스물 둘

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14 de octubre, 9527 a. C..


NamJoon recorrió el centro de la ciudad mientras el poder de la vida corría por sus venas. Tenía la sensación de formar parte del universo por primera vez. Los colores eran más intensos. Los sonidos… Escuchaba los latidos de los corazones de la gente, oía la sangre correr por sus venas. Sabía los nombres de las personas solo con cruzarse con ellas. Descubría su pasado, su presente y su futuro.
Nada le estaba vetado. Sentía el poder de los milenios. Se sentía invencible.

«Mmm… Me encantaría disfrutar de él un ratito.»

Se volvió hacia la mujer cuyos pensamientos acababa de escuchar. Ella apartó la mirada de inmediato, como si su desvergüenza la abochornara.

Se detuvo de repente al caer en la cuenta de algo.
Desde que sus poderes se habían liberado, la gente no lo asaltaba como antes. Se dispuso a comprobar su teoría, porque si le salía mal, podía alejarse de ellos de inmediato con un simple pensamiento. Se bajó la capucha y notó el conocido estremecimiento que afectaba a todos aquellos que lo miraban. Sin embargo y por primera vez en su vida, todo el mundo mantuvo las distancias. Era como si pudieran sentir el poder que ostentaba y supieran de repente que no debían acercarse a él.
Sorprendido, se quitó el manto y se lo regaló a un mendigo mientras seguía caminando a cuerpo descubierto por las calles. Sin ocultarse. Así que en eso consistía la normalidad. Vivir sin miedo era increíble. Vivir sin que lo manosearan, sin que le hicieran daño.
Más contento que nunca, puso rumbo al templo de Artemisa y entró sin miedo alguno.
A esa hora estaba vacío.

Envalentonado por sus poderes, se acercó a su estatua.

—¿Qué haces aquí?

Descubrió a Artemisa entre las sombras.

—Quería verte.

—Sabes perfectamente que no debes venir aquí —le advirtió con voz amenazadora—. ¿Y si alguien te ve?

Chasqueó la lengua antes de replicar:

—¿Qué problema hay, Artie? ¿Por qué no puedo hacerle una ofrenda a la diosa? ¿Tan repulsivo te parezco?

Artemisa frunció el ceño. NamJoon tenía algo distinto ese día. Exudaba una especie de poder… como el aura de un dios, aunque sabía que era imposible.

—¿Estás borracho?

La miró con una sonrisa deslumbrante.

—Ya no me emborracho con nada.

—¿A qué te refieres?

—A nada. —Se acercó a ella como un animal salvaje que acechara a su presa. Despacio. De forma sensual. Seductora.

Artemisa quedó hechizada por la belleza de sus ágiles movimientos que exudaban un erotismo sobrenatural. Antes de que pudiera moverse, él la abrazó con fuerza y la besó en los labios.
El deseo la consumió al instante y olvidó su temor a estar con él en un lugar donde pudieran verlos. Hacía mucho que no la besaba de esa forma. Antes de darse cuenta de lo que sucedía, se encontró en su dormitorio, en el Olimpo.

«Qué raro…», se dijo. No recordaba haber utilizado sus poderes. Sin embargo, desterró ese pensamiento cuando NamJoon la agarró en brazos y la llevó a la cama. Le encantaba que lo hiciera. La hacía sentirse muy femenina.

NamJoon no sabía de dónde había surgido ese arrebato de pasión. La sensación era abrumadora y muy emocionante. No recordaba haber sentido nunca con nadie el anhelo que sentía en ese momento por estar con Artemisa. Era como si tuviera que poseerla sin pérdida de tiempo.
Como si algo lo acicateara desde lo más hondo de su ser para que la tomara y la dominara.

◆☆🏛남준: 최초의 다크 헌터🏛☆◆[𝙰𝚍𝚊𝚙t] →❁𝓝𝓪𝓶𝓙𝓸𝓸𝓷❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora