Ilegal Race - Parte 2

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Horacio hundió su pie en acelerador para tratar de llegar a la curva lo antes posible, cuando se encontraba a unos metros lo quitó, colocándolo en el freno y girando el volante, para que el auto derrapara, volviendo luego a su lugar anterior, para volver a acelerar.

No se dio tiempo de observar quien lo seguía, a la velocidad que iba, era muy difícil desviar la vista, si lo hacía, posiblemente terminaría en un accidente.

Cruzó la línea que demarcaba el final de la ruta con una sonrisa, por fin era el ganador. Desde que Volkov comenzó en las carreras, difícilmente alguien más ganaba, había pasado un mes de eso, el de cresta sentía la necesidad de remarcar lo bueno que era conduciendo.

Se bajó del vehículo con tranquilidad, esperando que los demás llegaran, sobre todo, ese ruso del que no podía apartarse.

No tardaron mucho en arribar los otros, Viktor quedó en segundo lugar, como era de esperar.

Observó como el ruso bajaba, no pudo evitar relamerse los labios, dirigiéndose a él, hasta estar a pocos centímetros de su cuerpo.

- Parece que se te fue la racha – lo picó, sabiendo que el más alto no se enojaría por ello.

En respuesta sonrió, haciendo que Horacio sintiera como el calor que sentía se intensificaba, provocando que una parte de su cuerpo estuviese desesperada por contacto.

Solo dos personas generaban esa reacción en él, a uno lo tenía en frente, y el otro, seguramente estaba en su casa, esperándolo.

Suspiró audiblemente, aún observando aquellos ojos que simulaban una tormenta. No tenía problema por estar tan cerca, la mayoría de los que estaban allí, conocían a Horacio, y sabían la relación que mantenía con aquel ruso desde al menos un mes.

- Debo irme – le susurró, casi tocando su oreja – puedes venir conmigo si quieres – sugirió, bajando su voz aún más, si es que eso era posible.

- Si vas a ver al rubio mejor no – el de cresta resopló, separándose.

- Al menos lo intenté – levanto su mano, acariciando su brazo en señal de invitación – cuando quieras puedes unírtenos.

- Lo tendré en cuenta – devolvió la caricia.

El de cresta se dio vuelta para volver a su auto, ya había perdido la cuenta de las veces que intentó convencer a Volkov para aquella locura. Recordó la primera vez que lo hicieron, cuando luego se le ocurrió agregar a Collins en la ecuación, la idea le pareció de lo más curiosa, pero el ruso no había aceptado, y seguía sin hacerlo.

Aparcó en la entrada, dirigiéndose a la puerta, la cual estaba abierta, por lo que entró sin siquiera tocar.

- ¿Horacio? – el rubio se encontraba recostado en el sofá - ¿ya terminaron?

- Si – respondió el de cresta, colocándose a su lado – al fin pude ganar – una pequeña sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios.

- Ostias – se inclinó hacia el costado, quedando casi de frente al otro - ¿le ganaste al ruso? – Horacio asintió.

- Me merezco un premio ¿no crees? – se acercó al rubio, observando los labios.

- Claro que si – Chris no se hizo esperar, levantó su mano, acunando la mejilla de Horacio, mientras juntaba sus labios.

El ruido de sus lenguas inundó el lugar, el beso era desesperado por ambas partes, Chris no veía a Horacio hacía una semana, y estaba deseoso de él.

One Shot +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora