Lo que nos define.

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Me acostumbré bastante rápido
al ritmo apresurado de Rasa

Donde se me exigió desde el nacimiento del sol, hasta el saludo de la luna.

Y quizá un poco más.

Por eso, acompasarme a dos chicos
de academia que entrenaban por apenas unas horas al día fue
agotador.

Mentalmente no estaba preparada
para enfrentarme al mundo adolescente.

• ────── ✾ ──────

-Invasión- murmuré.

-Incluso suena loco, ¿No?- preguntó Nomi a mi lado, estabamos hablando de lo planeado los tres, mientras comíamos- ¿Cual será el propósito?.

-Poder- aseguré, había manchado mi pijama con la barbacoa del cerdo, pero daba igual- Cualquiera que controle las aldeas ocultas tiene la superioridad en una futura guerra.

Estiré mi brazo por encima de la pierna de Yuki, tomando con los palillos un poco de arroz.

>>En realidad... La pregunta no es porqué alguien lo haría- seguí, manteniendo el arroz en el aire con los palillos- La pregunta es porqué nosotros.

-No te sigo bien- comentó la hermana metiéndose a la boca un trozo de cerdo.

Mastiqué el arroz con calma, fue Yuki quien respondió, acostado en el suelo a mi lado, me dio la razón.

-Es que somos mas fuertes desde que somos aliados- explicó, sentandose erguido, moviendo con lentitud sus manos- Traicionar la alianza hará a la aldea menos confiable... Y más débil.

Rascó su cabello con suavidad, luego, se dejó caer hacia mis piernas, exigiendo caricias.

Cedí.

>>Sunagakure no podrá resistir un nuevo encuentro militar... Esa es en parte la razón por la que nació la alianza- meneó su cabeza corriendo mi mano hasta el cabello tras su oreja, una vez pareció satisfecho, cerró los ojos con suficiencia- El padre de Temari no es estupido para estar mostrando esta incompetencia intelectual.

Asentí lentamente, apenas.

-Estoy planeando algo, pero lo último que quiero es meterlos en problemas antes de tiempo- comenté con sencillez, observando la ventana de nuestra habitación.

-Estamos contigo- me apoyó Nomi, manteniendo en sus manos el tazón con cerdo- Sin lagrimas.

Su hermano acarició mi rodilla.

-Y sin vuelta atrás.

Me dejé caer sobre la improvisada cama que habíamos hecho con sacos de dormir.

-Una chica me coqueteó hoy.

No les había contado, pero en mi misión de comprar comida aquella mañana, una chica me había dejado en claro su emoción por verme otra vez.

-¿¡Que!?- levantó la voz Nomi, casi divertida ante la situación, el otro, casi como un castigo por no haberlo dicho de inmediato, golpeó mi pierna.

No eres un heroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora