Cuando mueres en vida
el mundo se vuelve extraño
y todo aquello que el resto da por sentado, te aterra.Cada respiración importa y
cada lágrima se siente como la primera
morir fue sencilloSeguir viviendo era lo complicado.
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Todos los que una vez pisaron la tierra conocieron el miedo a morir.
Amaya nunca fue la excepción, hastiada del mundo, creyó que no habían opciones, que se basaba en asesinar o ser asesinado.
Se aferró a la primera mano que le ofreció un atisbo de bondad, y siempre le estaría agradecida por ello.
Aprendió que el pasado es algo que no puedes cambiar.
Incluso si lo intentó irreparablemente.
Justo como el perenne climax de una hipócrita historia, las páginas de Amaya parecieron irse a blanco, por primera vez en muchos años, volvió a sentirse como una pequeña coma en una oración cualquiera, sin sentido.
Su dolor, inmarcesible, quizá nunca iba a encontrar una nueva pluma para escribir, tal vez ya no lo deseaba más, porque la bonhomía de las personas comenzaba a ponerse en duda, mientras mas páginas se manchaban con sangre.
¿Es tan efímero e inconmensurable el dolor de perder a un alma gemela?.
Pero la parte triste de su crecer, significó notar que su alma gemela murió sin conocer la llegada de una pequeña carta en su vida, una que cambió todo.
Suspiró con fuerza tomando la mochila del suelo, ya se había encargado de traspasar su pequeño manzano al gran invernadero, de regalar su ropa y todos los muebles estaban limpios y cubiertos con una tela blanca.
La vela estaba por consumirse, lo que significaba que su pequeño atraco debía terminar allí.
Solo veía una opción en su enredada novela, correr.
Por eso, tocó la puerta de su casera con un nudo en la garganta y mejillas sucias.
Le dio las llaves y el sobre con la renta de ese mes, sin decir nada, porque las palabras habían dejado de hilarse en su garganta antes de salir.
Quizá esa fue la parte que Yuki arrastró con él hacia el vacío de lo desconocido.
-¿Y esto?- al ver entre sus manos la caja con pinturas de la que se había quejado con elegancia, se preocupó.
>>¿Acaso estás?... Cielo este es tu hogar.
Por primera vez la palabra hogar dolió como una punzada en sus costillas, un puñetazo directo a su pecho.
Se sintió acribillada, porque su hogar ya no era tangible como solía ser, quizá no existía, y no volvería a existir nunca más.
La abrazó con fuerza, dejando su alma en un lugar al que pocas veces sintió cercano, porque deseó sentirse identificada con la frase.
Usó todas sus fuerzas para poner en acciones aquello que las palabras dejaban de poder explicar, porque no quería sentir que se iba sin un adiós correspondiente.
La abrazó con fuerza, dejando escapar un quejido, tenía tanto que hacer y el amanecer apenas daba sus primeros aleteos de vida.
Embarró su vestido y se preguntó si su corazón se había roto de esa manera cuando perdió a su hijo, para la mujer fue un sentimiento cobarde, estaba perdiendo nuevamente a un niño, cuando Amaya saltó lejos de su puerta.
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No eres un heroe
FanfictionVivir sin recuerdos es un arte, recuperarlos, caótico. Amaya encontró algo mucho más caótico que sus recuerdos, encontró a un chico que se temía a sí mismo.