스물 하나

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14 de octubre, 9527 a. C..


NamJoon se paseaba de un lado para otro de su dormitorio, impaciente porque Artemisa apareciera y así poder sorprenderla con su recién adquirido papel. La mañana había sido muy interesante, ya que había descubierto muchas cosas sobre sí mismo. Podía mover objetos con el pensamiento. Al igual que Artemisa, podía teletransportarse de un lado a otro. Cierto que su madre le había dicho que no debía utilizar esos poderes, pero la verdad era que no podía resistirse. En realidad los poderes parecían controlarlo a él y no al contrario.
Todavía seguía escuchando en su cabeza las voces de la gente que lo rodeaba y de otras que se encontraban en tierras lejanas. En ocasiones hablaban tan alto que el dolor lo postraba de rodillas. Escuchaba todos y cada uno de los pensamientos. El mundo entero estaba desnudo ante él.
Su único remanso de paz era Apolodoro, cuyos deseos eran muy sencillos. Comer, dormir, que lo abrazaran y que lo quisieran. Era tal el consuelo que encontraba al abrazarlo que el simple gesto acallaba todas las voces que gritaban en su cabeza y le permitía recuperar el control.

—¿NamJoon?

Se volvió para ver a su hermana, que había entrado en tromba en su habitación con Apolodoro en brazos.

«Apolo es un imbécil. Estoy harta de ser su juguete y su comida. Cree que mi único objetivo en la vida es ir corriendo a su lado en cuanto chasquea los dedos.»

—Tengo que irme un momento. ¿Podrías cuidar de Apolodoro? Su niñera no es capaz de tranquilizarlo y yo no puedo encargarme de él ahora mismo. —«Su padre es un cerdo egoísta que me tiene por su perra en celo particular»—. Espero que no te importe.

Negó con la cabeza mientras intentaba separar lo que su hermana le decía de verdad y lo que estaba pensando. Era muy desconcertante.

—No me importa. —Agarró a Apolodoro.

«¿Mamá? Abrázame…»

Abrazó con más fuerza a su sobrino.

—Yo me quedo con él. No te preocupes.

—Gracias. —«No sé qué haría sin ti, akribos. Eres la única persona en quien puedo confiar. Los demás son unos inútiles»—. Volveré en cuanto pueda. —Le dió un beso fugaz a su hijo en la cabeza y salió corriendo de la estancia, maldiciendo a Apolo a cada paso.

NamJoon miró a su sobrino, que lo observaba con curiosidad.

—No sabía que tu madre tenía un vocabulario tan colorido.

Apolodoro se echó a reír como si entendiera lo que le estaba diciendo.

«Theios… ¿jugar?»

—Por supuesto.

Se arrodilló en el suelo y dejó a su sobrino de pie para que Apolodoro pudiera agarrarse a él mientras intentaba andar.

«Api quiere theios

Sonrió al escuchar el apodo con el que su sobrino se llamaba.

«Api quiere a su tío», acababa de decirle.

Atesoró esas palabras. Cerró los ojos e intentó imaginarse al hombre en el que se convertiría su sobrino, pero al igual que le sucedía con Ryssa, no vió nada. Era muy raro. Siempre que alguien se le acercaba, veía su futuro con claridad cristalina.
¿Por qué no sucedía lo mismo con sus allegados?

Apolodoro se cayó de culo y empezó a chuparse el pulgar.

—¿Qué quieres que hagamos mientras mamá vuelve?

◆☆🏛남준: 최초의 다크 헌터🏛☆◆[𝙰𝚍𝚊𝚙t] →❁𝓝𝓪𝓶𝓙𝓸𝓸𝓷❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora