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   —Tienes que escribir— dijo agarrando el cuaderno—. Cuando creas a un personaje, éste tiene unas horas de prueba para ver si te gusta o no, y cuando lo aceptas, tienes la obligación de escribir su historia para que pueda seguir viviendo— explicó y Lisa frunció el ceño al no entender.

   —¿Qué?

   —Verás, un personaje no puede vivir sin una historia y si pausas la historia, automáticamente lo dejas en pausa y poco a poco se va desvaneciendo— relamió su labio con paciencia al ver que la chica todavía no estaba entendiendo—. Mira, has de cuenta que estás preparando un pastel, estás describiendo todos los pasos para hacerlo y lo metes al horno, pero en ese momento ya no escribes nada, por lo tanto, lo que estás haciendo se queda en pausa. Es decir, dejas el postre ahí como si nada. Pero, ¿qué pasa con el pastel dentro del horno? Se quema, porque no hay nadie que lo pueda sacar.

Lisa asintió por fin entendiendo.

—Entonces— prosiguió el lindo castaño—, si no escribes mi historia me quedo en pausa y lentamente me voy desvaneciendo porque quedo en el olvido.

—¿Desaparecerás si dejo de escribir?— preguntó anonadada—. Pero, toda historia tiene fin, entonces, ¿qué haré cuando termine la novela? ¿Qué será de ti?

—También desapareceré, porque soy un personaje ficticio.

La fémina se mordió el labio pensativa.

—Técnicamente no soy una persona real, pero existo gracias a ti porque me creaste en esa libreta— señaló el objeto—. Aunque puedes desaparecerme en el momento que quieras.

—Pero yo no quiero que te vayas— agarró la libreta y la abrió—. Es decir, realmente no sé si sigo soñando o es la realidad, pero sea lo que sea, esto es una buena experiencia para un buen libro, ¿no crees?

Intentó no sonar nerviosa, puesto que a pesar de que hace pocas horas lo había conocido, le tenía un poco de afecto, porque había creado al chico perfecto que ella siempre soñó, o este caso, imaginó.

Pero no se podía enamorar de JungKook. Él era un personaje que no existía realmente y que sólo era producto de su imaginación y magia de ese cuaderno. Ella realmente no podía sentir sentimientos por él. Pero su linda sonrisa de conejito la hacía dudar, y a pesar de que no había podido experimentar esas raras emociones por estar todo su tiempo en crear historias, no pudo negar que sintió algo extraño en su estómago la primera vez que lo vio.

Lisa no cree en el amor a primera vista, porque más bien era una atracción física que solamente le gustaba el físico, no los sentimientos. Y a la pelinegra no le gustaban esas personas, pero, entonces, ¿por qué había creado a un chico que parecía un modelo para que fuera su novio? Técnicamente no había nada de malo, pero como que algo no cuadraba.

—¿Cuántas horas de prueba tienes?

—Cuarenta y ocho horas— respondió con una sonrisita—. Aunque no lo creas, los escritores son muy indecisos.

—Entonces, ahora mismo, no tengo la obligación de escribir, ¿no?

—No a menos que decidas que soy el personaje que quieres.

La chica suspiró y se dejó caer en su cama. Pensar en varias cosas hacía que su cabeza doliera y todavía tenía que hacer una maldita tarea de matemáticas.

—Puedo ayudarte si quieres— habló de nuevo el castañito, acercándose a ella y mirándola con ternura.

—¿A-A qué?— preguntó nerviosa, pues la cercanía del chico la hacía sentirse pequeña.

—En tus tareas— sonrió y Lisa sintió su corazón derretirse—. Soy muy inteligente, así me pusiste, así que dime cualquier cosa y te la responderé.

Lisa rió ligeramente y sonrió en agradecimiento. Sin duda sería una aventura muy loca.

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Veía sorprendida los rápidos y hábiles movimientos del lápiz escribiendo diversas fórmulas y expresiones matemáticas que no recuerda haber visto. El chico sin duda era muy inteligente y ese par de lentes le quedaban muy bien.

Pronto la hoja de su tarea con problemas sin resolver, era llenada por las respuestas y procedimientos de las mismas.

—Listo— dijo con una sonrisa adorable y levantándose de la silla del escritorio, entregándole la hoja con las respuestas de su tarea.

Lisa abrió la boca sorprendida, miraba la hoja y a JungKook una y otra vez sin poder creer en lo rápido que había resuelto todo en un lapso de cinco minutos y eso es que eran como treinta problemas. Dejó la hoja de su tarea sobre el escritorio y se giró a ver al castañito, dispuesta a darle las gracias, pero las palabras quedaron atoradas al verlo.

Solamente se estaba quitando los lentes y echando su cabello para atrás de manera lenta, pero aquella simple acción se veía de comercial y muy sexy. Entonces sus mejillas se pusieron rojas de los nervios. JungKook era más alto de ella y tenía un cuerpo bien fornido, grande y muy marcado, no se había dado cuenta de lo que había creado hasta ahora.

Tragó grueso y agradeció balbuceando, ganándose la mirada del chico quien cambió su expresión sexy a una adorable e inocente. Dios, ¿cómo podía tener esa increíble dualidad?

—No es nada, mi vida.

Aparte los apodos de novios que le decía la hacían delirar y volver a su corazón muy loco. Dios, sólo lo conocía unas dieciséis horas.

Dejó de pensar en él y se concentró en guardar sus tareas en su mochila y preparar sus cosas para el lunes, puesto que era viernes, un buen y raro inicio de fin de semana. No lo había notado, pero en verdad JungKook era una obra de arte muy grande y perfecta que no se cansaría de decir. Era un tipo muy tierno y sensual al mismo tiempo que se preocupaba por ella sin conocerla, por decirlo así.

   —Toma, una linda flor para una bella flor— habló ofreciéndole una rosa de papel color amarillo, la cual había hecho hace pocos minutos.

   Lisa lo miró con dulzura y sin poder creer su tacto romántico. Aceptó su linda flor y lo observó sonrojada, su preciosa sonrisa adorable la estaba matando por dentro.

   Era muy lindo.

Novio ficticio ➳ℓιzкσσк Donde viven las historias. Descúbrelo ahora