◆☆🏛남준: 최초의 다크 헌터🏛☆◆[𝙰𝚍𝚊𝚙t] →❁𝓝𝓪𝓶𝓙𝓸𝓸𝓷❁

Δέκα

15 de Junio, 9531 a. C..

El tiempo ha pasado volando mientras observaba cómo NamJoon pasaba de ser un muchacho tímido y asustado a convertirse en un hombre seguro y capaz de expresar sus opiniones. Ya no se sobresalta ni agacha la cabeza. Cuando le hablo, me mira a los ojos. Su transformación ha sido lo más hermoso que he visto en la vida.
No sé si he sido la artífice de dicha transformación o ha sido Mengana quien por fin le ha llegado al corazón y ha conseguido sacar ese lado de su personalidad. Mi hermano y la niña son uña y carne.
Hoy estábamos en la cocina mientras Petra cocinaba y los he observado un rato desde la puerta.

—Tienes que amasar el pan así. —Mengana estaba amasando con sus manitas, arrodillada en un taburete alto para llegar bien a la mesa—. Imagínate que es alguien que no me cae bien —le dijo intentando que fuera un susurro como si le estuviera contando un secreto, aunque la escuchamos todos.

NamJoon la miraba con cariño.

—No creo que haya alguien que no te caiga bien.

—Bueno, a mí no, pero seguro que hay alguien que a ti no te cae bien.

Alcancé a ver el tormento que ensombreció sus ojos antes de que apartara la mirada. Me pregunté quién estaría a la cabeza de su lista.
¿Nuestro padre o nuestro tío?

—Necesitamos más leche.

NamJoon se la pasó.

Petra les echó una mirada, sonrió y meneó la cabeza al ver que Mengana añadía mucha más sal de la necesaria.
Mengana se limpió los mocos con el dorso de una mano antes de seguir amasando. Di un respingo y me dije que no debía comer nada de lo que cocinaran ese día, aunque NamJoon no sería tan quisquilloso. Hace unos días lo vi probar un pastel de barro para que Mengana estuviera contenta.

—Ahora tenemos que cortar la masa en hogazas. Que sean pequeñitas, porque son las que más me gustan.

NamJoon obedeció sin rechistar.
El perro empezó a ladrar.

—¡Calla! —le ordenó Mengana al tiempo que separaba un trozo de la masa y se la daba a NamJoon para que pudiera darle forma—. Estamos trabajando.

El perro empezó a brincar y golpeó el taburete de Mengana. NamJoon la abrazó al mismo tiempo que el perro le golpeaba la pierna, haciendo que él también perdiera el equilibrio. En un abrir y cerrar de ojos, estaban los dos en el suelo, NamJoon debajo y Mengana contra su pecho. El perro siguió ladrando y dando brincos a su alrededor, hasta que golpeó la mesa.
El cuenco con la harina que habían estado usando cayó por el borde de la mesa, sobre ellos. Me tapé la boca mientras los miraba allí tendidos, cubiertos de harina, leche y la masa del pan. Solo se libraron sus ojos, abiertos de par en par.

Mengana soltó una carcajada y para mi más absoluto asombro NamJoon la imitó.
Su sonido, junto con esa sonrisa sincera, me sorprendió. Era guapísimo cuando sonreía… aunque estuviera cubierto de masa y harina.
Le brillaban los ojos mientras se quitaba la harina de la cara y ayudaba a Mengana a limpiarse las mejillas.
Petra resopló disgustada al tiempo que echaba al perro de la cocina.

—Parecen dos fantasmas que quieren matarme antes de tiempo. ¡Qué desastre!

—Ahora lo limpiamos, Petra, lo prometo —dijo NamJoon, que ayudó a Mengana a ponerse en pie—. ¿Te has hecho daño?

Mengana negó con la cabeza.

—Pero creo que nuestro pan se ha estropeado.

Su voz era muy seria.

—Es verdad. Pero podemos hacer más.

—Pero no estará tan bueno.

Contuve una carcajada. Sí, era cierto, porque los mocos de Mengana eran el condimento indispensable para un buen pan. Sin ellos, estaba convencida de que la siguiente hornada no tendría ni punto de comparación. No obstante, me reservé el comentario mientras NamJoon consolaba a la pequeña.
Se la llevó al exterior para sacudirse la harina de la ropa y del pelo mientras Petra empezaba a limpiar la cocina. Al poco tiempo, regresaron para ayudarla.
Me quedé asombrada al ver que un príncipe fuera tan considerado. Claro que NamJoon siempre estaba dispuesto a ayudar a Petra en la cocina. Así era él.
Además, consentía a Mengana como un paciente hermano mayor.