Capítulo 38

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- Si de verdad ya no hay ninguna esencia de Anastacius, entonces Lucas, he escuchado que hay una magia que permite ver el alma de una persona en específico ¿es eso cierto? – Claude habló sin dejar de mirar al que decía que había tomado posesión de su hermano.

- Es cierto su majestad, si usted desea podemos indagar en esta vasija. – Lucas observó burlescamente a Athernitas.

- Entonces hazlo, quiero saber muchas cosas de Anastacius y Athernitas.

- Correcto su majestad.

En un momento de rapidez Lucas junto con el supremo sacerdote crearon diferentes sellos mágicos que cuando la magia de Lucas actuó dejando a Claude y Anastacius inconscientes; Claude al sentirse más ligero observo a su alrededor notando su cuerpo completamente dormido pero su conmoción duro levemente cuando escucho el llamado de Lucas.

- No tiene que preocuparse su cuerpo está protegido por el vejestorio de allí. – habló Lucas señalando al anciano que sin rechistar contesto.

- Majestad yo no podré acompañarlos este hechizo que acabo de crear es para que Athernitas no se le ocurra escapar o tomar posesión de su cuerpo, además debe recordar que a donde ira son solamente recuerdos nada que intente cambiar servirá porque es pasado irreparable, usted es solamente un espectador.

Claude asintió comprendiendo la situación y de inmediato viajaron en el ser de Anastacius, la luz fue tan cegadora que lo hizo cubrirse los ojos, cuando sus ojos aceptaron la luz empezó a percibir todo a su alrededor y supo de inmediato en donde estaba.

- Estamos en el palacio imperial, luce tan desagradable. – Murmuró Claude siendo escuchado por Lucas.

- Parece que Athernitas no pudo deshacerse de Anastacius completamente, su majestad nadie puede vernos ni sentirnos, pero eso no significa que Anastacius no nos perciba ya que este es su mundo o su prisión.

Claude estuvo a punto de contestar a Lucas hasta que una figura apareció ante sus ojos y era aquel hombre que le transmitía todo tipo de emociones tanto de ira como de felicidad, sin lugar a dudas lucia más joven y sus genes lo hacían ver como el hermano de Anastacius, Claude y Alice en su actualidad, su mirada giro a dirección de Claude que por un segundo el rubio sintió pavor al ser descubierto.

- ¡Papá, llegaste!. – El niño de tan solo 5 años corrió a abrazar al adulto.

- Príncipe heredero, por favor no me llame de esa forma o seré regañado por su majestad.

- Madre dijo que podía llamarlo como yo desee, además, ¿no soy su único hijo?

- Por supuesto, eres mi hijo ambos tenemos la misma sangre.

- ¿Padre me ama como yo lo amo?

- Si. – El hombre sonrió gentilmente cargando entre sus brazos al niño. – Anastacius ¿sabes que ahora tienes un hermano menor?

- Madre me dijo que ese niño no es mi hermano.

- Te equivocas, ese niño es tu hermano menor y como su hermano mayor tu misión es protegerlo y jamás lastimarlo, además ese niño también es mi hijo.

- ¿Lo querrás más que a mí? – preguntó el niño con preocupación en su rostro.

- Imposible, yo los quiero a ambos por igual y si sé que ambos se lastiman entre ustedes yo sufriré mucho porque a los dos los amo son mis hijos.

- Comprendo entonces yo cuidare a mi hermano, padre.

Anastacius y el hombre desaparecieron entre la naturaleza del jardín a lo que Lucas sin desdén hablo. - ¿Ese hombre es...?

¡Debo sobrevivir del Tirano!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora