Segundas oportunidades

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VOLKACIO


El sonido de las sirenas seguido del derrape de un auto y el posterior impacto al dar de lleno con un árbol, alteraron el silencio de la noche, los tripulantes bajaron rápidamente con armas en mano, en busca de un refugio corrieron a la casa más cercana sin percatarse de que uno de ellos se había lastimado el brazo en el impacto, dejando una rastro perceptible de sangre para cualquiera que pasara por allí.

Llegaron a la entrada de la amplia estructura, sin pensarlo, dieron una patada a la puerta pero esta no cedió ante el impacto, por lo que continuaron repitiendo la acción mientras las sirenas se escuchaban cada vez más cerca. Después del quinto intento la madera cedió, brindando a las personas la posibilidad de ingresar al recinto, afianzaron el agarre de las pistolas adentrándose al lugar donde una pareja se encontraba oculta tras el sofá.

- No se muevan – ordenó uno de ellos apuntando – esto será rápido, quiero las llaves de su auto.

El hombre, seguramente dueño de la vivienda, que se encontraba abrazado a la mujer asintió frenéticamente levantándose poco a poco, sus manos temblaban mientras tomaba el manojo de llaves que se encontraba sobre uno de los muebles de la casa en busca de la correcta.

- Por favor – susurraba mientras extendía su brazo hacia la persona que lo amenazaba – no nos hagan nada – su voz era temblorosa, dejando notar el miedo por el que estaba pasando.

- Tranquilo – habló el otro hombre, que se encontraba apuntando a la mujer – solo queremos el auto – el tono de voz era escalofriante, provocando que ambas víctimas se estremecieran.

- Listo tengo las llaves, vámonos.

Ambos hombres comenzaron a caminar hacia la salida trasera, si no se apresuraban los atraparían, a juzgar por la fuerza con la que las sirenas resonaban no estaban a más de una o dos cuadras.

- Espera – uno de ellos se detuvo observando a su compañero – han visto nuestras caras.

- No, no, por favor – suplicaba la mujer- no diremos nada, por favor.

El hombre que estaba más cerca de ellos volvió sobre sus pasos, quedando a su lado, levantando nuevamente el arma.

- Por favor – seguían suplicando con ojos llorosos y arrodillados – por favor, no diremos nada.

- Lo siento – pronunció antes de que el arma activara su mecanismo siendo disparada.

Los patrullas iban a toda velocidad, Horacio y Volkov se encontraban a la cabeza de aquella persecución, por no decir que eran los únicos que habían podido continuar en ella después que los otros agentes impactaran su vehículo, por lo que fueron los primeros en divisar el auto abandonado.

- Ahí, detente – gritó Horacio por sobre el ruido que producía el vehículo, llevó su mano derecha hacia la radio activándola para poder hablar – aquí agente H, hemos divisado el coche, mando 10-20.

- Recibido H – se escucho la voz de uno de los policías que participaba en dicho operativo.

Volkov detuvo el patrulla a unos metros del lugar, ambos bajaron con sus armas ya desenfundadas, lentamente se acercaron al auto sin perder de vista su entorno, los maleantes podían estar escondidos en cualquier lugar.

- No están aquí – dijo Horacio con un suspiro de frustración.

El plan era sencillo, en teoría solo debían atrapar a los proveedores de droga, habían estado un mes investigando y aquellos proveedores era lo único que tenían para poder atrapar a los peses gordos, sin embargo, en algún momento del operativo todo se salió de control debiendo comenzar una persecución que duró una hora hasta que llegaron a ese punto.

One Shot +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora