No eres un heroe

Esperó

Sabiendo que Gaara no era invencible,
siempre esperé que nadie pudiese hacerle
tanto daño, tampoco esperaba que él
pusiera por delante a la aldea.

Pero lo hizo.

Dio su vida por una causa mas grande

Como tú, Suyen.

❖ ◦ ❁ ◦ ❖

Esperó.

Esperaron, sin saber que hacer, sin estar seguros de como ayudar.

Hasta que el desierto cerró su boca y el silencio los consumió.

-¡Gaara!- alargó el grito, lo vio caer, intentó llegar para atraparlo, fue detenida.

Los atacantes se estaban llevando al Quinto Kazekage.

Es por eso, que Amaya no podía dejar de correr, deseó haberle dicho a Chiyo eso, que la razón de no mantenerse quieta, era eso mismo, el miedo, porque no pudo evitar pensar, que en la soledad de aquel puesto, donde no habría sido capaz de dormir.

Ella podría haberlos visto llegar.

¿Como pasó?.

>>Se lo llevan- apenas tocó el hombro de Kankuro, antes de repasar sus ojos por el resto de shinobis- No puedo dejarlo.

Y saltó, sabiendo que no llevaba ropa adecuada, sin shurikens.

No podía dejarlo ir así.

Kankuro le siguió el paso.

Amaya llegó primero, encontrando la sangre desparramada de sus compañeros shinobis, de aquellos centinelas.

Destrozados.

Intentó frenar y por la inercia, al no llevar calzado adecuado, resbaló, cayendo sentada en el suelo, sorprendida por la masacre que una sola persona debió causar.

¿Como pasó?.

Debió haber seguido corriendo, ella los habría visto llegar, habría podido hacer algo, quizá alertar a Gaara, al menos detenerlos por un tiempo, haber preparado a los shinobis para su llegada.

Algo, debía haber algo que ella podría haber hecho.

-¿¡Como pasó esto!?.

Kankuro la levantó, ya estaban muertos, no había nada que hacer, Gaara por otro lado, podía seguir vivo.

Intentó seguir avanzando, se detuvo cuando uno de los hombres le estiró la mano.

Yuki, el flash fue casi imperceptible en sus recuerdos, apenas un pantallazo de algo que se dispersó en el viento, él no dejaría a nadie atrás.

Uno de los hombres intentó levantarlo, y todos lo vieron.

-¡Atrás!- gritó.

Lo soltó, sabiendo que estallaría, Kankuro ya estaba fuera pero el resto de hombres seguía con ella.

Tan rápido como pudo, empujó al pequeño escuadron dentro de la aldea expulsando chakra de su cuerpo, las rocas caerían sobre ella.

Kankuro la retuvo en su marioneta, y por apenas segundos, se miraron mientras escuchaban las rocas caer.