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   —Escríbele a JungKook que no puede aplazar su tiempo.

   —Se lo escribí un montón de veces, pero sigue insistiendo— explicó el de cabello rojo—. No importa cuánto se lo diga, no hará caso, señor.

   El rostro de aquel hombre de hombros anchos tenía una gran cara de irritación. A pesar de que JungKook casi le alcanzaba en la edad, seguía siendo un niño inmaduro. ¿Acaso no podía entender que no siempre iba a poder estar con ella?

   —Amenázalo.

   —¿Seguro que es buena id-?

   —Amenázalo— volvió a repetir—. Y si no hace caso, que se vaya despidiendo de su querida noviecita.

Sus planes no se iban a arruinar por un capricho de su dongsaeng, no quería tener la obligación de mandar otra vez a Kim TaeHyung porque ya no lo podía exponer de esa manera. Un viaje más al pasado y podía acabar con su vida, y SeokJin no dejaría que pase eso. Él tenía órdenes estrictas del señor Manoban y todo estaba yendo bien y ni Jeon ni nadie podía cambiar ese transcurso.

[...]

—¿Por qué la protagonista muere?

—Porque es una historia de amor trágica.

—¿Es posible que el chocolate pueda llegar a tal extremo?

—Todo es posible, Kookie, pero ahí lo dramaticé— se encogió de hombros y agarró la libreta en donde escribió la novela que JungKook llevaba días leyendo—. ¿Quieres salir?

   —Obvio.

   Su respuesta causó la risita de la chica y sonrió inconscientemente. Se acercó a ella y le depositó un besito en la mejilla, sonriéndole hermosamente. El corazón de Lisa latía con muchísima rapidez y sentía que se volvía loca. ¿Cómo una persona podía volver loca a otra? No lo sabía, pero era posible.

   Se cambió el pijama por una ropa de salir, dándose antes una ducha refrescante para ese caluroso día. Amarró la mitad de su cabello en una media coleta y se maquilló un poco. Mientras lo hacía, recordó el día anterior, en donde ella lloraba en sus brazos diciéndole que no se fuera, pero de todos modos pasaría. Ella no podía hacer nada más que despedirse cuando llegara el momento.

   —¿Nos vamos, princesa?— escuchó a sus espaldas y sonrió sin pensarlo. Asintió y ambos partieron camino a donde el destino los llevara mientras tomaban sus manos y las balanceaban. JungKook la hacía extremadamente feliz y hacía que todos sus problemas se borraban, permitiéndole vivir en paz y sin preocupaciones.

   Jamás en su vida se había sentido tan feliz y no pensaba que una persona pudiera hacerla sentir así. Era cierto que había tenido momentos de felicidad en diversas etapas de su vida, pero aquello con JungKook era sumamente otro nivel. Era una sensación divina que estaba a su máximo nivel y hacía sentir bonito a su corazón. Lo miró para poder observarlo y percatarse de que el momento fuera real, y lo era, lastimosamente lo era.

Ambos llegaron hasta un parque en donde las risas y travesuras de diversos niños jugaban en el área de juegos. Corrían sin parar y saltaban por todos lados. Ellos eran felices y se sentían libres, y aquello contagiaba a Lisa, porque ver felicidad, la hacían feliz. Su mano tocó con la del contrario, acariciándose los dedos y sentir su calidez.

Ella nunca había pensado tener hijos, de hecho, no quería ser madre, pero ¿cómo explicaba esa sensación de ternura y satisfacción al ver varios niños ser niños? Era cierto que amaba a los niños, pero ¿tenerlos? Probablemente eso cambiaría en el futuro y ojalá pudiera tenerlos con su novio ficticio. Muchos decían que nada era imposible, que todo se puede en esta vida, pero ¿por qué JungKook no podía permanecer a su lado para siempre? Ella lo quería como un amigo, un novio e inclusive algo más, y depender de él estaba comenzando a doler.

Se giró a verlo y lo notó feliz, mirando a los pequeños correr y divertirse. Lisa lo analizó y se dio cuenta de que no podía imaginar una vida sin él, no podía vivir normal justamente como lo estaba haciendo antes de que él apareciera. Es que, dios, ni siquiera hablando sus problemas podía solucionarlos. Yoongi no la podía ayudar, porque ni siquiera sabía exactamente todo lo que le pasaba en su interior; le contó gran parte, pero no todo y así no podía ayudarla. Tampoco ni el mismo JungKook podía hacerlo porque ni siquiera él sabía qué hacer. Jeon estaba en la misma posición que Lisa, no sabía qué pasaría ni sabía qué camino tomar.

JungKook quería quedarse y estar con ella, amarla como le corresponde y darle todo lo que antes no le pudo dar. Pero en fin, SeokJin había dicho que en una línea de vida podían estar juntos, que podían conocerse como la gente normal y llevar una relación normal hasta hacerse viejitos juntos. Y lastimosamente, esta no era esa línea de vida. Era como las muchas otras, ordinarias y sin un final feliz.

Se acercó a ella lentamente y le plantó un beso tierno en los labios que ella pensó que sería como los muchos otros, pero no, JungKook le daba un beso doloroso. Un beso dolido que dolerá y hará falta más adelante.

—Te amo mucho, Lis.

¿Por qué parecía una despedida? Bueno, tal vez porque de alguna forma lo era y no importaba que el cuaderno aún tuviera unas cuantas hojas, la realidad es que no podían aguantar mucho más. Cuando mucho una semana y no es así, podía ser menos. La magia de alguna forma acabaría y ninguno de los dos podía deducir cuándo será su último día.

Y todo por no leer la parte de atrás cuando apenas compró el libro.

Pero ninguno de los dos lo sabía, ni siquiera JungKook y es que aquello fue un invento de Kim SeokJin por si su dongsaeng se negaba a cooperar. Ya suficiente tiempo había tenido con ella y ya venía siendo la hora de que se despidieran. Y la realidad era que el diario solamente duraría cuatro meses, porque ¿qué tanto puede ser que dure un simple cuaderno? No duraba mucho, pero Lisa había descubierto un truco y ese era el de hacer la letra pequeña y ocupar todo el espacio de las hojas.

Aunque ese truco ya no lo seguiría usando por mucho más tiempo.

Novio ficticio ➳ℓιzкσσк Donde viven las historias. Descúbrelo ahora