Fue toda una sorpresa
quizá la vida es justo lo que dicen
una caja de sorpresasPero por primera vez
Realmente encontré algo que
la guerra no había tocado aún.Yo encontré a tu nieto mamá,
a mi sobrino, y a mi familia.✎⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝⸝
Bajó la capucha con actitud, sabiendo que de no hacerlo, parecería demasiado hostil entre civiles, ya había sido escoltada hasta el lider de la aldea y tras explicarle y rogarle, le había permitido la entrada, confiando en ella.
Estaba gradecida por ello, pero ahora, tomaba un té helado, mirando impaciente la tienda Nakamura, sin atreverse a entrar, llevaba ya dos días allí, durmiendo en la pequeña habitación de hospedaje que el mismo lider le había insistido en considerar.
Porque no sentía la fuerza para enfrentar a su pasado, habían respuestas que ellos podían darle y que quizá no encontraría en ningún otro lugar.
-Es la tercera vez hoy damita- una mujer se acercó a ella, llevaba una bandeja entre las manos.
Amaya se sonrojó, incapaz de ocultar su verguenza al ser descubierta.
>>¿No estas planeando un robo en la tienda Nakamura o si?.
Sonrió nerviosa.
-¿Soy tan obvia?- preguntó esperando que aquello calmara el ambiente.
La chica le indicó algo a un niño con la mano, antes de sentarse frente a ella.
-No eres de por aquí, ¿me equivoco acaso damita?- por alguna razón, su voz le recordaba a Temari, imponía respeto- No se ven a muchos ninjas de la arena por aquí.
Apuntó a su banda con el dedo indice, notó apenas que tenía tatuajes en sus brazos, también quería hacerse un par ahora que lo pensaba, algo para no olvidar quien había sido Amaya antes de Rikko y viceversa, para no perder sentido entre ambos mundos.
Vio salir al hombre joven de la puerta con una sonrisa enorme, a su lado, un niño se colgaba a su mano para caminar.
>>¿Acaso tienes que robarte a ese niño y no la tienda?- preguntó con un obvio rechazo hacia la chica, supuso que se debía a su estado como shinobi activo.
-Escucha bien, no te di permiso de sentarte conmigo y sin embargo solo te comportas irrespetuosamente con alguien que te ha tratado con respeto desde el primer momento- indicó golpeteando la mesa, volviendo lentamente los ojos hasta ella, olvidando porqué estaba allí durante solo un minuto- Deberías tenerle un poco más de respeto a las personas que entregan su vida para que puedas vivir la tuya... Y si realmente te preocupa lo que hago aquí, deberías avisar como buena aldeana.
Mostró la katana con superioridad, dejándole en la mesa con delicadeza, porque Shoganai no merecía nada menos que eso.
Moviendo hasta ella el arma mientras se levantaba solo un poco, acercando el cuerpo al contrario por encima de la mesa.
>>Porque sabes que no me ganarías.
Tras unos segundos, la mujer sonrió con suficiencia, dejando su espalda caer hasta el respaldo de la silla, soltó un pequeño suspiro.
No había notado el brillo en sus ojos hasta ese momento, pero era justo como la mirada que alguien que sabe quien es, tiene, y le intimidó solo con eso, la mano de la menor tembló apenas antes de guardar a Shoganai con rapidez, se dejó caer también.
-¿Así que tu eres Rikko?- preguntó, haciendo que Amaya se atorase con el té, escupiendo entre tosidos por la sorpresa de su pregunta- ¿Y porque aún no entras?.
-Entonces es cierto que entre vendedores se conocen.
Negó.
-Es que tengo un estrecho lazo con la familia Nakamura.
Asintió.
Golpeteó nuevamente la mesa.
-¿Nunca has tenido miedo de algo que puede cambiarlo todo?.
Negó sonriente, tomando el vaso para colocarlo en la bandeja, levantandose sin cuidado de mover algo.
Creyó por un momento que se iría sin más, en cambio, la mujer volteó para mirarle sin descaro.
Sonrió mostrando los dientes con picardía.
-¿No puede un hielo acabar con un reino?
Takigakure, 384 días antes
de dar la cara.Acaba de terminar el acto I, por tanto, viene un acto II, para ayudar a contar lo que sucede en el tiempo muerto, haré estos pequeños cortos durante el "descanso" que iba a darme con el fanfic, gracias por llegar hasta aquí y si ven una falla en mi ortografía no duden en resaltarla porfavor c:
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No eres un heroe
FanfictionVivir sin recuerdos es un arte, recuperarlos, caótico. Amaya encontró algo mucho más caótico que sus recuerdos, encontró a un chico que se temía a sí mismo.