Capitulo 19

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- ¿No está pensando en asistir a la fiesta de esa mujer maleducada?

- ¿Por qué no asistiría?

Mi sonrisa sarcástica dejo resignada a Clara que se fue rápidamente al armario para traer diferentes tipos de vestidos desde el más modesto hasta el más lujoso con una variedad de joyas, tacones y tocados para el cabello.

- ¿Qué atuendo es de su agrado, señorita? Estamos pensando junto a las mucamas estrenar algún vestido que su majestad le obsequio.

- Oh no por favor, no planeo utilizar nada de lo que su majestad me ha regalado, por favor saquen mis atuendos.

Las mucamas que acompañaban a Clara se miraron entre ellas, pero Clara estallo en furia y eligió uno de muchos vestidos que Claude me obsequio.

- Usted actúa como una niña mimada, ¿Piensa que esa princesa no se burlara de usted? ¡Deje las modestias y actúe como la única princesa de este imperio, usted es una noble de cuna! Si el emperador le muestra su afecto con tantos obsequios, presuma hoy en esa fiesta que usted es la dama más privilegiada de su majestad.

- Pero Clara...

- ¡No hay, pero, Princesa! Yo soy su segunda madre y Señoritas pongámosle este vestido con o sin la aprobación de esta niña noble.

Clara y las demás mucamas me retuvieron algo de tiempo donde prácticamente terminamos a las 12 en punto, me apresure junto con Clara y nos dirigimos al palacio Rubí, en cuanto llegamos al lugar un caballero nos guio hacia el jardín donde a lo lejos se pudo observar un elegante quiosco rodeado de rosas imperiales.

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- ¡Princesa Diana luce tan hermosa como siempre!

- Por supuesto, la princesa Diana es la única flor más bella de este imperio, nadie puede compararse con ella. – decían las aristócratas mientras bebían té.

- Es cierto nadie puede compararse con la dama de Siodonna, porque es una bella flor en pleno esplendor, pero es una lástima que solo sea una flor ya que se marchitan muy rápido, en cambio si fuera una estrella del firmamento su belleza seria icónica y perpetua. – Hablo una mujer noble de edad mayor que se posaba en el lado izquierdo de Diana.

El silencio se hizo inminente, las demás nobles tomaron un sorbo de su té a la vez que otras daban un mordisco o tomaban algún postre para evitar la severa acción sin escrúpulos de esta mujer aristócrata, sin embargo, Diana le sonrió gentilmente y emano su contestación.

- ¡Duquesa! Tan amable como siempre, pero sabía usted que existen una flor inmortal que es adorada por el mismo dios creador del universo, se llama flor de loto... ¿Quién quisiera compararse a una estrella, si eres la adoración del mismo dios?

- Disculpe la interrupción Damas, pero es de agrado informarles que la Princesa imperial ha llegado.

Al momento que el caballero anuncio mi llegada, logre apreciar el ligero apretón que daba Diana a la taza de té en señal de que le molestaba mi presencia, pero su actitud cambio y me deposito una sonrisa donde a pasos presurosos tomo mis manos dándoles un agarre de calidez.

- ¡Gloria y bendiciones a la única estrella del imperio, princesa Alice!. – Las mujeres nobles hablaron al unisonido haciendo una reverencia, siendo Diana la única en no mostrar respeto de acuerdo con la etiqueta aristócrata.

¡Debo sobrevivir del Tirano!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora