- Su majestad, ¿Cómo le pareció este informe? – Decía el marqués con algo de temor.
Claude seguía leyendo detenidamente el informe, mientras que todos los duques lo observaban.
- Tienes algunos errores, te dije claramente que debías tomar en cuenta los libros de finanzas de los demás duques... realízalo nuevamente. – hablo Claude dejando a un lado los documentos.
- ¿Lo requiere para hoy, su majestad?
La pregunta que para muchos sonaría estándar, no lo era para ningún noble mientras estaban en el salón de la corte, ya que el emperador como suele ser todo el tiempo miraría con desprecio y en el peor de los casos despediría al noble quitándole su rango con la típica frase de "Eres un completo inútil para hacerme esas preguntas, no soporto gente mediocre"; pero aquello que tanto esperan con horror para el joven e inexperto marqués nunca llego, a lo que causo asombro entre todos los nobles.
- No es necesario puedes traerlo mañana. – Claude miro a todos los presentes. – Señores, daremos por concluida la reunión les espero a todos la próxima semana.
Los nobles quedaron estupefactos al escuchar tales palabras, no sabían por qué, pero agradecían a la persona que había hecho al emperador despertar de tan buen humor tanto así que hoy habían salido temprano sin ningún estrés por alguna represalia de Claude; Ellos se levantaron diciéndole las gracias para después retirarse.
- Su majestad amaneció de buen humor. – hablo Félix una vez que todos se habían ido.
- ¿Qué?, Solo estaba aburrido de la incompetencia de ellos, me suele exasperar. – Claude se levantó y salió de la sala.
- ¿A dónde se dirige su majestad?
- iré a la habitación de Alice.
Félix con algo de asombro, respondió. - La princesa Alice, no está en su habitación me informaron que asistiría a una fiesta de té.
- ¿En dónde es? – dijo Claude mientras detuvo su caminar.
- En el palacio Rubí.
- Esta es la séptima fiesta de té en un mes, pero en esta vez asistirá Alice... bien entonces la esperare en su habitación, Félix puedes tomarte el día libre así que vete ahora mismo.
- Gracias, Félix Robane se retira. – hizo una reverencia y se marchó.
Claude camino por los pasillos del palacio imperial hasta que por fin llego a la habitación, una vez que entro vio a un hombre en la habitación de cabello castaño y ojos dorados que deambulaban por la alcoba, pero cuando noto la presencia de Claude hizo una reverencia.
- ¡Gloria y bendiciones al sol de Obelia!
- ¿Qué estás haciendo aquí? – Decía Claude con una mirada peligrosa.
- Me presento soy Carlos Gabay, caballero al servicio de la princesa Alice Alger de Obelia, mi deber es verificar que no haya alguna malversación en contra de mi señorita. – hablo con una firmeza descomunal.
- Entiendo, puedes retirarte.
- Lo lamento, pero no sigo las órdenes del hombre que mató a los padres de mi señorita.
La respuesta de Carlos dejo sorprendido a Claude, por su parte el caballero veía al emperador con frialdad, Claude no se quedó atrás mirándolo como una peste.
- Tu osadía es vulgar hacia mí, te lo diré nuevamente, lárgate.
- Ya se lo dije no me iré de esta habitación.
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¡Debo sobrevivir del Tirano!
FanfictionRenacer sin haberlo pedido es algo que le sucedió a nuestra protagonista y no en cualquier historia, si no, en la famosa novela de Princesa encantadora; donde ni siquiera este personaje es mencionado en la novela ni mucho menos recordados por el aut...