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VOLKACIO


La noche era extremadamente calurosa, Horacio se encontraba en la soledad de su habitación con el ventilador encendido y solamente un bóxer que funcionaba a la perfección como pijama, su piel estaba completamente sudada producto de las altas temperaturas, la cresta despeinada caía a un lado de su cara, le era imposible conciliar el sueño, había estado dando vueltas en la cama al menos una hora sin encontrar la mejor posición en donde el sofocante verano le permitiera dormir.

Se incorporó de la cama dándose por vencido, Morfeo no lo visitaría esa noche. Apoyó los pies en el suelo, al menos la fría madera le brindaba algo de frescura, con sus manos apoyadas a los lados de su cuerpo tomó impulso levantándose y yendo en dirección a la ventana, quizás un poco de aire fresco le vendría bien, odiaba esas noches donde apenas podía conciliar el sueño, no le agradaba el verano de Los Santos, quizás era lo que más odiaba de aquella isla.

Se acercó al marco de esta, abriéndola de par en par dejando que la suave brisa ingresara a la habitación, poco le importaban los insectos que podrían entrar, siempre y cuando lograra al menos contrarrestar el incesante calor. Respiró profundamente dejando que el tenue olor a mar ingresara por sus fosas nasales, en momentos como esos agradecía vivir cerca de la playa, el olor a salitre siempre lograba tranquilizarlo, por un momento cerró sus ojos, dejando que el silencio lo embargara, volviendo a abrirlos para dirigirlos hacia el firmamento donde las estrellas se mantenían brillantes.

Se mantuvo unos minutos observando el cielo estrellado, ¿Qué estaría haciendo Viktor en ese momento?

Tener una pareja a distancia era algo que Horacio jamás hubiera pensado experimentar, pero desde que conoció a aquel ruso en línea a través de una red social algo había cambiado en su pensamiento y su negativa a utilizar aquellos medios como forma de encontrar una posible pareja. Aunque en un principio se mostró reticente a tales demostraciones de afecto con alguien que vivía a kilómetros de distancia, ambos se complementaban muy bien, a pesar de que algunos de sus gustos eran diferentes, disfrutaba de hablar con él, podía pasar horas y no se aburriría, Viktor había llegado a su vida, ingresando sin pedir permiso.

Así fue como poco a poco ambos fueron ganando confianza suficiente para establecer una amistad que se fue transformando en algo más.

El vínculo que compartían era algo sincero, a pesar de los problemas que muchas veces generaba el vivir en países separados, siempre lograban traspasar las barreras de la virtualidad para poder superar ese gran obstáculo llamado distancia, prometiéndose en algún momento conocerse en persona y poder transformar en corpóreo todo aquello que sentían el uno por el otro.

Con aquellos pensamientos el de cresta tomó su teléfono móvil de la mesada abriendo la casilla de mensajes y tecleando rápidamente en el contacto de Viktor.

"Estás despierto? no puedo dormir :("

La respuesta no se hizo esperar, el móvil vibró en la mano de Horacio, este permanecía en la ventana permitiéndose sentir la suave brisa por algo más de tiempo y contemplando la calle desierta, iluminada por las tenues luces de las farolas.

"Aquí es mediodía, claro que estoy despierto. ¿Por qué no puedes dormir?"

El moreno emitió una pequeña risita al observar el mensaje, siempre se olvidaba de la diferencia horaria, después de un año de escribirse debería ya saber el horario de Rusia, pero era tan despistado que lo pasaba por alto, asumiendo que ambos vivían en el mismo huso horario.

"Es que hace mucho calor"

Cerro la aplicación de mensajería observando luego la temperatura en la pantalla de inicio, 30ºC, suspiró, estaba claro que ni en la noche había una tregua para poder tener algún momento en donde no sintiera que el cuerpo se le iba a derretir como una paleta de helado.

One Shot +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora