Siempre una traidora

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Había un mundo nuevo
¿Sabes mamá?
Por alguna razón, saber que habías
muerto fue un alivio.

Porque jamás había tenido nada asegurado y por primera vez, no había dudas, tú habías muerto.

El problema fue cuando la sensación de alivio dejó de bastarme
Cuando comencé a necesitar algo más.

Cuando noté que era una
adolescente imprudente.

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-¿No es un amanecer hermoso el de hoy?- pregunté, sentada en el suelo, junto a una tumba, no había entrenado casi nada, me conformé con aquello que Baki me había obligado a hacer.

Y esa mañana, comenzaba la invasión.

No quería formar parte de eso, pero no importaba, me negaba a mirar a la cara a cualquiera, solo porque no podía.

>>Espero que fueras buena pintando, me gustaría haber sacado eso de ti.

Murmuré.

Deseaba tanto saber que había algo de mi que hubiese sido suyo también.

-Es tarde- su voz, inconfundible, un cuchillo atravesó mi corazón.

-Me importa una mierda- contesté enojada- Estoy hablando con una tumba, por si no lo has notado.

Cuando su mano se apoyó en mi cabeza, me moví bruscamente, levantándome del suelo.

>>Déjame tranquila.

-Conseguí esto para ti- de su bolsillo, sacó una fotografía, mi madre, sonriente, saludando a la cámara con alegría, las raices de su cabello eran blancas, nacientes, asumí que teñía su cabello por comodidad- Llevas un mes ignorando a todos.

-Me da igual- murmuré, sin atreverme a recibir la foto, pero pude ver que había alguien a su lado- No lo entiendes y no espero que lo hagas... ¡Yo te confié mi vida!, ¡Y la usaste en mi contra!.

Suspiró frustrado.

>>¡Ni siquiera te paraste a pensar que podrías haberte negado!- grité, notando que estaba, de hecho, profanando un lugar sagrado- ¿Cuantas veces antes me dieron esperanzas que acabaron siendo falsas para probar mi lealtad?.

Caí de rodillas, me incliné ante él y con mis manos frente a mi cabeza, me ensucié con tierra.

Le dejé ver como había sido todo el tiempo, como se había sentido cada vez que se me daba una misión, cada segundo de cada reunión, cada entrenamiento al que Rasa asistía para decidir si seguía siendo de su interés.

>>Lamento no haber sido suficientes para usted, mi señor.

Me levanté, arrebatandole la foto en el proceso, golpeando la misma contra su pecho cuando pasé por su lado.

>>Voy a terminar esta misión, voy a recibir mi paga, y me voy de Sunagakure aunque me muera en una tormenta de arena.

No estaba pensando tranquilamente porque me negaba a sentir demasiado, me negaba a enfrentar cualquier tipo de resentimiento ante la traición, no había traición donde no había confianza.

No había traición donde no había amistad y el sentimiento hogareño que me habían regalado era solo una fantasía mía, no era recíproco, no podía haber existido una traición si yo dejaba de sentir hacia ellos.

No eres un heroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora