Su ascenso a Kazekage se hizo
noticia, y yo envié mis
felicitaciones con un ramo de flores
anónimo.No podía dejarles saber
que estaba al tanto de la situación
ni mucho menos que Baki le había
informado al consejo en donde me encontraba.Una parte de mi quería volver.
La otra, deseaba ser Rikko.
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-¿Trajiste las frutas que te pedí?.
Kara me amenazó con un cucharon de palo, no nos llevabamos mal, aún sentía su resentimiento recorrer mi espalda cada vez que nos veíamos de frente, pero lo dejabamos pasar.
Ella debía entender que no todos estaban en las tropas por gusto, y yo aún debía acomodarme a la idea de que las guerras asesinaban inocentes y creaban rencor.
-Claro que si, ¿por quien me tomas?.
Dejé la cesta en la mesa y permití escapar mi cansancio en un soplido.
-Que bueno, porque Ichiro trae noticias de su viaje- ¿significaba eso que había regresado ya?.
Me abalancé sobre la puerta para encontrar a padre e hijo hablando entre risas, contando una enorme lista en un papel, ninguno volteó a verme.
Kara me extendió un pergamino con decoraciones plateadas.
Casi como si estuviese contándome un secreto, me explicó que iríamos a la aldea oculta entre la hierba, porque allí estaba el resto de familia, no era un viaje muy largo, pero lo habían planeado para celebrarme.
Porque Rikko había vuelto.
Cuando volví mi vista hasta ellos, me sentí fuera de lugar, como si yo no encajara, porque no lo hacía.
Tomé con fuerza el pergamino.
-¿Cuando iremos?.
Pregunté.
-En tu cumpleaños, en primavera.
Me dirigí a la puerta, sin mirar atrás, completamente desconcertada.
Estaba fuera de lugar, si un hielo puede acabar con un reino entonces una gota me estaba ahogando, ¿podía el aleteo de una mariposa en la punta de mis dedos haber causado aquel huracán en mi corazón?.
Cerré dando un portazo que no quería dar.
Debía aceptar de una vez que yo no era Rikko, que tampoco era Amaya, que solo era yo, la niña perdida.
Caminé sin rumbo, corrí fuera de Takigakure, adentrandome en el bosque.
Su imagen pasó tan rápido como se fue, por mi cabeza, Gaara, mis ojos se humedecieron al instante, si había algo que sabía sobre mi, era que ese chico me importaba, más que nadie en ese momento.
Con él no necesitaba encajar.
Con Gaara no necesitaba saber quien era, ni que quería, su aura era intimidante pero, aún había algo de mi que no encajaba.
Y la pregunta resonó en mi cabeza.
¿Estaba satisfecha con lo que era?.
Cuando me quedé sin aliento de tanto correr, cuando las marcas de mis manos comenzaron a importar otra vez, me dejé caer de rodillas en la tierra, llorando, porque no sabía quien era.
Ni quien quería ser.
¿Era solo un espejismo el deseo de volver a Sunagakure y pelear por la costumbre de tener sangre entre mis manos?, ¿Era un vacío capaz de llenarse el sentimiento de estar desligada a una familia que por derecho me correspondía?.
Cuales de mis pesadillas eran reales y cuantas importantes, eran preguntas que siempre se sometian en mi cabeza, una y otra vez, cuando el ruido del agua no era tan fuerte como debía, cuando las voces de las personas a mi alrededor no alcanzaban para cubrir mis pensamientos, cuando no había ordenes que seguir, entonces volvían.
Como pequeños espasmos, involuntarios.
¿Y si nunca te apreció?.
Nunca vas a encontrarte.
No perteneces aquí.
Y en momentos como esos, ganaban.
Yo los dejaba ganar, mordiéndome los labios hasta hacerlos sangrar, apretando mis puños hasta que mis nudillos se enblanquecieran, nada importaba hasta que algo pequeño explotaba y parecía el fin del mundo.
¿No es así como los locos piensan?.
¿No es el aleteo de una mariposa suficientemente fuerta para hacer un huracán del otro lado del mundo?.
No eres Amaya.
Enterré mis manos en la tierra, casi rompiendo mis uñas, encorvé la espalda con un quejido, deseando desaparecer.
No eres Rikko.
Negué para mi, golpeando el piso repetidas veces.
Luego, de golpe, me dejé caer de brazos abiertos hacia atrás, viendo el cielo.
No es suficiente.
No estaba satisfecha siendo ninguna de las dos, no estaba satisfecha siendo ambas, no estaba lista para decidir.
No estaba lista para admitir que no me conocía ahora que deseaba conocerme desde cero.
Bosque de Konohagakure
97 días antes de dar la cara.
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No eres un heroe
FanfictionVivir sin recuerdos es un arte, recuperarlos, caótico. Amaya encontró algo mucho más caótico que sus recuerdos, encontró a un chico que se temía a sí mismo.