🏛Chapter 15🏛

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Satara retrocedió al ver a Aimée Peltier con la nueva mascota de Nam delante de la habitación que ambos compartían. ¡Joder! No podía tocar a esa zorra mientras la osa estuviera con ella. Ya había intentado en una ocasión violar la santidad del santuario de los katagarios y el error estuvo a punto de costarle la vida.
Savitar había dejado bien clara su postura. Los katagarios y los arcadios estaban fuera de su alcance.
Cabrón.
Claro que había aprendido de la experiencia. Lo que quería decir que tampoco podía echarle el guante al diario hasta que la osa desapareciera de su vista o hasta que le dejaran vía libre para colarse en esa habitación. Eso sin contar que dos de las sumas sacerdotisas de Apolimia andaban cerca. Solo le faltaba que una de ellas invocara los poderes de su diosa. Apolimia era una zorra letal que dejaba a Artemisa a la altura de un maní.
Tendría que esperar a que se presentara la oportunidad.

Regresó a las sombras, a la espera de que llegara el momento de atacar o a que aparecieran sus demonios, si llegaban a hacerlo, claro. Porque daban más disgustos que satisfacciones. A diferencia de los daimons, los demonios tenían complejo de superioridad y detestaban seguir órdenes a menos que fuera estrictamente necesario.
Claro que tenían su utilidad. Si violaban las leyes del santuario, bueno… ¿a quién le importaba si morían?
Aunque se le ocurrió otra idea mejor…
La tía Artie sería su mejor aliada en esas circunstancias. Por lo menos, quitaría a NamJoon de la circulación una temporada… sobre todo si se enteraba de que había estado picando en otra flor.





______ se moría por seguir leyendo, pero cabía la posibilidad de que Aimée conociera ese idioma, de modo que se controló y devolvió el libro a la mochila para mantenerlo a salvo.
Echó un vistazo a la mesa alrededor de la cual Aimée, Justina y Katherine compartían historias de citas desastrosas.
Precisamente la peor forma de pasar el tiempo en su opinión.

—Chicas —les dijo con una sonrisa—, sin ánimo de ofender, pero estoy que me subo por las paredes. ¿No podríamos bajar al bar y hacer algo para que no me aburra como una ostra? De verdad, estoy bien. No voy a sufrir una combustión espontánea ni nada parecido. Lo prometo.

Aimée soltó una carcajada.

—Está bien, pero si bajo y los chicos me ven, me pondrán a trabajar.

Le sonrió.

—¡Ponme a trabajar a mí, por lo que más quieras! —Cualquier cosa era mejor que quedarse de brazos cruzados.

Aimée la miró con expresión recelosa.

—¿Sabes atender las mesas?

—Por supuesto. Mi familia tiene tres tiendas y dos restaurantes en Nueva York. Me hacen trabajar como una esclava cada vez que voy de visita.

Justina levantó las manos e hizo una mueca.

—Yo ni sirvo mesas, ni lavo platos, ni limpio ventanas ni hago nada que tenga que ver con los gérmenes y la saliva de los demás.

Las tres la miraron con curiosidad después de escuchar una explicación que nadie le había pedido.

—Bueno, el sexo y los besos no entran. Eso es totalmente distinto. La comida es harina de otro costal. La gente es asquerosa.

______ soltó una carcajada.

—Yo también echaré una mano —dijo Katherine—. Tina puede ser la sombra de _______ para que nadie le eche el guante mientras nosotras estamos ocupadas… Eso te mantendrá alejada de los gérmenes y a ______, a salvo de volverse loca.

Aimée miró a Katherine con cara de pocos amigos.

—Señoras, ¿es que no han visto la cantidad de músculo que hay ahí abajo? Cualquier cosa o persona que entre con malas intenciones acabará usado como mopa por mi familia. ¿Por qué creen que Nam trajo a ______?

◆☆🏛남준: 최초의 다크 헌터🏛☆◆[𝙰𝚍𝚊𝚙t] →❁𝓝𝓪𝓶𝓙𝓸𝓸𝓷❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora