Culpa

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La sala de un hospital, un hombre sentado en una de las butacas, su brazo imbuido en un yeso, su rostro algo golpeado, escucha los pasos de las enfermeras, el ir y venir de algunas personas ajenas, el llanto de los pacientes recién ingresados. Simplemente esta allí, sentado, a la espera de un diagnostico que puede ser el motivo de su dicha o sufrimiento.

Poco recuerda sobre los acontecimientos de las últimas veinticuatro horas salvo la sangre que cubría el cuerpo de Horacio, salvo el intenso dolor que sintió cuando los paramédicos lo sacaron del vehículo, salvo el monitor de signos vitales y su inconfundible pitido.

Levantó la vista en cuanto el sonido de la puerta que estaba justo a su frente se hizo presente, sus ojos inmediatamente fueron a aquel hombre de bata blanca, cabello canoso y lentes, que sostenía varias hojas.

- Señor Volkov ¿Qué hace usted aquí? Debería estar descansando – habló el hombre con tono serio.

- Estoy bien – dijo a pesar de aún tener un intenso dolor de cabeza, dagas atravesando su brazo y un puntada que aparecía en su abdomen de vez en cuanto, aquello no era nada comparado al estado de Horacio - ¿Cómo se encuentra Horacio? – los ojos del ruso se desviaron a la puerta cerrada, detrás de esta se encontraba él, seguramente luchando por su vida.

- Estable – el hombre suspiró a sabiendas de que Volkov no se movería de allí – además del golpe, el señor Pérez cuenta con un cuadro bastante crítico, hay un aumento en la presión arterial, estamos intentando que baje ya que esto podría generar problemas a futuro, además sufrió un traumatismo de cráneo. Solo nos resta esperar su evolución.

- Bien – la mente de Volkov apenas procesaba lo que el médico le explicaba, el inglés no era algo que manejara completamente, pero lo importante era que conocía a Horacio, no se dejaría vencer tan fácil, no importaba que tan mal estuviese, él se recuperaría, debía hacerlo - ¿Puedo...puedo pasar a verlo? – preguntó con expectativa, lo haría aunque el médico se lo impidiera.

- Puede pasar, pero procure luego ir a descansar a su habitación, usted también lo necesita – el ruso asintió ya dirigiéndose a aquella habitación.

- Gracias doctor.

La habitación estaba casi en silencio exceptuando el sonido de los aparatos que monitoreaban al moreno, Volkov se acercó a la cama tomando asiento en el sillón que se encontraba ubicado a un costado, posó sus ojos en el rostro de Horacio, varios cortes podían verse en su pómulo y su ojo derecho tenía una tonalidad oscura debido al golpe.

Llevó su mano libre a la del menor apretando esta mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas, de pronto, respirar no era tan fácil, y el dolor que lo acometió súbitamente no tenía que ver con algo físico, este provenía de su alma, sentía como se resquebrajaba, dejando salir un lamento que lo desgarraba.

- Lo siento, lo siento, lo siento - se lamentaba una y otra vez, la culpa le invadía, aquel accidente había sido su culpa ¿Por qué debía decirle de Gustabo en ese momento? ¿Por qué no esperar un poco más? ¿Por qué no buscar un lugar más tranquilo? ¿Eso habría hecho la diferencia?

Apoyó su cabeza en la cama, sintiendo la calidez del de cresta, a pesar de estar dormido este no dejaba de desprender calor y eso le tranquilizaba, estaba ahí, no estaba muerto, estaría bien, todo estaría bien, Horacio no lo abandonaría, era lo único que le quedaba, no sabría qué hacer si se iba.

Sintió los primeros rayos de sol ingresar por la ventana, se sentía cansado, sus ojos le ardían y su cuerpo le pedía algo de reposo. La mayoría de la noche se la había pasado lamentándose de la situación, viendo el rostro del de cresta y dormitando, a pesar de su incomodidad no abandono en ningún momento la mano de Horacio, sin embargo, era momento de darle un descanso a su cuerpo, de ir a su propia habitación, seguramente las enfermeras ya estarían pensando que se había escapado del hospital.

Se incorporó viendo por última vez el apacible rostro dormido de Horacio, inclinándose un poco depositó un pequeño beso en su frente.

