Decir que no estaba asombrado, estaría mintiendo y decir que no estaba emocionado, también. Es por eso, que cuando Lisa le preguntó aquello así sin más, se dio cuenta que no había sido consciente de sus palabras. Ella había pensado en voz alta y se sentía ansioso por eso. Sin embargo, si su bella damisela lo pedía, él se lo daría.
Elevó un poco las comisuras de sus labios en una sonrisa, no quería que ella notara su gran emoción por aquella inocente pregunta, pero era difícil guardarlo para sí mismo. Se acercó un poco a ella, clavando su vista en los esponjosos labios de la chica, la cual se los había relamido y por ello, estaban húmedos. Brillaban, pidiendo a gritos que los aplastara con los suyos y besara hasta dejarlos secos. Y no tardó mucho en suceder eso.
Juntó sus labios con los de ella, sintiendo la tremenda suavidad y humedad de éstos. Movió los suyos lentamente y cerró los ojos, disfrutando demasiado la situación y estaba muy feliz de que el día tan esperado que esperaba por fin era ese. Los labios de la chica tenían un sabor dulce e inexplicable, que le gustaba mucho y quería probar más seguido, pero tan pronto como empezó, terminó, siendo menos de cinco segundos.
Alejó un poco su rostro, abriendo los ojos y mirando su adorable sonrojo que tenía en las mejillas. Sus labios habían quedado entreabiertos y aún brillaban un poco por su saliva. Los labios de la chica parecían tener algún tipo de droga de la cual podría hacerse adicto, pues esa suavidad y dulzura no la encontrabas con nadie. Él le sonrió sin mostrar los dientes y acarició la mejilla de la chica con su pulgar, haciendo que se pusiera más roja.
—Te ves muy linda sonrojada.
Y no mentía. Lisa en verdad se veía demasiado linda con las mejillas sonrosadas. Era toda una belleza andante que hacía latir desenfrenadamente su corazoncito; no le entraban dudas de que la amaba demasiado y que quería estar toda su vida con ella. Ella en verdad le hacía sentir cosas muy lindas y lo hacía sentir el chico más afortunado de todo el mundo.
Lisa ahora mismo se olvidó de que JungKook era un personaje ficticio. Solamente le importaba el ahora y no el futuro; le importaba estar ahí frente a frente mientras se miraban y balbuceaban palabras sin sentido, al menos por parte de ella, quien no sabía qué decir o hacer. Más bien, esperaba que el castañito hiciera algo o dijera alguna otra cosa, puesto que ella no tenía el valor para hacerlo. No quería cometer ninguna estupidez que la humillaría frente a la persona que le gustaba.
Sí, gustaba, más no estaba enamorada.
La atracción, el gusto y el enamoramiento eran cosas muy distintas que la gente comúnmente confundía. La atracción era cuando te atraía una persona, ya sea por su físico o por sus cualidades. Cuando una persona te gustaba, se refería a que te gustaban ciertas cosas o comportamientos de esa persona. Y cuando estabas enamorado, no buscabas, más bien encontrabas, razones o motivos del por qué te gustaba esa persona y ahí era cuando sabías que estabas enamorado.
Es por eso mismo, que Lisa estaba en la etapa del gusto, porque le gustaban ciertas cositas del castañito. Por ejemplo, la manera en la que la trataba simplemente le fascinaba y ahora que había probado sus labios, le gustaban en demasía.
—¿Tienes hambre, princesa?— habló con voz ronca, erizando la piel de la fémina—. Puedo preparar algo para ti.
Solamente quiero tus labios.
Pero evitó decir aquello para no sonar tan desesperada, puesto que, según ella, para tener una relación bonita debía ser paciente y dejar que las cosas fluyeran con calma. Pero, demonios, ya estaba pensando en una relación solamente porque se habían besado y un beso no significaba nada. Podían significar el comienzo de algo, pero un simple beso no decía nada. Solo transmitía.
Sus deseos estaban llenando su cabeza y todos decían lo mismo: sus labios. Quería otra vez sentir sus labios sobre los suyos, tocarlos y aplastarlos para que la llevaran a un paraíso que podía alcanzar. Y tal vez JungKook recibió su mensaje por telepatía que entendió perfectamente lo que quería. Asimismo, la misma sensación estuvo presente una vez más y cerró los ojos para disfrutar del momento y dejarse llevar.
Ambos labios se movían lentamente y en diferentes posiciones, sonando de vez en cuando por los cambios de derecha a izquierda que hacían. Lisa jamás pensó que a sus diecisiete años de vida estaría recibiendo su primer beso. Aunque teóricamente no fuera el primero, porque en primaria los niños le robaban besos cuando se le declaraban, aquello haciendo molestar a la chica porque un no, era un no. Y el primer beso no necesariamente tenía que ser el primero.
Sintió la lengua del castañito lamer sus labios y la pelinegra entreabrió un poco estos, dejando paso libre a la lengua del chico entrar a su cavidad bucal. Asimismo, no tardó en que su lengua se encontrara con la de él, ambas comenzando a danzar y moverse tímidamente. Saboreándose y empezar a sentir una especie de calor que empezaba a ser sofocante y Lisa, ante esto, quiso más contacto. Por lo que agarró la nuca del castañito y la acercó, juntando aún más los labios de ambos y respirando con fuerza al tener poco espacio para el aire.
¿Estaba mal besarse de manera teniendo la foto de su familia en grande pegada en la pared de enfrente? Pues que mal, porque ahora estaban en su pequeña burbuja donde eran ajenos a la realidad, en donde solamente existían ellos dos y sus bocas violándose mutuamente.
Vaya perfecta manera de empezar el día.
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Novio ficticio ➳ℓιzкσσк
Fantasy¿Cómo reaccionarías al despertar y encontrar un chico atractivo en tu cama así de la nada? Donde Lisa es una escritora en ascenso y JungKook su novio ficticio. ➳2021.07.12