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—Y... eso es toda la historia en general— relamió su roto labio—. Omití algunas partes por confidencialidad y por proteger el nombre de la persona que creó todo esto. Pero quiero que sepas que jamás quise hacerte daño; eres y serás mi único amor en la vida, porque no hay nada ni nadie que puede llenar el vacío que dejas en mí. Haz cambiado mi vida y me has hecho crecer; me enseñaste demasiadas cosas y me hiciste muy feliz.

Su rostro estaba todo demacrado y Lisa se dio cuenta del tremendo puñetazo en su mejilla izquierda y también que de su nariz un hilo finito de sangre salía. Se asustó.

—¡¿Q-Quién diablos te hizo eso?!

   JungKook se sobresaltó. No era la expresión ni respuesta que esperaba, pues había abierto su corazón una vez más hacia ella y que le respondiera así lo asustó. Sin embargo, le resultaba un poco gracioso.

   —Me caí de las escaleras— mintió porque, ¿cómo podía decirle que Yoongi fue quien lo golpeó? No, debía protegerlo.

   —Fue Yoongi, ¿no? Mhm, lo sabía— se levantó del asiento y quitó las manos de JungKook que sujetaban cariñosamente las suyas—. ¿Quién le da el derecho de pegarle a mi novio? ¡Ahorita voy a darle un buen golpe a su flácido trasero!

—No, no, no, cariño— la detuvo—. Me caí por las escaleras.

—Si hubiera pasado como dices, no tendrías el rostro así— habló con el ceño fruncido—. ¡Suéltame que lo mato!

—Bebé, sabes que me lo merezco— agarró sus dos manos—. E-Esto no es nada comparado con lo que te hice. Me lo merezco— repitió.

   Lisa lo miró por unos segundos, con los ojos hinchados y llenos de lágrimas que amenazaban salir.

   —Nadie se merece que lo golpeen, JungKook— dijo suavemente—. Nadie se merece eso ni porque fuera la peor persona del mundo.

   El castañito en ese instante se sintió terriblemente mal. Él había maltratado a Lisa de las peores maneras y que ella le dijera que nadie merecía ese trato... parecía que le estaba clavando una estaca en el pecho. El daño irreparable que le causó era todavía un recuerdo fresco que no se iba por más que quisiera, el cual estaba presente en todo momento. JungKook no se merecía nada de ella ni del mundo. Era un maltratador con una justificación vaga.

Se sentía terrible. En su corazón y mente solo había culpa. Culpa porque no podía hacer nada para reparar el daño que provocó.

   —Y-Ya no quiero hablar de eso— habló nuevamente Lisa—. Sólo quiero que estés conmigo en tus últimos momentos.

   Ni siquiera merecía que Lisa le dijera eso, porque él era una terrible persona que humilló y golpeó a su esposa por mero enojo. ¿Siquiera merecía que lo mirara? No merecía la atención de nadie y para acabar con ese sufrimiento debía terminar de una vez todo lo que empezó e iba a acompañar a Lisa en las últimas horas que le quedaban para finalizar todo y volver a sentirse miserable.

   —L-Lisa, yo en verdad lo sient-

   —Shh, ya no digas nada o me sentiré peor— interrumpió y se levantó de nuevo—. Iré por la libreta. Nos iremos cuando vuelva.

   Ella se retiró y volvió al poco tiempo. Atrás la venía siguiendo Yoongi. Éste se opuso a que ellos dos fueran solos, pues ambos no estaban bien emocionalmente y aparte Yoongi miraba terriblemente mal a JungKook. Además, era mejor que él estuviera ahí para poder consolar a Lisa después.

   El camino hacia lo desconocido para JungKook fue muy silencioso

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El camino hacia lo desconocido para JungKook fue muy silencioso. Lisa anteriormente le había susurrado a su hermano el lugar al que iban a ir y Yoongi aceptó conducir hasta ahí sin rechistar. Anteriormente había sacado su licencia y era una buena forma de estrenar el auto de su ya difunto padre. Toda la tensión se sentía en el ambiente dentro del coche y lo único que se podía escuchar era la respiración pesada de todos y los sonidos típicos de la ciudad.

Pronto llegaron a una playa, siendo ésta un poco deshabitada por la hora, pues casi se estaba poniendo el sol.

Lisa y JungKook bajaron del auto, Yoongi se quedó observando al par caminar por la arena hasta sentarse en la orilla del océano.

—La playa siempre fue mi lugar favorito— empezó a decir Lisa—. En mi tiempo libre me gusta venir aquí porque me inspira ver el océano gigantesco junto con el sonido de las olas y gaviotas. Aquí creé infinidad de historias y... pensé en ti— lo miró—. Aquí fue donde pensé por primera vez cómo quería que fuera mi chico perfecto. Aquí fue donde me creé una historia con él en mi cabeza. Aquí fue donde pensé en un nombre perfecto. Aquí fue donde...— hizo una pausa, pensando todo lo que pasó y su historia con JungKook, el cómo llegaron a ese punto y el cómo tenía que decir adiós. Empezó a llorar sin poder evitarlo.

Le daba tanta tristeza tan sólo pensar en el tiempo que le quedaba con él, pues solamente eran cuestión de minutos para que ya no lo volviera a ver.

   —A-Aquí fue donde te creé— terminó en un sollozo, apretando los labios mientras retenía las lágrimas.

   Y es que fue hace mucho tiempo cuando Lisa pensó en cómo sería su novio perfecto, aquellos estereotipos que cada quien tenía sobre alguien. Y todo lo pensó a la edad de doce años cuando su fascinación con las historias comenzó e implementó a su chico ideal a todas las novelas románticas que escribía, poniéndole aquel característico nombre "JungKook", el cual llegó a su mente de la nada y sin siquiera ponerle demasiado esfuerzo.

   Ahora, en la casi desgastada libreta amarillenta, escribió nuevamente a su chico ideal pero con más características y grande fue su sorpresa cuando de un día para otro cobró vida y su vida había cambiado con su llegada. La cuidó, la mimó y, sobretodo, la amó, pero ahora estaba la cuestión: ¿qué pasaría?

   ¿Qué pasaría cuando JungKook se fuera? ¿Qué pasaría con su estabilidad emocional? ¿Qué pasaría con su vida? Lo iba a perder para siempre y se tenía que conformar por el poquísimo tiempo que le quedaba, porque el tic tac empezaba a molestarle.

Novio ficticio ➳ℓιzкσσк Donde viven las historias. Descúbrelo ahora