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Estaba contento

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Estaba contento.

No

Estaba más que contento.

...

Estaba encantado.

Su sonrisa no podía ser más retorcida.
El hombre de sus pesadillas estaba parando frente a el, con su elegante yukata al estilo japonés, con sus largos cabellos en un chongo alto y su extravagante máscara.

- ...¿entonces lo aras?- sonaba tan amenazante, podía oírse a si mismo suspirar.

Aunque el momento sería mejor si no estuviera ese estúpido escualo y la gata callejera.
Bien sabía que su amo de la oscuridad no viajaba con los mismos guardaespaldas, siempre tenia un juguete de exhibición nuevo y está no era la excepción.

Había un chico a sus espaldas, era callado y se ocultaba tras una gran capucha de sudadera azul.

- si hay una recompensa para mi, lo are con gusto.-  se acerco cauteloso, era bien sabido de que la gata le guardaba rencor al payaso maniático y está usaba cualquier escusa para dejarlo en ridículo frente a su señor.

- yo lo aria con mucho gusto amo.- esa no sería una excepción para la mujer, quien se acercó ronroneando y moviendo sus caderas, mirando de reojo al payaso.- sabe que haría cualquier cosa para usted.- sonrió al ver la mirada asesina del hombre de pelo verde, y ronroneo más fuerte cuando al que consideraba su amo le acarició la mejilla.

- lo se Selina.- los ojos de la azabache brillaron cuando su rostro era acercado lentamente a los labios de su señor, más sólo recibió un beso en la mejilla donde la mano enguantada no estaba.

- ¡Lo are! - sonrió nuevamente apenas tener la mirada del hombre de vuelta en el.- pero aún quiero algo a cambio ¿charlamos en privado?- apunto la puerta para que los 3 restantes salieran, pero aún esperaban la orden se su señor.

- váyanse.- el encapuchado dudo un momento pero salió con los otros dos, quedándose a esperar en la puerta por si algo sucedía.

- creo que es hora de que levante mis cartas.- dijo con una enorme sonrisa, sabía su papel principal en el juego, pero no quería poner a prueba la paciencia del hombre.- si quieres que haga este pequeño numerito a la perfección.- se sentó despreocupado en uno de los sillones individuales y lo miro aún sonriente.- tendrás que dejar de cargará tantos perros falderos.- el hombre no se acercó, lo que lo puso de mal humor, su amo de la oscuridad tenía roces con todos menos con el.

- es vital que cargue con dos de mis mejores peleadores, lo sabes.-  no sabía cuanto tiempo el payaso llevaba insistiendo con eso, si lo soportaba es porque el maniático se encargaba de todo mientras el estaba con sus retoños.

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