se entere de mi intervención, háganle creer que fue un acto de devoción hacia él y Félix mantén siempre seguro a Claude.

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El palacio imperial en la mañana fue el centro de atención en toda la aristocracia al saber que el Gran duque Stansgate había abandonado la capital, pero eso no era el motivo de la gran buya si no porque el abandonado segundo príncipe tenia ya designado un escolta de alto estatus hijo de un duque llamado Félix Robane, esto causo revuelo en la familia imperial, pero sobre todo en la emperatriz que rechinaba los dientes de furia rompiendo todo a su paso.

Fin del Capítulo.

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Hola, este capitulo fue algo pesado tuve que modificarlo cientos de veces porque el ambiente no era tan atrapante en mi parecer ya que parecía un rompecabezas sin piezas, pero todo ha salido bien, me gusto todo y espero que les sea de agrado.

¡Pásenla super!

Salem Readings.

¡Debo sobrevivir del Tirano!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora