Claude decidió marcharse a altas horas de la noche, se despidió con un beso tierno deseándome buenas noches, cuando se fue me recosté del lado donde estaba Claude, la almohada se ha impregnado de su olor sin duda un olor muy masculino que me hizo dormir plácidamente.
En la mañana me levante como de costumbre, Clara y las demás mucamas corrían desesperadamente por arreglarme, una vez ya lista un sirviente toco a la puerta.
- ¡Gloria y bendiciones a la única estrella del imperio!, Buenos días princesa.
- Buenos Días, ¿A que se debe su visita tan temprano?
- Lamento visitarla sin una antelación, vengo de parte del Duque Robane para darle esta carta en su nombre.
- Gracias. – sonreí gentilmente y tomé la carta. – Debe haber sido un largo camino y ni me imagino lo que tuvo que madrugar, ¿Ah usted ha desayunado?
- Si he desayunado, princesa. – la vergüenza se hizo evidente al escuchar gruñir su estómago.
- Laura, lleva a este buen hombre a la cocina y diga al chef que cocine algo digno.
- No hay necesidad... gracias princesa con su permiso.
Una vez que el mensajero y las demás mucamas se fueron, nos quedamos Clara y yo; por mi parte decidí abrir la carta y leer el contenido.
Querida Princesa Imperial.
¡Gloria y bendiciones a la única estrella del imperio, princesa Alice Alger de Obelia!
Espero y se encuentre bien estos momentos, como usted sabe seré breve, ya que la situación entre usted y yo no es muy favorable ni comunicativa. Como sabe en la segunda parte esta un cheque en blanco que contiene mi firma y el sello del ducado Robane, podrás colocar cualquier cifra de dinero que necesites.
Me apena mucho que a pesar de estos 8 años no hayas recibido ni tocado el dinero que te he mandado, recuerda que eres mi adorada sobrina y yo siempre te apoyare mientras pueda, la casa y el ducado Robane te recibirán con los brazos abiertos.
-D. Robane.
- Como si de verdad estuvieras ansiando el amor de tu única sobrina, solo quieres que acepte tu dinero y mantener tu conciencia tranquila. – sonreí y quemé la carta.
- Esta vez leyó la carta, señorita, las otras ocasiones solo quemo la carta sin fijarse en su contenido. – decía Clara.
- Las otras veces no era la princesa imperial, pero ahora debo leer todo tipo de cartas por asuntos del imperio, sin embargo, esto fue un desperdicio, muy bien es hora de irnos Claude debe estar esperándome.
Una vez que llegamos al comedor, Claude se levanto y me acomodo el asiento para después darme un beso en la frente, ocasionando un shock para todos los presentes debido a las acciones no propias del tirano emperador que lucía como un cachorro.
- ¿Descansaste bien?
- Si, dormí plácidamente ¿y usted?
- También, me gustaría visitar a la princesa todas las noches como la que tuvimos ayer, si me lo permite.
Estuve a punto de toser, pero me contuve y trague adecuadamente, desvíe un poco la mirada y lo volví a ver.
- Puede hacerlo si desea, yo lo estaré esperando.
Ante mi respuesta sonrió satisfactoriamente y seguimos desayunando, conversando de cosas triviales hasta que Félix entro interrumpiendo el cálido ambiente.
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¡Debo sobrevivir del Tirano!
FanfictionRenacer sin haberlo pedido es algo que le sucedió a nuestra protagonista y no en cualquier historia, si no, en la famosa novela de Princesa encantadora; donde ni siquiera este personaje es mencionado en la novela ni mucho menos recordados por el aut...