La Mafia Wayne

¡bonus!

Promesas rotas y soluciones extremas

Se supone que después de sacar a Ras al Ghul de su cuidad podrían sanar sus heridas, pero había un problema, la amazona estaba en la puerta de su mansión.

— señor Díaz… debo admitir que usted actúa muy bien.— el mayordomo la guío dentro de la mansión, donde todos se encontraban reunidos, aún curando sus heridas, Damián era el más afectado después de su pelea con su tío, del cual no sabían nada, había desaparecido aprovechando que los ciudadanos estaban regresando a sus hogares. —no se si lo de Ka-el fue una corazonada o envidia como siempre lo llamábamos.— a pesar de que el mayordomo le trajo una silla, la mujer no se sentó, negando con amabilidad.

— no fue ninguna corazonada, fue mi culpa.— Ricardo bajó la cabeza, estaba avergonzado, fue en uno de sus tantos llamados al héroe de azul. —yo… fue esa vez… cuando king que trajo a la mansión… lo llame, pero cuando me explicaste, yo…— el mayor no lo dejó terminar, solo lo atrapó en un abrazo, acariciando el cabello del mayor de sus hijos.

—ya lo sabía.— tranquilizó el patriarca de la familia, lo hizo sentarse en uno de los sofás de la sala, miró a la amazona  con seriedad. —el bobo es fácil de engañar, le dejé tantas cosas que sabía no podría con ellas, no tiene información que no quisiera darle, excepto esa carpeta que robaron.— se alegró de que el mayordomo los conociera como la palma de su mano, pues ya traía la tetera y galletas.

— pero tú mayordomo nos contó más de lo que sabíamos, no va a dudar en venir por ti.— advirtió la amazona, el patriarca solo suspiro, sabía de antemano lo necio que parecía el de traje azul.

—no puedes engañarme princesa, creo que es más que evidente que Alfred es un militar retirado, sabes todo eso sobre los traumas tras la guerra y esas cosas.— dijo con aburrimiento mientras robaba las galletas de sus niños.

—pero el lazo de la verdad…— sus cejas se juntaron al oír al hombre reír, la estaba tomando de payaso con un arma que ella conocía al derecho y al revés.

—¿Me permite?— tomó el lazo sin escuchar la respuesta y lo tendió a sus hijos, los miró con claro afectó antes de darle el lazo a la mujer. —¿creen que hice mal todo este tiempo?— preguntó a sus hijos que lo miraban directamente, dejando que el lazo brillara y sin soltarlo dieron sus respuestas.

—no.— El primero fue Ricardo, sonriendo como siempre lo hacía. —me protegiste cuando más lo necesitaba, me diste la ilusión de que los héroes servían de algo, de que lo que hacemos ayuda a los demás.— la amazona vio con asombro como el lazo brillaba, era el lazo de la verdad, forjado por los dioses.

—que se jodan, eres lo que está ciudad necesitaba, lo que yo necesitaba cuando me encontraste.— Jason no era de abrirse delante de otros, pero las palabras no dejaban de salir de su boca. —te quiero viejo, no siempre entiendo lo que haces, creo que nadie lo entiende, pero tú nunca lo haces por ti, lo haces por nosotros.— no pudo evitar soltar el lazo apenas terminó. —que no se te suba a la cabeza viejo…— bufo con las mejillas rojas.

—eres mi héroe… hiciste un plan solo para mí, me rescataste no una si no dos veces, no me dejaste atrás aunque fuera pequeño y escuálido, me enseñaste igual que a Jason y Dick, me contaste cuentos… que ahora se, no son tan fantasiosos como yo pensaba…— Tim no pudo evitar reír cariñoso, apreciaba el esfuerzo de Bruce por cuidar de él, por luchar por él.

—me enseñaste otra forma de ver padre, para mí no había excusas sobre la vida y la muerte, eran solo piensas, herramientas.— siguió Damián sin dejar de mirarlo.— me diste galletas y un gran amigo… aunque ellos sean molestos, también me diste grandes hermanos mayores, padre, eres el mejor hombre que conocí en la corta vida que tengo.— el lazo dejó de brillar, con todo el orgullo del mundo miró a la amazona, dando la sonrisa más brillante de su catálogo.