La cosa favorita de Jeon JungKook era verla dormir.Se veía tan tierna y vulnerable. Su lenta y calmada respiración chocaba con la suya. Su pecho subía y bajaba despacio, frunciendo el ceño por ratos y soltando gruñidos o palabras que no lograba entender a pesar de estar muy cerca de ella. Se veía tan linda haciendo eso. Sus largas pestañas descansando sobre sus casi visibles ojeras, con los labios entreabiertos y muy besables.
Esperaba el día en el que pudiera probarlos, aplastarlos con los suyos y saborearlos como si fueran algún dulce. Y esperaba que ese día no estuviera muy lejano, pues ganas le sobraban. Y tampoco podía aprovecharse de que estuviera dormida, besarla y luego hacer como si nada hubiera pasado. JungKook se caracterizaba en ser un chico paciente, todos lo conocían así y así era, por lo que tendría la paciencia para esperar cuando la chica lo dejara hacer eso.
Y no creía que ese día estuviera muy lejos.
El reloj en la pared de la habitación de la chica marcaba las ocho en punto de un sábado por la mañana. Era una buena hora para despertar, pero Lisa se había dormido muy tarde por estar pensando y escribiendo para el día siguiente, que prácticamente sería hoy y todo para que JungKook no desapareciera. Pero, ¿cómo le explicaba Jeon que realmente no desaparecía? No se lo podía decir, porque estaría incumpliendo y rompiendo las reglas del contrato que había firmado antes de aparecer con ella.
Lo cierto era que las reglas habían sido diseñadas para romperse, ¿no? Porque, vamos, nadie las seguía.
Sintió cómo la chica se removía, observando cómo su mejilla era aplastada por la almohada, abultando una parte de sus labios y haciéndola ver demasiado y terriblemente tierna. ¿Cómo alguien podía verse tan bien aunque estuviera durmiendo? Realmente se sorprendía de la increíble y fabulosa belleza de su chica, y alejaría a cualquier otro chico que se interpusiera en su camino.
Como Kim TaeHyung.
Habían pasado cinco días desde que él lo ayudó a salir de esa extraña línea de tiempo que no era en la estaba ahora. Para su suerte, TaeHyung no había hecho nada para acercársele a Lisa, porque por lo que ha notado, es que él solo la observaba de lejos y JungKook estaba más que encantado con eso. Sin embargo, estaba un poco celoso de que ese castaño estuviera viendo a su linda pelinegra, aunque sea a la lejanía, pues no le gustaba para nada la manera en la que lo hacía.
Aún así, haría todo para que Lisa lo amara a él, así debía de ser y así iba a ser. Parecía todo un posesivo, y sabía que la chica no era ningún premio u objeto para declararlo suyo, pero, aunque no se lo pueda decir, ella era lo único que tenía y perderla no era una bonita opción.
Su mirada seguía detenida en un punto fijo que no se había dado cuenta cuando la de cabello corto había despertado.
—Buenos días, JungKookie.
JungKookie. ¿Podía un simple apodo ponerlo muy feliz? Sonrió tímidamente y la observó mientras ella se tallaba los ojos, alejando cualquier rastro de sueño. La ligera y corta pijama que estaba usando, se había levantado un poco de la parte de su blusa, dejando ver un abdomen bonito y plano con una diminuta cintura que JungKook quería agarrar. Sus manos eran grandes, por lo que con una bastaría para rodearla por completo. Tragó grueso y lento, deshaciendo cualquier cosa sucia de su mente y pasar a ser todo un caballero y bajarle la blusa hasta cubrir su blanca piel.
Sus mejillas estaban rojizas y mordía su labio inferior con nerviosismo. ¿Qué clase de novio tierno era si pensaba en esas cosas? Pero, no había pensado nada malo, ¿no? Él solamente quería agarrar su diminuta cintura, pues tampoco estaba pensando en algo más que eso.
—Buenos días, Lisa.
Imaginaba cómo sería abrazarla, teniéndola en sus brazos mientras acariciaba su pelo y besaba sus labios. Era una escena que anhelaba demasiado y esperaba con ansias, pero debía ser paciente y dejar que las cosas fueran y fluyeran con calma.
—¿Ya no me llamas por apodos bonitos?— preguntó la fémina haciendo un puchero, a lo que el castañito sonrió divertido.
—Buenos días, preciosa— corrigió.
Observó cómo las mejillas de la chica se pintaban de carmesí y cómo escondía su rostro en la almohada, la chica intentando calmar a su loco corazón que no paraba de latir desenfrenadamente. A pesar de que ella le había pedido un apodo, no se acostumbraba todavía y eso que ya llevaban tres semanas desde que lo conoció, o más bien creó. Tres semanas en donde su corazón se seguía confundiendo y no paraba de presenciar sensaciones raras y extrañas.
Todo aún seguía siendo confuso y le costaba mucho aceptar que aquellas raras y extrañas e inexplicables sensaciones se trataban de algo llamado amor. Sí, ese sentimiento que te hacía sentir extraño y feliz en la mayoría de los casos, algunas veces sentías tristeza, pero Lisa sentía temor. Tenía miedo de lo que pasaría cuando acabara la libreta, y por eso mismo encariñarse y acostumbrarse a él era difícil, más si sabía cómo iba a terminar.
Decidió alejar todo pensamiento negativo y pensar en el presente y en el chico atractivo que tenía en frente quien la miraba como ella quería que lo hiciera. Observó y repasó una vez más sus facciones rectas y muy definidas, encontrando varios lunares en esa piel perfecta y lisa que seguramente estaba muy suave. Amaba que los ojos del castañito tuvieran ese brillo, ese destello que le encantaba porque cada vez que la miraba ahí estaba. Bajó la vista y se detuvo en sus finos y rositas labios, entrándole unas inmensas ganas de besarlos.
Hey, ¿estaba mal eso? Imaginarse la situación era muy malo, pero a la vez bonito porque, si lo pensabas bien, se sentiría realmente bien ser besada por los delgaditos labios del chico. Y no estuvo muy consciente cuando soltó esas dos palabras que cambiarían su vida para siempre.
—¿P-Podrías besarme?
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Novio ficticio ➳ℓιzкσσк
Fantasía¿Cómo reaccionarías al despertar y encontrar un chico atractivo en tu cama así de la nada? Donde Lisa es una escritora en ascenso y JungKook su novio ficticio. ➳2021.07.12