Δεκατέσσερα

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23 de Octubre, 9531 a. C..


Por fin han llegado noticias. La reina de Kiza ha accedido a acoger a NamJoon. El mensajero llegó ayer con las noticias de que Boraxis regresaba para acompañar a NamJoon hasta el que sería su refugio. Debería llegar en cuestión de tres días.
Aliviada, he planeado contárselo a NamJoon durante la fiesta sorpresa que estoy preparando para celebrar el aniversario de su nacimiento.
Mi hermano estará a salvo. Para siempre.

Hemos pasado una alegre mañana en la huerta, riéndonos y probando las mejores frutas seleccionadas por el hortelano. La huerta está preciosa. Es un remanso de paz. Sus hojas relucen con un verde intenso salpicado por el tono amarillo de las manzanas cuyo sabor es dulce y sabroso. Incluso la antigua cerca de piedra transmite una sensación de sosiego gracias a las enredaderas en flor.
No es de extrañar que de todo el palacio sea el lugar preferido de NamJoon. Esta mañana soplaba una brisa cálida y me habría pasado horas y horas observando a mi hermano disfrutar con algo tan simple como el roce del sol en la piel. O la caricia de la hierba en la planta de los pies.
Por supuesto, su vida ha carecido de ambas cosas. Ojalá pudiera cambiarla. Darle otra mejor. La vida que se merece. Una vida en la que nadie le haga daño por cosas que se escapan a su control. Una vida en la que la gente vea en él la misma belleza que yo y alcance a apreciar el alma tan hermosa que posee.

Me quedé de piedra al reparar en el enorme cambio que ha sufrido durante estos meses mientras lo observaba oler una manzana que arrojó a la cesta donde las iba recolectando.
Por primera vez vi a un muchacho de diecisiete años y no a un anciano cínico del que habían abusado. Había aprendido a confiar en mí. A confiar en el hecho de que estaba a salvo. De que nadie le tenía miedo ni intentaba seducirlo. Podía ser él mismo sin tener que ser servicial y sin temor a que alguien intentara abrazarlo o hacerle daño. Y recé para que encontrase la misma paz en Kiza.

El dolor me abruma cada vez que pienso en su vida en la Atlántida. ¿Cómo ha podido tratarlo nuestro tío de esa manera? Todavía recuerdo a mi hermano encadenado. Recuerdo el enorme vacío de su mirada la primera vez que nuestros ojos se encontraron, cuando no sabía quién era yo.
Quién era él.
Tal vez le haya fallado antes, pero me he jurado que no volveré a hacerlo.

En el palacio de verano ha descubierto lo que son la paz y la felicidad. Haré todo lo que esté en mi mano para mantenerlo alejado de un mundo que ni lo entiende ni soporta su presencia.
Me recordó a un pajarillo buscando alimento mientras lo veía recoger manzanas de árbol en árbol. Es guapísimo. En el fondo de mi corazón sé que es el gemelo de Estigio, pero mientras lo observaba, las diferencias entre ellos me dejaron sin aliento.
NamJoon se mueve con muchísima más elegancia. Con agilidad. Es más delgado, su pelo es un poco más dorado y sus músculos están más definidos. Su piel es más suave.
Y sus ojos…
Son hechizantes y aterradores a la vez.

Nada más terminar, me llevó su tesoro y lo dejó a mis pies para que eligiera qué manzanas quería comerme. Siempre es así de considerado. Siempre piensa en los demás antes que en él mismo.

—¿Crees que padre vendrá pronto a visitarnos? —me preguntó cuando se tendió a mi lado y observó cómo me comía una manzana.

Supe que estaba poniéndome a prueba para ver si le mentía. Sus turbulentos ojos plateados resultan muy inquietantes cuando me miran con esa expresión tan penetrante. Con razón nuestro tío lo golpeaba por mirar a la gente. Verse bajo semejante escrutinio desconcierta, incluso asusta.
Sin embargo, no se merece que lo golpeen por algo que no puede evitar.

—Creo que tú y yo deberíamos hacer un viajecito para visitar a una reina.

Desvió la mirada, decepcionado, mientras jugaba con su manzana.
Dispuesta a tranquilizarlo y hacer que se sintiera bien, extendí el brazo para apartarle un mechón de pelo dorado de los ojos.

◆☆🏛남준: 최초의 다크 헌터🏛☆◆[𝙰𝚍𝚊𝚙t] →❁𝓝𝓪𝓶𝓙𝓸𝓸𝓷❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora