Fue impulsivo, poco ético y
seguramente muy peligroso.Pero para cuando me di cuenta
de la mitad de esas cosas, ya estaba
allí.Y él solo parecía preocupado
por su propio ser.Justo como Gaara cuando nos conocimos.
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No estaba consciente de si misma cuando decidió meterse a ese lugar.No debió, pero lo hizo.
No le importó.
Nadie la vio entrar, nadie la vio avanzar delicada y desesperadamente por los pasillos, buscándole.
Hasta que unas manos tomaron su brazo y la jalaron dentro de una de las celdas, o habitaciones, fuere lo que fuesen, dentro había una cama, un pequeño armario y un escritorio de igual tamaño, nada más.
Sacó un kunai girando con la fuerza del jalón, dejando al victimario en la pared y amenazando con el arma.
Se relajó cuando vio que era Kabuto.
El mismo cerró la puerta bajando un seguro de metal.
-¿Que crees que haces aquí?.
Amaya no estaba segura de como contestar, pero sus ojos se veían desesperados por escupir sentimientos incapaces de ser descritos.
>>Te ayudé para que me debieras un favor, no porque me importe una mierda tu vida.
-¡Ya lo se!- aseguró la de cabello blanco apretando sus dedos contra los del chico, hastiada, necesitaba escapar lo antes posible.
Pero necesitaba respuestas.
-Mirate, eres un desastre- comentó el otro, bajando la voz, si alguien los veía allí, entonces era el fin de los dos y el inicio de su infierno- ¿Te has bañado?
La otra negó.
-Yo, estaba perdida, un momento estaba allí y luego no y luego si y- tomó un momento para respirar sonoramente preocupada- No he dormido hace días.
Kabuto suspiró, tirando de ella hasta lo que parecía un pequeño baño dentro de la habitación, dentro, un lavamanos y un inodoro se hacían espacio como podían.
-Lavate.
La menor se apresuró, abrió el paso del agua y se quitó la camiseta sin dilaciones, lavó su cuello y sus brazos rapidamente, hundió su rostro en agua y cuando abrió los ojos nuevamente.
Habló.
-¿Como lo hiciste?- preguntó- ¿Como te encontraste sin conocer tu nombre siquiera?.
Antes de que el mas alto pudiese contestar, ella giró su cuello para mirarle directo a los ojos, el brillo en sus ojos lo calló al instante, era un tipo de ira que no había visto antes, ella se odiaba a si misma.
>>¡Encontré tantas cosas sobre quien se supone que soy!- aseguró, movió su mano bruscamente lanzando agua, la regresó al instante, sus ojos, solo unos segundos, se volvieron los de un niño asustado de su castigo, Kabuto la miraba con intriga- Se cual es el nombre por el que deberían llamarme y conozco a quienes deberían ser mi familia.
Volvió a hundir su rostro en el agua.
Estaba triste.
Lo sabía, conocía muy bien el sentimiento de no conocerse.
>>Se que vida debería estar viviendo.
Cuando mojó su cabello, se dio la vuelta apoyando su cadera en el lavamanos, llevando su rostro hacia arriba, con los ojos cerrados.
Enlazó sus dedos tras su nuca.
Kabuto admitió, que Amaya era hermosa.
-Pero sigues sin encajar, ¿No es así?.
La nombrada asintió.
>>Bien, hablaremos de esto, pero a cambio quiero una muestra de tu medula osea- creyó que se resistiría, porque nadie está tan desesperado por atención como para aceptar algo así.
Pero cuando ella se dio la vuelta y le apuntó su espalda, sintió lástima, se vio a si mismo, tal vez, o simplemente su lado más humano se desprendió allí.
Porque nadie está tan desesperado por atencion como para aceptar algo asi, excepto ella, ella lo aceptó sin pensar, sin vacilacion, era, sin dudas, una niña perdida.
-¿Es poco profesional de mi parte esperar que lo hagas en un sucio baño verdad?- preguntó unos segundos despues, volviendo su vista al mas alto.
>>Es que enserio necesito entender porqué no encajo.
Kabuto suspiró.
-No vas a entenderlo nunca... Ahora, ¿puedes transformarte?, ojos azules, cabello negro, largo, ropa como la mia.
Amaya juntó sus manos cumpliendo la peticion sin desconfiar, el de cabello blanco abrió la puerta y tiró de ella sin vacilar, caminando a paso veloz, una o dos personas pasaron caminando a su lado, pero ninguna se volteó a ver dos veces, era la mano derecha de Orochimaru, despues de todo.
Fue ahí cuando Amaya entró en razón.
¿Que estaba haciendo allí?, exigiendo respuestas a preguntas que no eran suyas.
Entraron a otra habitación, volvió al lugar donde había encontrado los papeles de Kimimaro, el mayor la invitó a recostarse y con su espalda hacía arriba, eso hizo.
Lo vio preparar con cuidado una jeringa, se preguntó si estaba haciendo lo correcto al confiar en él, chicos como Kabuto, tienen una mirada egoista, porque solo se preocupan por ellos mismos, Amaya lo sabia bien, porque había visto esos ojos en Gaara tiempo atras.
Admitió que lo extrañaba, quizá un poco más de lo que sería capaz de decir en voz alta, pero no importaba, porque no sabía quien era y no quería volver a Sunagakure sin saberlo.
>>Incluso si llegas a sentirte bien en algun lugar, con alguna persona, siempre habrá una pequeña vocecita esperando para recordarte al mas minimo desliz, que tu no perteneces allí- explicó, acercando la aguja a su cuerpo, sintió como traspasaba su piel delicadamente doloroso- No es algo que puedas arreglar en un día o dos, mocosa.
aguantó un quejido cuando Kabuto tiró de la parte trasera de la jeringa, algo estaba sacando, definitivamente, pero no quería preguntar para que era.
>>El punto es, que solo debes aceptarlo, y seguir viviendo, hasta que encuentres algo que ames en tu espejo.
Tras un pequeño silencio, sintió un nuevo pinchazo.
Sintió sus brazos pesados poco despues, sus ojos comenzaron a cerrarse, y poco a poco, se fue a negro.
>>Como yo y la medicina.
Otogakure, 42 días antes
de dar la cara
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No eres un heroe
FanfictionVivir sin recuerdos es un arte, recuperarlos, caótico. Amaya encontró algo mucho más caótico que sus recuerdos, encontró a un chico que se temía a sí mismo.