Capitulo 9

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- ¡Buenos días princesa! Son las 6 de la mañana recuerde que hoy comienza sus clases de magia en el convento de Stansgate; así que debe prepararse para viajar.

- Buenos días clara. – Alice contesta en estado somnoliento mientras se vuelve a tapar con su edredón.

- Por el amor de dios, señorita no se duerma. – la mujer termina de amarrar las cortinas del ventanal para después cargar a Alice. – Le daré un baño, así que no llore si el agua esta fría.

El baño fue muy rápido, pero hizo que Alice dejara de sentir sueño, Clara estaba entretenida peinando el cabello rubio de la niña y checando cual listón le quedara mejor al vestido de holanes.

- Clara. – Alice guardo silencio.

- ¡Oh, señorita! No debe estar nerviosa en el convento hay personas muy amables, ellos desde el principio le imploraban al gran duque que les dejara impartir sus conocimientos hacia usted.

- ¿Cómo supiste que te iba a preguntar eso?, ¿eres un mago?

- Eso es fácil, yo la he criado desde que era un bebé así que conozco perfectamente cada uno de sus gestos, ya que gracias a eso se cómo se siente emocionalmente... ¿Un mago? Hágame ese milagro señorita, que cosas menciona. – una risa leve sale de su boca.

"¡¿Tan fácil y expresiva soy?!". – Clara, entonces ¿Irán más niños allí?

- No señorita, únicamente asistirá usted a sus clases ya que son solo para miembros de la familia real, pero la escoltara Carlos.

- ¡Eh! ¡Yo no quiero que Carlos este conmigo siempre me está molestando!

- Carlos suele ser muy infantil, pero él, en verdad la quiere, si no te ve por un largo tiempo se vuelve un perro salvaje... ¡Muy bien ya está lista parece una hermosa muñeca! La llevare al comedor sus padres la esperan para el desayuno.

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- Esta perfecto el café, pero me gustaría un terrón de azúcar. – decía Alexander mientras la mucama le servía.

- Alexander, creí que los sacerdotes vendrían a la mansión y no Aly hacia el convento.

- Es prudente que Aly vaya para que sea reconocida por el sumo arzobispo, además si aprende a teletransportarse le será más útil y divertido, Eliz.

- No me convence del todo. – Elizabeth seguía mostrando inconformidad y lo hacía notar, pero Alexander ignoraba por completo el sentimiento de su esposa.

- ¡Papi!, ¡Mami! ¡Buenos días! – Alice corrió y les dio un beso en la mejilla a sus padres para después sentarse a lado de Alexander.

- Buenos días, cariño, ¿despertaste con bien? – Decía Elizabeth mientras daba un bocado a su comida.

- Si mamá, aunque tenía algo de sueño, pero el baño lo hizo desaparecer.

- Aly, come rápido que se enfriara tu desayuno. – Alexander acaricio la mejilla de Alice delicadamente.

- ¡Si, papi! El desayuno está muy delicioso... ¡Hugo, cocinaste de maravilla! – mirando al Chef que está parado en la puerta que al escuchar el hombre las palabras de la Alice sonrieron en forma agradecida.

Cuando por fin Alice terminó de desayunar Alexander se levantó y mando a llamar el carruaje para ir al convento.

- mamá, ¿No iras a dejarme al convento? – Alice tomo la mano de Elizabeth.

- Perdóname cariño, pero mamá se ha sentido un poco enferma pero cuando me recupere te llevare todos los días al convento, ¿estás de acuerdo? – Elizabeth le dio un beso en la frente.

- Ya está el carruaje esperándonos Aly, no te preocupes por tu madre solo tiene síntomas de un ligero resfriado.

- Está bien, bueno nos vemos en la tarde. – Alice subió al carruaje en conjunto con Alexander y siendo escoltados por Carlos y Agustín, así como de 3 caballeros.

El camino era algo largo pero el paisaje era hermoso, en el gran ducado no existe la pobreza extrema ya que hay una cantidad de empleos favorables con buena paga por lo que se apreciaba el comercio en todo su esplendor, Alice observaba desde la ventana muy emocionada.

- ¿Estas nerviosa?

Alice se giró instantáneamente. – Si tengo demasiados nervios, ¿y si no me aceptan o algo mucho peor que no tenga magia?

- No debes estarlo, eres mi hija y por lo tanto posees magia y no te alarmes ellos te adoraran por el simple hecho que somos descendientes de Dios. – Una sonrisa salió de los labios de Alexander. – cuando yo tenía tu edad fui enviado al gran templo para aprender magia fue algo muy maravilloso conocí a personas amables que me apoyaron en mi técnica mágica.

- ¿Entonces también seré muy hábil como mi papá y también tendré amigos?

- Si es lo que más deseas, serás la mejor en magia y tendrás a mucha gente maravillosa, pero todo depende de mí adorada Aly. – Alexander le dio varios besos en la mejilla mientras la abrazaba.

El carruaje paro y la puerta se abrió, Alexander salió primero para después seguirle Alice, el convento tenía una apariencia imponente y majestuosa era de color blanco con bordes dorados, pero de un momento a otro aparecieron dos ancianos acompañados por guardias que le sirven al templo.

- Sea bienvenido su excelencia para nosotros es un placer tener a nuestra vista a los hermosos descendientes de Obelia.

- Gracias por darnos una agradable bienvenida... les presento a mi única y heredera primogénita del Gran ducado Stansgate y bendecida por nuestro dios que le dio el nombre Alice Alger de Obelia.

Fin del Capítulo.

¡Debo sobrevivir del Tirano!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora