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Tn POV


Estaba esperando a que me trajeran una maleta para poder guardar las pocas cosas que tenía, estaba ansiosa por poder salir de este lugar.

Me senté en la cama y los minutos comenzaron a pasar mientras movía mis pies de atrás a adelante hasta que por fin alguien se digno a venir, era la enfermera que llevaba cuidándome durante estos años, la detestaba.

- Toma, termina de guardar tus cosas - Me extendió la maleta y yo la tomé rápido, su mano se movió por mi acción.

- Gracias - Comencé a guardar mis cosas en ésta.

- Espero que no mates a nadie en el pueblo - La miré molesta.

- Y yo espero que puedas mejorar tu actitud - Sonreí falsamente - Esa fue precisamente la razón por la que casi organizan tu funeral - Recalqué la última palabra - ¿Vas a decirme algo más?, porque si no, ya puedes irte - Señalé la puerta con mi mano sonriendo con cinismo.

- Traje tu receta médica y tus medicamentos - Sacó un papel y dos frascos de pastillas de su bata blanca.

Se los arrebaté y los guardé en la maleta.

- De acuerdo, vete - Ordené. Ella bufó y salió cerrando la puerta a sus espaldas.

Tomé unas cuantas prendas y me cambié el uniforme azul celeste por ropa normal que consistía en un jean azul, una camiseta blanca y tenis negros.

Me senté en la cama a esperar que la directora viniera por mí para decirme que ya me podía ir, dejé caer mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos.

La puerta se abrió y dirigí mi mirada a ésta.

- Ya vinieron por ti Tn - Sonreí y me levanté, tomé la maleta que estaba sobre la cama y la directora salió de la habitación conmigo tras ella.

Me llevó hasta la salida y se despidió de mí, asentí con una sonrisa forzada y di un paso hacia afuera, el sol me dio en toda la cara por lo que la cubrí, no estaba acostumbrada.

Tomé aire y observé por todas partes para encontrarme con Kate frente al instituto y a un lado de su auto.

Me dirigí a donde ella se encontraba y la abracé, de verdad la había extrañado mucho, aunque yo fuera una niña cuando me trajeron aquí, no me había olvidado de ella, además no la podía odiar; es tan solo mayor que yo ocho años, no podía hacer nada para evitar que me encerraran, pues ella tan solo tenia quince, no es como que esa edad puedas hacer gran cosa.

- ¡Por Dios, Tn!, que grande estás - Habló separándose del abrazo para observarme.

- Pues obvio, ni modo de que me quedara del tamaño de un duende - Reí un poco.

- Ja, ja, ja, que graciosa, pero lo digo enserio, ¿Qué, cuánto mides? - Se giró hacia el auto.

- Pues creo que... - Hice una pausa tratando de recordar la última vez que me midieron - 1,68. Sí, eso mido querida hermana, 1,68.

- ¿No estas muy alta para tu edad? - Cuestionó encendiendo el auto.

- Me dijeron que tenia un crecimiento un poco acelerado, así que yo creo que sí - Me encogí de hombros y luego entré al auto mientras Kate guardaba mi maleta en el baúl. Después entró y se sentó en el asiento del piloto.

Almas Destinadas // Miles Fairchild. [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora