CAPITULO 2

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Llegamos de comer de un lugar cerca del departamento, Anthony no quiso que acompañáramos a Sam y a sus padres, la verdad le agradezco, son pocas las veces que veo a mi padre y quería disfrutarlo, ya que mi madre no pudo venir.

-Papá, gracias por asistir a mi entrega de papeles.- le digo y creo que estoy al borde del llanto.

-¡oh Becca¡, cariño, sabes que no me lo hubiera perdido por nada del mundo.- me confiesa Anthony.

-¿ni por un partido de los Mariners?-pregunto riéndome.

-Ni por todo el té de china Becca, sabes que eres lo más importante en mi vida.- dice Anthony y mis lágrimas amenazan con salir.

-Te amo papá.- le digo reteniendo mi llanto.

-Y yo a ti pequeña.-dice el radiante de felicidad.

Hemos llegado, tengo que dejar ir a Anthony, por más que no quiera, ya es tarde y tiene un camino largo que recorrer.

-Becca no olvides llamar a tu madre por favor.- dice mi padre.

-ok papá, no te preocupes, la llamaré.-dicho eso, nos despedimos.

El apartamento esta vacío, Sam se debió entretener con sus padres, lo cual es raro siendo que ella se aburre con facilidad.

Tengo que llamar a mi madre. Voy por mi bolso, y no encuentro mi teléfono, ¿Dónde está? , ¿Lo dejaría en el taxi? ¿Lo dejaría en el auditorio? no tengo ni idea en que momento perdí de vista a mi teléfono.

Llamo a mi teléfono, pero suena y nadie contesta.

Decido llamar a mi madre.

*Llamada telefónica*

-Hola madre...

-Mi cielo ¿cómo estuvo tu ceremonia?

-Bien mamá, lo normal, ya sabes.

-Siento no haber podido asistir, sabes lo mucho que anhelaba este momento.

-no te preocupes mamá.

-Te amo hija.

-Yo también mamá, te dejo, muero de sueño.

-Hasta luego mi niña.

*Fin de llamada telefónica*

***

Escucho el ruido de un auto, ¿en qué momento me quede dormida?

Miro el reloj y me doy cuenta que ya es más de media noche, creó que alguien festejo de más y   Sam entra con una sonrisa nada decente.

-¿Te desperté Reb?- Sam me pregunta al verme sentada en el sofá.

-Estaba tan cansada que no me di cuenta que me quede dormida.-digo a un dormida.

Ella se sienta frente a mi y se que esta deseosa de contarme los detalles de su noche.

-Suéltalo.-Le digo a medio bostezo.

-Si la perfección tuviera nombre, fuera el de el, es de esos hombres que te dejan deseosas de mas, mas tiempo, mas noches, quizá una vida entera con él.

¿De quién demonios habla?

Dicho eso, me deja con la palabra en la boca y se va a su habitación, la verdad es que yo también tengo que irme a descansar, mañana tengo trabajo y ciento que no he dormido absolutamente nada.

***

Llegó a la ferretería Silver's que es donde trabajo y sigo pensando en mi móvil, no es la gran cosa, pero le tengo cariño y se me ocurre algo.

Buscaré a Mark, yo se que el le entiendo a todo lo de la tecnología y el me puede ayudar.

Lo encuentro acomodando unas cintas. -¡Mark ocupo tu ayuda! - le digo haciendo un mohín.

-¿Que ocupas nena? - pregunta riéndose.

-Se me perdió mi teléfono ayer, y yo no lo entiendo a eso del GPS, ¿crees que puedas ayudarme?

Él se queda pensando y aparece una sonrisa traviesa en su rostro

-Te ayudare, pero con una condición.- dice aun con la sonrisa maquiavélica.

Lo miro con los ojos entrecerrados, ¿qué querrá?

-Dime.- le digo dudosa.

-Unas copas, mañana, sábado por la noche, ¿qué dices?-Pregunta entusiasmado.

-Esta bien, pero cabe aclarar que no es una cita.- digo señalándolo con el mi dedo indice.

Mar ríe negando y saca su teléfono, yo solo veo que le mueve y le mueve.

-Rebecca tu móvil esta justamente en esta ubicación.

-¿Cómo?- pregunto confusa.

-Tu teléfono esta aquí en la ferretería – dice Mark sorprendido.

¿Como? Es decir el día de ayer traía mi teléfono en la ceremonia, voy pasillo por pasillo y me llevo una gran sorpresa.

Ahí está con su enorme sonrisa y esos hermosos ojos azul verde.

-Señorita Moore, es un placer volvernos a encontrar.

-Buenas tardes señor Kravitz y dígame, ¿en qué puedo ayudarlo? – pregunto nerviosa.

-me encontré esto ayer - dice mostrándome mi celular.  ¡Oh por dios!

-¿cómo me encontró?-pregunto nerviosa.

-Tengo mis contactos.- contesta con una radiante sonrisa, entregándome mi celular.

Me observa con una gran sonrisa. Y lo observo y lo observo, creo que podría estar así todo el día. ¡Es tan guapo!

-Con un simple gracias me conformaría.- dice burlón.

-Discúlpeme señor... Muchas gracias.- contesto titubeante.

-La disculpo con una condición.- dice mirándome con aire travieso...

¿Qué día es hoy? ¿El día de pónganle condiciones a Rebecca?

-¿Qué condición? – pregunto desconcertada.

-Acompáñeme a almorzar.

¿Almorzar? Me da ansiedad solo pensar comer frente a alguien como el, y si no se que tenedor o cuchar utilizar ni siquiera se si se utilizar los cubiertos.

-No lo sé, aún tengo que terminar algunas cosas.- digo dándole excusas.

-la espero no se preocupe.

¡Dios mío!

Me quedo de pie pensando que excusas darle , pero al parecer al Señor Kravitz no se le dice que no, ya que se pone a pedirme algunos artículos.

No hay manera que me escape de esta.

¿Amor ó Negocios?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora