One Shot +18

❣ Bus ❣

Horacio miró el reloj mientras hacia lo posible por calzarse los zapatos, colocarse la chaqueta y peinarse a la misma vez, se había quedado dormido, de todos los días de la semana justo ese su despertador no sonó, o quizás sí y simplemente lo apagó con el sueño aún rondando por su cabeza.

Lo único que sabía era que al abrir los ojos y tomar su teléfono móvil, el sueño se le fue por completo. En tiempo record logró quedar al menos presentable para ir a la universidad. Tomó sus llaves, su teléfono y la mochila, sin cerciorarse siquiera si los libros que necesitaría se encontraban en su interior, cruzó el pasillo llegando a la cocina - medio sala - sin detenerse en ella.

- Me voy que me he quedado dormido – dijo a la pasada visualizando como Gustabo, mejor amigo y casi hermano, se encontraba sentado en la mesada, desayunando. Su estomago le pedía al menos un trozo de pan, pero no podía detenerse para eso, ya iba lo suficientemente tarde, si dejaba pasar un segundo no llegaría.

- Bien, te guardo algo para cuando vuelvas – gritó el rubio al tiempo que Horacio abría la puerta.

Llegó a la parada del bus justo a tiempo, se subió al transporte intentando acompasar la respiración, sin duda, no estaba en forma para una carrera. Sus ojos inmediatamente buscaron algo o a alguien en particular, cuando lo pudo divisar sonrió.

Ahí estaba, la razón por la cual estaba tan desesperado en llegar a tiempo, aquel chico del cual ni siquiera sabía su nombre, pero que lo había cautivado desde el primer momento.

Como cada vez que lo veía, se encontraba mirando por la ventana, ajeno a las personas del interior. Tenía un aura misteriosa, su blanca piel, sumado a su pelo rubio cenizo, casi gris, y sus ojos que en algún momento había logrado ver, eran para Horacio algo totalmente fuera de lo común. Se encontraba seriamente flechado por aquel desconocido y solo podía verlo en aquel bus, una vez a la semana.

La primera vez que lo vio fue al iniciar el semestre, de eso habían pasado dos meses, nunca se atrevió a hablarle, simplemente se limitaba a mirarlo, algunas veces había logrado llegar a él y sentarse a su lado, pero eso era todo, ni siquiera sabía su destino, ya que se bajaba después de su parada.

En algunas ocasiones podía verlo con un libro sobre su regazo, dejándole saber, al menos, que gustaba de la lectura, sin embargo, nunca llegaba a ver la portada por lo que no tenía idea sus inclinaciones como lector, alguna novela histórica quizás, o un libro de filosofía o simplemente alguno sobre curiosidades del mundo, una amplia variedad era posible.

Por su parte, él pasaba la mayor parte del viaje con sus auriculares puestos escuchando alguna canción de su playlist, y sus ojos en ese chico, en algunas ocasiones sus miradas se cruzaban, cuando sucedía, Horacio aparentaba observar algún otro punto, pretendiendo que no estaba absoto en apreciar su rostro, dirigía su mirada a la ventana hasta que nuevamente, luego de unos minutos, volvía a mirarlo. Así cada lunes.

Gustabo siempre le decía que aquel enamoramiento le duraría poco, nada sabía de aquella persona, solo bastaba que el chico decidiera cambiar de ruta para que sus caminos no volvieran a encontrarse, pero hasta ese momento no había sucedido.

El rubio le insistía para que al menos se presentara y le pidiera el número, cosa que no pensaba hacer. A pesar de caracterizarse como una persona social y extrovertida, ante aquel chico se sentía totalmente cohibido, cada vez que su mente le decía que era momento de actuar, de hablarle, algo le detenía y terminaba bajando en su parada sin decir nada, observando como el bus seguía su camino con aquel desconocido sobre él, ajeno a la marea de pensamientos que lo acechaban.

Ese día no iba a ser diferente al resto, se colocó los auriculares reproduciendo una de sus canciones favoritas, Californication, y fue moviéndose de sitio a medida que las personas iban descendiendo, la suerte estaba de su lado esa vez, logrando sentarse al lado del chico, este no se inmutó y continuó observando el paisaje cambiante.