Papeleo

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- Horacio deja de mirarme - Volkov frunció el ceño sin levantar la mirada pero sabiendo que el moreno, sentado al otro lado del escritorio, no apartaba la vista de su figura.

Desde que arribasen a las oficinas, a sabiendas de la cantidad de papeleo que continuaba acumulándose, ambos altos mandos del FBI habían decidido retrasar su llegada al hogar por dejar al menos un poco al día aquello. Parecía que ambos estaban de acuerdo, al menos hasta que pasaron dos horas y Horacio comenzó a aburrirse, dejando el papeleo de lado para, como nuevo objetivo, incomodar a su actual pareja.

- ¿Por qué? – inquirió permitiendo que una sonrisa de lado apareciese en su rostro conociendo la respuesta que obtendría.

- Me distraes – expresó el ruso, sus ojos no se despegaban del papel, leyendo una y otra vez las palabras que no lograba comprender debido a la mirada contraria.

Con un sonoro suspiro dejó el bolígrafo a un lado del papel levantando su mirada para clavar los ojos en los contrarios, recibiendo como respuesta a su mirada reprobatoria una ligera risa.

Horacio sostuvo el mentón sobre una de sus manos apoyando el codo sobre la superficie de madera para estar más cerca del peligris.

- ¿Y no te gusta que te distraiga? – con un tono bastante lejos del normal, casi en un susurro, Horacio arrastró aquellas palabras sumando en el acto una de sus piernas que se deslizó por debajo del escritorio haciendo que parte de esta se deslizara por la contraria.

Volkov no dijo nada, simplemente mantuvo la mirada fija en Horacio quien pretendía no hacer nada, aún cuando el pie continuaba subiendo y se colocaba entre medio de sus piernas presionando suavemente.

- Joder Horacio – no pudo evitar verbalizar mientras se retiraba un poco hacia atrás levantando su cabeza al techo, entreabriendo sus labios por donde salió un pequeño jadeo.

- Qué tal si dejamos el papeleo – sugirió el de cresta seductoramente levantándose de su lugar para comenzar a caminar hacia el ruso – y nos vamos a casa – llegó hasta él apoyando sus manos sobre el reposabrazos e inclinándose, dejando su rostro apenas unos centímetros alejados del contrario – estoy seguro que sería más divertido.

Volkov sintió su aliento perfectamente, vio como sus ojos se oscurecían al tiempo que estos iban cerrándose hasta que sus labios se sellaron en un beso.

Sin mucha resistencia dejó que Horacio le besase abriendo su boca segundos después y llevando una de sus manos a la nuca de este para mantenerlo allí mientras sus lenguas se enfrascaban en un interminable juego de poder.

- Joder Hache – volvió a repetir una vez que sus pulmones clamaron por aire. Estaba claramente afectado, lo apretado que sentía su pantalón era señal de ello.

- Entonces ¿Qué dices? – el moreno se incorporó con claro gesto de suficiencia - ¿puedes llegar a casa?

- Claro que puedo – afirmó sin tener muy claro si realmente llegaría pues la figura de Horacio allí estaba siendo demasiado atrayente como para aguantar una hora en coche. Sin embargo, nadie era más terco que él.

Aquella hora fue por mucho, la peor de las torturas para el ruso, el primer obstáculo fue salir de las instalaciones procurando que nadie se percatara de la erección que tenía, si bien Horacio también tenía una, su chaqueta era un tanto más holgada permitiéndole ocultarla mejor, además, ver a Volkov con su cara totalmente roja por el aprieto en el cual él mismo le había metido lograba sacarle más de una carcajada al director, lo que era bueno para bajar su libido.

One Shot +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora