서른

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Grecia, 7382 a. C..


NamJoon sintió una presencia a su espalda. Se volvió con el báculo dispuesto para atacar y a la espera de encontrarse con otro daimon.
No fue así.
Lo que encontró fue a Simi colgando cabeza abajo de un árbol, con las alas púrpuras, tan parecidas a las de un murciélago, plegadas a la espalda de su cuerpecito de niña. Vestía un quitón y un manto que la brisa nocturna agitaba suavemente. Sus ojos de color rojo sangre refulgían con un brillo misterioso y su larga y oscura trenza se mecía en el aire, casi rozando el suelo.
NamJoon se relajó y clavó el extremo del báculo en la hierba húmeda mientras la observaba con atención.

—¿Dónde has estado, Simi? —preguntó con brusquedad. Llevaba un buen rato llamando al demonio caronte.

—¡Uf, por aquí y por allá, akri! —le contestó con una sonrisa mientras se mecía, colgada en la rama—. ¿Es que akri ha echado de menos a Simi?

Exhaló un suspiro resignado. Le tenía cariño a Simi, pero ojalá tuviera un demonio mucho más maduro como compañero… Uno que, con tres mil años a sus espaldas, no siguiera comportándose como si tuviera cinco.
Pasarían siglos antes de que Simi alcanzara la madurez.

—¿Has entregado mi mensaje? —le preguntó.

—Sí, akri —contestó ella—, Simi lo ha entregado tal y como ordenaste, akri.

Se le erizó el vello de la nuca al escucharla. Algo en su tono de voz no acababa de gustarle.

—¿Qué has hecho, Simi?

—Simi no ha hecho nada, akri. Pero…

Esperó mientras el demonio miraba a su alrededor con gesto nervioso.

—¿Pero? —la urgió a contestar.

—A Simi le entró hambre cuando volvía.

El pánico lo dejó helado.

—¿A quién te has comido esta vez?

—No era humano, akri. Era algo con cuernos en la cabeza como los de Simi. Y había muchos, pero muchos. Todos con cuernos. Hacían un ruido muy raro, algo así como: muuu, muuu.

—¿Te refieres a las vacas? ¿Te alimentaste del ganado?

—Eso es, akri. Simi se alimentó del ganado.

¿Y entonces por qué parecía tan preocupada?

—Bueno, eso no tiene nada de malo.

—No, la verdad es que están muy buenas, akri. ¿Por qué no le habías hablado a Simi de las vacas? Asadas están muy sabrosas. A Simi le gustaron mucho. Akri tiene que conseguir muchos mumuuuuus para llevárselos a casa. Simi cree que estarían muy bien.

Pasó por alto la sugerencia y, en cambio, le preguntó:

—Pero entonces, ¿por qué estás tan preocupada?

—Porque un hombre alto con un solo ojo salió de una cueva hecho una furia y le gritó a Simi. Dijo que era muy mala por haberse comido las vacas y que tendría que pagarlas. ¿Qué significa eso, akri? ¿Qué es pagar? Simi no sabe qué es pagar.

Ojalá él pudiera decir lo mismo.

—Ese hombre tan alto, ¿era un cíclope?

—¿Qué es un cíclope?

—Un hijo de Poseidón.

—Bueno, eso fue lo que dijo. Pero no tenía cuernos, solo un cabezón calvo.

No le interesaba en lo más mínimo discutir sobre el cabezón calvo del cíclope con su demonio. Lo que necesitaba era saber cómo enmendar el estropicio que siempre causaba su voracidad.

◆☆🏛남준: 최초의 다크 헌터🏛☆◆[𝙰𝚍𝚊𝚙t] →❁𝓝𝓪𝓶𝓙𝓸𝓸𝓷❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora