스물

22 6 0
                                    

12 de octubre, 9527 a. C..

NamJoon estaba sentado en la balaustrada de su terraza, borracho en la oscuridad y con la vista clavada en la fastuosa apariencia de los invitados que iban llegando para asistir a la fiesta de cumpleaños. Estaba apoyado en la pared, pero había dejado las piernas colgando, ajeno al peligro. A esas alturas no estaba seguro de la cantidad de vino que había tomado.
Por desgracia, no la suficiente como para matarlo. Aunque si tenía suerte, tal vez se cayera y acabara estrellándose contra las rocas donde encontraría una muerte espantosa.
Eso sí que jodería por completo la fiesta de su hermano. Por primera vez desde hacía días, soltó una carcajada al imaginar que Estigio caía fulminado al suelo delante de todos los aristócratas y dignatarios.
Se lo tendrían bien merecido.

-¡También es mi cumpleaños! -gritó a sabiendas de que nadie podría oírlo.
Y, aunque lo hicieran, le daba igual.

Giró la cabeza e hizo una mueca de dolor alsentir una repentina punzada. Detestaba la capacidad de Artemisa para angustiarlo. Normalmente era capaz de eludir la crueldad de los demás, pero la diosa conseguía siempre darle donde más le dolía.
Y, como a todos los demás, le importaba muy poco el sufrimiento que le provocaba.
Aunque en realidad debería estar agradecido. En esa ocasión no estaba celebrando el aniversario de su nacimiento encerrado en una celda...
Ni en un prostíbulo.
Eso sí, seguía solo. Como siempre. Aunque estuviera rodeado de gente, estaba solo.
Y estaba cansado. Nadie lo quería. El único motivo de que su «familia» lo tolerase era evitar la muerte de Estigio.

-Ya no aguanto más.

Aunque solo tenía veintiún años, estaba tan cansado como un anciano. Su experiencia superaba con creces la de una persona de su edad y ya no quería seguir sufriendo. Ya no quería seguir solo.
Había llegado el momento de acabar con todo.
Las voces de su cabeza eran mucho más fuertes. Lo animaban a volver a casa...
Se puso de pie en la balaustrada. El viento lo azotó desde abajo y le levantó el pelo mientras contemplaba el mar oscuro que lo tentaba como un amante. Soltó el cáliz y lo observó caer al vacío hasta que desapareció de su vista.
Un paso.
Y adiós al dolor.
Todo acabaría.

-Ha llegado el momento -musitó.

No había nadie que lo detuviera. Ryssa no podría evitarlo. Su padre no podría atarlo para prevenirlo. Estes no llamaría a ningún médico.

«La libertad», se dijo.

Cerró los ojos, se inclinó hacia delante y se dejó caer.
El miedo y el alivio lo inundaron mientras descendía. En unos instantes habría logrado la paz que llevaba ansiando durante tanto tiempo.
De repente, notó un fuerte golpe en el estómago. Jadeó y abrió los ojos por puro reflejo.
En lugar de caer, estaba subiendo y alejándose del mar. El sonido de las olas al romper en las rocas quedaba mitigado por el batir de unas gigantescas alas. Se giró y vió al demonio que lo aferraba. Tal como había predicho el Oráculo.

-¡Suéltame! -gritó mientras forcejeaba para liberarse.

No lo hizo. No hasta que lo dejó de nuevo en la terraza, donde estaba antes.
Retrocedió cuando el demonio se colocó en la balaustrada sin quitarle la vista de encima. Tenía una larga melena negra y su cuerpo estaba cubierto por vetas blancas y rojas. Le brillaban los ojos en la oscuridad. Sus iris eran blancos y estaban rodeados por sendos círculos rojos. Al igual que el pelo, sus alas y sus cuernos eran negros.

-¿Qué estás haciendo? -le preguntó NamJoon con voz ponzoñosa.

-Akri debería tener más cuidado -susurró la criatura con voz amable-. Si Xiamara hubiera tardado un poco más en aparecer, habrías muerto.

-Quiero morir.

La vió ladear la cabeza y el gesto le recordó a un pájaro.

-¿Por qué, akri? -El demonio echó un vistazo por encima del hombro hacia el lugar donde se congregaban los invitados según llegaban-. Mucha gente ha venido a celebrar tu nacimiento humano.

◆☆🏛남준: 최초의 다크 헌터🏛☆◆[𝙰𝚍𝚊𝚙t] →❁𝓝𝓪𝓶𝓙𝓸𝓸𝓷❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora