La flecha del pasado

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Desde muy pequeña, descubrí la frase "Una mujer siempre acude al llamado de otra"

¿Tu me la dijiste mamá?, porque no logro recordar dónde la aprendí, simplemente que había echo eco en mi cabeza tras haber visto llorar a Nomi.

No se que tan cierta es, pero es mi verdad, mamá.

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Cargaba a la chica en mi espalda, no había pegado el ojo en toda la noche por cuidarla, me había ofrecido a hacer cambios con Nomi, pero ella parecía dormir demasiado tranquila para molestarla.

Y yo decidí que podía exigirme un poco más.

Había dormido mucho tiempo, y yo mecí mi corazón lo suficiente para dejarla entrar un momento, para dejarme sentir responsabilidad por ella.

Y todo parecía normal, no nos habíamos encontrado con nadie nuevamente y el equipo de la chica no daba señales, ella aún no despertaba pero lo haría.

Yuki sería un gran doctor, eso era seguro.

Pero como toda novela, en el momento más calmo, apareció la tormenta, escuchamos el grito, tan despacio, tan lejos, nadie lo hubiese escuchado, yo no lo hice.

-Alguien gritó- murmuró la de cabello naranjo- La escuché, siento su chakra.

Sobre mi espalda, vi como su mano viajó hasta mi pecho, tocando allí donde mi corazón descansaba.

Sentí su chakra y luego, vi la escena.

>>¿La sientes también?- a pesar de que no podía ver sus rostros, ni sus posiciones exactas, si sentía el rebotar de sus chakras, sabía que había una chica en peligro- Ayúdala.

-Nomi- llamé, bajando a la chica con lentitud- Tengo que irme.

Informé, la nombrada me miró confundida, y yo, suspiré, sintiendo mi espalda alivianada.

Sin saber cómo, ni porqué, sentía la presencia de aquella chica en peligro, bastante lejos, demasiado como para sentirla normalmente, asentí dispuesta a ayudarla.

>>Yuki, Nomi... Los veo en la torre.

Salté para avanzar entre los árboles lo más rápido que pudiera.

¿Si era Gaara que haría?, no podía ser él, debió haber llegado a la torre esa misma mañana, solo una hora después, debió haber llegado pero, ¿sería eso suficiente para mantenerlo allí?.

Si era él, ¿podría detenerlo?.

Había perdido el rastro, comencé a desesperarme, pero intenté mantener la mente clara.

Somos chicas, en un mundo hecho para chicos, siempre seremos blancos fáciles... Hasta que nos ayudemos unas a otras.

Claro que lo sabía, por eso no podía dejar a esa chica sola, por eso no podía dejarla ir así, no importaba que tan shinobi fuese, antes que nada era una mujer.

No se quien eres, pero te juro que si no estás viva cuando llegue voy a matarte por segunda vez.

Divisé un pequeño alboroto, y supe que debía ser ella.

Parecía estar sola.

Preparé el arco.

-¡Ey bastardos!- grité, lancé la primera flecha, fallando abruptamente.

Yo y mi cabezota, todo era culpa de Nomi y su maldita integridad y honor, me lo había contagiado.

Caí a unos metros de la chica, siendo afirmada por su cabello, viendo a su lado a un joven de traje verde, desmayado.

No eres un heroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora