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En la modesta hacienda, la cena se daba silenciosa, el mayordomo estaba contento con el resultado del viaje a Villa chica, su joven amo estaba comiendo mejor y la familia parecía más tranquila en el silencioso pueblo

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En la modesta hacienda, la cena se daba silenciosa, el mayordomo estaba contento con el resultado del viaje a Villa chica, su joven amo estaba comiendo mejor y la familia parecía más tranquila en el silencioso pueblo.

- es una cena exquisita Alfred.-  halago el millonario a su fiel confidente.

- es un placer ver que al fin termina más de un plato amo Bruno.- sonrió sutilmente, ya conocía ese movimiento, aunque ya había notado el aura hostil del nuevo integrante prefería dejar que Bruno lo arreglará sólo.

- ¿Por qué no me dejaste ir contigo?- trato de controlarse, un pequeño "crak" interrumpió el silencio en el que esperaba su respuesta, el mayordomo se limpio la boca elegantemente y se levanto a recoger el plato de porcelana.- lo siento Alfred.- trato de levantarlo el mismo pero el mayordomo se adelantó acercando el bote de la basura y tirando el desastre.

- no se preocupe joven Conner.- dejo el bote de basura en su lugar y limpio las manchas en la mesa.- le traeré otro plato.- agradeció en silencio y dejo que el mayor se fuera.

- pude haberte ayudado y ganar.- apretó los puños al ver como el hombre que lo salvo seguía comiendo tranquilo.- ¡yo podía ponerlo en su lugar! ¡tengo sus mismos poderes!- los puños se estrellaron lo mas suave que su ira le permitió contra la mesa, levantando los platos.

- ¡basta!- la silla hizo un horrible chirrido al ser arrastrada con fuerza hacia atrás.- las órdenes las doy yo, si digo que te quedes en el sótano contra apocalipsis con tus hermanos así se ara.- al ver tantas caras serias trato de relajarse, acomodo sus cabellos y se tallo el cuello con cansancio.- mira Conner...- se tallo los ojos buscando las palabras correctas para decirle.

- ¿mis hermanos? ellos no son mis hermanos.- la mirada sorprendida del millonario no se hizo de esperar.- y tu no eres nada mío para darme órdenes.- tembló al ver que el hombre que le dio un hogar tenía la mira del asesino que conoció la primera ves.

- bien.- recogió el plato ya vacío, la mirada verde brillante de su pequeño sucesor lo detuvo a acariciar su cabello.- terminen de cenar, estaré en mi oficina si me necesitan.- fingió ver su teléfono y camino asta la que servía de oficina temporal, para sus juntas en la empresa y la administración de lo que quería hacer una fábrica de lácteos (ya que cierto chico, no quería ser heredero de un matadero de vacas para ofrecer carne a desconocidos.)

- joven Conner aquí está su plato.- conocía el timbre de voz de cada integrante de la familia, este en particular del mayordomo, era un sutil regaño en cada oración.

- ya no tengo hambre.- se dejo caer en la silla, más la mirada de come o no tendré piedad de ti, me hizo cambiar de opinión.

- déjalo viejo.- los 5 chicos miraron a Todd como si tuviera dos cabezas, el nunca defendía a nadie que no fuera Roy.- después de todo, yo tampoco tendría hambre si le dijera algo tan estúpido al hombre que me dio una vida nueva y arriesgó su pellejo por quitarme de las garras de un hombre loco.- se estiró para tomar una de las deliciosas galletas recién echas, para volver a su pose vaga.

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