E X T R A #2

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Tn POV / 20 de Enero, 1999


A pesar del tiempo que había pasado desde lo que ocurrió en la mansión de Miles y que ya lleváramos meses viviendo en la mía no podía sacarme de mi mente el recuerdo de Kate muriendo. Me atormentaba y muchas veces terminaba llorando al recordarla y saber que no pude hacer nada.

Aunque sentía algo de culpa, la madre de Kate no tenía ni idea de lo que había pasado. No quería imaginar lo confundida que debía sentirse al ver que pasaban meses y meses y no recibía ni una visita de su hija y ni siquiera tenía algo de información de ella.

Ese día había decidido ir a verla y decirle lo que había pasado, aunque me derrumbara en lágrimas al decirlo y recordarlo.

Antes de salir de la habitación para ir a donde ella se encontraba sentí unas terribles náuseas por lo que tuve que entrar corriendo al baño a vomitar.

Esa era otra cosa, últimamente sentía demasiadas náuseas y mis ganas de comer eran insaciables, aunque algunas veces no tenía ánimos de nada o tenía malestar en el cuerpo.

Cuando sentí que mi estómago no tenía nada más que devolver me levanté y luego lavé mi boca para después salir de éste y colocarme mi abrigo.

Salí de la habitación y bajé las escaleras. Ya le había comentado a Miles de mi decisión, él quería acompañarme pero le dije que esto era algo que tenía que hacer sola. Se había negado al inicio pero terminó por acceder.

Miles había salido con Flora para dar una vuelta por el terreno que abarcaba la mansión para que ella lo fuera conociendo más poco a poco. Además le ayudaba de distracción porque le había afectado la muerte de Kate más que a mí y a veces se ponía a llorar al recordar que no la tenía más.

Salí de mi mansión y comencé con el camino hacia el pueblo con mis manos dentro de los bolsillos de mi abrigo mientras planeaba mentalmente lo que iba a decir y pensaba en la forma de que no sonara tan brusco.

...

Cuando llegué al pueblo desvíe un poco mi camino de donde se encontraba la madre de Kate y decidí ir a comprar algo para comer porque tenía hambre y también quería posponer un poco el momento en el que tuviera que decirle todo.

Una vez terminé de comerme unas tres donas me dirigí al hospital psiquiátrico en el que se encontraba internada, era más que probable que no me reconociera pero eso era lo de menos y tampoco me importaba.

Una vez llegué me adentré en ese lugar que lucía tan poco agradable. Me acerqué a recepción y toque una campanita que había en el mostrador esperando a que alguien apareciera.

Una enfermera apareció algunos segundos después y me sonrió tímidamente, le devolví el gesto peor con una sonrisa más notable.

- Buen día - Saludé - Vengo a ver a Darla Mandell - Se sentía raro llamarla por su nombre porque a pesar de que solo había vivido con ella un año la conocía como "mamá".

- Seguro, ¿Quiere que la anuncie? - Preguntó amablemente y yo negué con la cabeza.

- No será necesario - Sonreí y ella asintió.

- De acuerdo señorita. La señora Mandell se encuentra en la zona de la piscina vacía - Asentí y me dirigí al lugar que me había indicado.

Todo aquí era deprimente, totalmente gris y sin vida. Los pacientes se la pasaban en salas viendo televisión totalmente inmóviles o hacían pulseras sin parecer estar del todo concentrados en este mundo.

Almas Destinadas // Miles Fairchild. [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora