Toda la vida creí que la guerra
había podrido todo.Porque todo lo que había tocado
parecía roto, una guerra que no
nos correspondía a nosotros, los
niños, los adolescentes.Y sin embargo, ante todo lo que creía.
Había un niño, un bebé.
Que aún no estaba podrido.
✎⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝
Me levanté al instante en que comenzó a llorar, alertando a la pareja con un pequeño grito que yo vería al bebé.
Un pequeño chico de dos años al que le costaba pronunciar las cosas aún.
Pero hablaba bastante.
Me incliné en su cuna, acariciando su cabello antes de tomarlo en brazos, hablandole con tranquilidad.
-Ya estoy aquí, ¿que sucede?, ¿quieres contarme para que podamos arreglarlo?.
Poco a poco se calmó, y cuando estuvo listo, intentó explicarme, entre palabras cortadas y lagrimas vagas.
-Mamá...- lloró, ladee la cabeza, entendiendo al instante, habían olvidado despertarlo para darle un vaso de leche, seguro tenía hambre- Eche.
Meciéndolo lentamente, bajé las escaleras hasta la cocina con él, cuidando de no dejarle todo el peso de su cabeza a su propio cuello.
Me preocupaba esa parte de mi.
La que no sabía cuidar de un niño y que, sin embargo, deseaba intentarlo a toda costa, probar una vida hogareña, para autoconvencerme de que era lo que deseaba.
-Rikko habría adorado esta vida, ¿sabes pequeño?- encendí el fuego calentando la leche con cuidado- Quiero creer que ella habría amado esto.
Pero yo no lo hacía.
Me ahogaba, comenzaba a abrumarme la idea de vivir fingiendo que no pasa nada cuando un mundo de caos se desenvolvía afuera.
Me estaba carcomiendo la culpa.
Cuando la leche estaba tibia, la pasé a la mamadera intentando no derramar demasiado, dificil, teniendo en cuenta que un bebé colgaba de mi brazo.
Lo senté, y le vi tomar tranquilamente.
Llena de algo nuevo, que no podía entender, me sentí suficiente por un instante, porque yo había sido capaz de hacer eso.
La única cosa que la guerra aún no tocaba, era ese niño.
Acaricié su cabello embelesada.
>>Te habría amado.
Quizá el amor era una palabra confusa para mi todavía, quizá me faltaba mucho por entender sobre el mismo.
Pero ese niño era una forma de vida impoluta en un mundo sucio y yo deseaba mantenerlo así.
Unos pasos se hicieron presentes y cubriendo al bebé con mi cuerpo, amenazante, descubrí que era su abuelo quien nos observaba con delicadeza.
Me avergoncé por haber reaccionado de esa forma, estaba acostumbrada a no poder bajar la guardia ni un minuto.
-¿Que te hace creer que no puedes amar esta vida?.
Siempre con una mano en la silla del bebé, me alejé de él unos pasos.
-Ya no se si es mía... Un hermano que me prefería muerta, una mujer que odia a los shinobis y un padre que no es mi padre- un reclamo que sonaba como tal, estaba enojada, estaba enojada porque hacía tiempo había aprendido a volver mi tristeza ira.
-Las familias son complejas, ¿no?.
Asentí.
-No debería ser así.
Me quejé.
Porque las respuestas que quería no eran esas.
>>Nunca antes me pregunté quien era yo, porque creí que alguien tendría la respuesta- no estabamos peleando, estabamos hablando, mientras yo cuidaba al pequeño, acariciando levemente sus mejillas mientras lo veía hartarse de leche- Y resulta que no hay respuesta para algo así.
Sonrió, como la sonrisa que un viejo le da a un niño cuando este hace una pregunta que solo la experiencia puede contestar.
>>Ni siquiera se lo que quiero.
Asintió, validando mis emociones.
-Claramente no quieres ser Kazekage.
Negué.
-Es un puesto para él.
Esperaba que Gaara aprendiera a perdonarme.
-Lamento ser yo quien te lo diga pero conocerse a si mismo es un proceso arduo y largo... No todos saben quienes son todo el tiempo- explicó, tranquilo, pasando por mi lado, para encender la cocina esta vez con agua- Algunos dicen que somos lo que hacemos.
¿Sabría él quien era?
Me asusté, si eramos lo que hacíamos, entonces yo no quería ser.
Si eramos lo que hacíamos, yo era una mentirosa.
-¿Entonces como se supone que voy a dormir sabiendo que soy una asesina?.
Golpeó mi cabeza, haciendo al pequeño reir ante la payasada, parecía satisfecho, tiré de su mejilla haciendo que se quejara por el tacto sin permiso.
-No digas esas cosas delante del bebé.
Suspiró
>>No te conozco mucho, pero si yo sé algo de ti, es que eres una artista... Y una buena- siguió, como si nada, quería creerle pero era difícil, porque en el fondo, no me sentía como tal.
No era Rikko, pero tampoco estaba segura de ser Amaya.
>>La pregunta en realidad no es quien eres o quien puedes ser.
Le miré servir con elegencia el té en una taza.
-¿Cuál es entonces?.
Pasó a mi lado nuevamente, dirigiéndose a las escaleras para subir.
Con una taza de té ya preparada, me sorprendió, de todas las preguntas que pude haberme hecho, jamás había pensado en esa, nunca, ni por curiosidad, porque satisfecha no era una palabta existente en mi vocabulario.
Yo no podría haberme sentido llena si no se me permitía antes.
-¿Estas satisfecha siendo lo que eres ahora?.
Takigakure, 156 días antes
de dar la cara.
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No eres un heroe
FanfictionVivir sin recuerdos es un arte, recuperarlos, caótico. Amaya encontró algo mucho más caótico que sus recuerdos, encontró a un chico que se temía a sí mismo.