- Volveré más tarde – pronunció, comenzando a caminar hacia la salida – pórtate bien.

Varios días pasaron, Volkov no dejó el hospital salvo para cambiarse de ropa y asearse, para su suerte, él no tuvo mayores problemas con el accidente, solo un brazo quebrado y algunos golpes menores, sin embargo Horacio aún no despertaba. Los médicos consideraban que ninguna de las heridas recibidas por Horacio eran de gravedad, sin embargo no podían descartar que el golpe en su cabeza pudiera generar consecuencias que no estaban viendo y que fuera este el motivo de que no despertara.

El ruso no pasaba un solo día sin que se sintiera culpable por la situación, él más que nadie sabía lo que Gustabo significaba en la vida de Horacio, no era una simple persona más, era su hermano, un hermano que estuvo desaparecido durante meses, años, y que por fin tenían pistas de su paradero. Se reprochaba por su falta de tacto, por no saber cómo tratar aquellos temas y soltarlo así como si nada estando al tanto de cómo Horacio afrontaba el estrés. También se reprochaba por no darse cuenta antes de la gravedad de la situación, por no captar las señales, por comprender que el moreno no la estaba pasando bien, que su salud era delicada y que el estrés pasaba factura en su cuerpo.

No tenía idea de nada de ello pero debería tenerla, después de todo prácticamente convivían día a día ¿Qué tan ciego había estado?

- Volkov – escuchó el llamado, la voz se le hacía familiar, se dio la vuelta volviendo a cerrar la puerta de la habitación de Horacio.

- ¿Gordon? – Volkov frunció el ceño al ver al comisario acercándose a él - ¿Qué hace aquí?

- ¿Acaso no lo sabes? Conway sufrió un atentado, está un piso más arriba – explicó el hombre – me dirigía allí y te vi. Supe que estabas de baja por un accidente.

- Si. ¿Quién atentó contra Conway? – preguntó, si bien su relación reciente no estaba en las mejores condiciones Conway había sido una de las personas más cercanas a él en el pasado, sentía cierto aprecio por quien fuera su superior.

- No me vas a creer, ni yo mismo lo creía, pero viendo la situación actual todo puede pasar...fue Gustabo.

- ¿Gustabo? – Volkov comenzó a sentir como su cuerpo quedaba rígido ante aquella noticia, su mente se traslado a años anteriores, y su primer pensamiento fue que el payaso había vuelto - ¿Dónde está él ahora?

- Ese es el problema – Gordon levanto su mano rascando su nuca – está muerto.

- ¿Cómo? – el ruso miraba incrédulo a su superior, no podía ser cierto, Gustabo no podía estar muerto, simplemente no podía estarlo, Horacio aún lo buscaba.

- Si, al parecer la persona que estaba en el cuerpo no era Gustabo, era un impostor. Nos confesó que él mató a Gustabo hace bastante.

- Disculpe comisario – habló el ruso en estado de shock ante aquella noticia – creo que debería ir a ver como esta Conway y yo debo ingresar a esa habitación.

- Si tienes razón, disculpe por soltarle todo esto cuando no está de servicio – el hombre medio sonrió – espero verte pronto por comisaria.

Mientras observaba la espalda de Gordon alejarse, Volkov intentó mantener su tranquilidad en vano, Gustabo estaba muerto, todos los sacrificios que Horacio había hecho hasta el momento eran en vano, estaban buscando un cadáver, no podía ser eso cierto, pero si Gordon lo decía, debía serlo.

Respiró antes de que sus ojos fueran a otro lugar, la puerta, ¿Qué se suponía que debía hacer con esa información? No podía destruir a Horacio de esa forma, simplemente no podía darle esa noticia, pero al no decirle estaría multiplicando su dolor. Apretó sus puños al darse cuenta de que de cualquier forma estaría dañando a Horacio, debía decirle, no podía mantenerlo en la oscuridad, él debería saberlo, no era justo ocultárselo, más que nadie merecía saber lo sucedido con su hermano.

Con la decisión tomada ingreso a la habitación, sus pies se detuvieron al ver los bicolores ojos del contrario. Horacio estaba despierto. 

One Shot +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora