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26 de enero, 9528 a. C..



Habían pasado casi dos semanas desde la última vez que NamJoon vió a Artemisa y su abatimiento aumentaba con el paso de los días. La diosa se negaba a responderle.
Ya ni siquiera le apetecía asistir a las representaciones teatrales. Nada aliviaba el dolor que sentía en su interior al no poder estar con ella. Lo único que quería era volver a verla.

Echó la cabeza hacia atrás y apuró el vino de la botella de la que había estado bebiendo. Enfadado y herido, la tiró por encima de la balaustrada para que se estrellara en las rocas. Alargó el brazo para agarrar otra botella e intentó quitarle el tapón. Sin embargo, estaba demasiado borracho.

—¿NamJoon?

La voz que llevaba tantos días anhelando escuchar lo dejó petrificado.

—¿Artie?

Intentó levantarse, pero acabó en el suelo. Levantó la cabeza y la vió en las sombras de su dormitorio.
Cuando se acercó a él, se percató de que estaba muy pálida y demacrada. Tenía el ojo izquierdo hinchado y la marca de un guantazo en la mejilla.

La furia se apoderó de él.

—¿¡Quién te ha pegado!?

Artemisa retrocedió, asustada por el hombre que tenía delante. Nunca había visto a NamJoon borracho, pero cuando Apolo bebía, se volvía violento.

—Volveré…

—No —la interrumpió él en voz baja y ronca—. Por favor, no te vayas. —Le tendió la mano.

Su primer impulso fue salir corriendo, pero tragó saliva y se recordó que era una diosa. NamJoon era un humano y por tanto no podría hacerle daño. Cuando extendió el brazo despacio para aceptar su mano, le temblaban las piernas a causa de la incertidumbre.
NamJoon se llevó su mano a la mejilla y cerró los ojos como si ya pudiera morirse después de ese momento, como si tocarla fuera lo más maravilloso que pudiera imaginar. Giró la cabeza para enterrar la nariz en la palma de su mano e inspiró hondo.

—Te he echado tanto de menos…

Ella también. Todos los días se había jurado no volver a buscarlo, pero lo que había pasado…
Después del ataque de Apolo, necesitaba que la abrazara alguien que no pudiera hacerle daño.

—Tienes un aspecto horrible —le dijo al percatarse de la áspera barba que se había dejado crecer—. Y hueles mal.

Sus críticas le arrancaron una carcajada.

—Tú tienes la culpa de que esté así.

—¿Por qué?

—Porque creí que te había perdido.

La angustiosa confesión le llegó tan adentro que sintió los ojos llenos de lágrimas. Se postró de rodillas mientras lo negaba con la cabeza.
Antes de que pudiera hablar, él le susurró al oído:

—Te quiero, Artie.

Sus palabras la dejaron sin aliento.

—¿Qué has dicho?

—Que te quiero. —Se acercó a ella y le echó los brazos al cuello justo antes de que cayera al suelo, inconsciente.

Artemisa se sentó y lo sostuvo sobre su regazo mientras sus palabras resonaban en su alma. NamJoon la quería…

Miró ese rostro que a pesar del desaliño seguía siendo increíblemente apuesto. La quería. Eso hizo que llorara como no lo hacía desde que era una niña. Detestaba que tuviera ese tipo de poder sobre ella. Detestaba que sus palabras significaran tanto cuando en realidad no deberían importarle.
Pero la verdad era la verdad y no podía negarla.

◆☆🏛남준: 최초의 다크 헌터🏛☆◆[𝙰𝚍𝚊𝚙t] →❁𝓝𝓪𝓶𝓙𝓸𝓸𝓷❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora