열 둘

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20 de noviembre, 9528 a. C..


NamJoon se giró en el colchón, mientras intentaba conciliar el sueño. Apolodoro estaba llorando con tanta fuerza que lo escuchaba incluso él. Llevaba horas sin parar.
Aunque tenía prohibido acercarse al bebé, no podía seguir escuchando su furioso llanto. Incapaz de seguir de brazos cruzados, se levantó y se vistió.
En silencio para que no lo descubrieran, enfiló el pasillo en dirección a los aposentos de Ryssa. Abrió la puerta y vió que su hermana estaba acompañada por la niñera, con la que se turnaba para mecer a Apolodoro.

—¿Por qué está llorando tanto? —preguntó su hermana al borde de las lágrimas.

—No lo sé, alteza. A veces los niños lloran sin motivo.

Ryssa meneó la cabeza mientras le hablaba a su hijo, que en ese momento estaba en los brazos de la sirvienta.

—Por favor, compadécete de tu madre y duérmete. Ya no lo aguanto más.

NamJoon entró con sigilo en la estancia.

—Yo lo sostendré.

La niñera se quedó blanca y le dió la espalda.

—No pasa nada, Delia. A ver si NamJoon puede calmarlo.

La mujer no parecía muy convencida, pero al final obedeció.
Cuando agarró a su sobrino, lo colocó cómodamente en sus brazos.

—Hola, pequeñín. No irás a llorar también conmigo, ¿verdad?

Apolodoro inspiró hondo como si estuviera a punto de soltar otro berrido, pero acabó abriendo los ojos. Lo miró en silencio un ratito y al final acabó dedicándole un gorgorito antes de quedarse dormido.

—Eso es un milagro —susurró Delia—. ¿Qué has hecho?

NamJoon se encogió de hombros al tiempo que cambiaba a Apolodoro de postura.

Ryssa sonrió.

—Tengo una idea. A partir de ahora,  ú serás su niñera.

Las palabras de su hermana le arrancaron una carcajada por lo ridículas que parecían.

—Vete a la cama, hermana, estás agotada.

Ella asintió y se dió media vuelta para obedecerlo. La niñera extendió los brazos para agarrar al niño. En cuanto se lo devolvió, Apolodoro se despertó y comenzó a llorar otra vez.

Ryssa dió un respingo.

—¡Por los dioses del Olimpo! Deja que NamJoon lo tenga en brazos un rato. No lo soporto más.

La sirvienta la obedeció al instante.
Apolodoro volvió a tranquilizarse en cuanto estuvo de nuevo en brazos de su tío.

—¿Dónde lo llevo? —preguntó él.

Ryssa sopesó las opciones.

—Es mejor evitar la habitación infantil. Padre y Estigio podrían ir a verlo. Creo que lo mejor es que te lo lleves a tu dormitorio. —Miró a la sirvienta—. Y tú te vas a la habitación infantil para encubrirnos en caso de que alguno de los dos aparezca.

—Sí, alteza —replicó la mujer antes de hacer una reverencia y marcharse.

Ryssa le dió unas palmaditas de agradecimiento en el brazo a NamJoon.

—Despiértame cuando tenga hambre. Voy a dormir hasta entonces.

Él le dió un beso en la mejilla.

—Descansa. Volveremos cuando te necesite. —La observó meterse en la cama y después se llevó a su sobrino a su dormitorio—. Bueno, pequeñín, parece que nos hemos quedado solos. ¿Qué te parece si nos desnudamos, nos tomamos algo y buscamos un par de muchachas?

◆☆🏛남준: 최초의 다크 헌터🏛☆◆[𝙰𝚍𝚊𝚙t] →❁𝓝𝓪𝓶𝓙𝓸𝓸𝓷❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora