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Cuando el velocista se fue a su hogar tenía más dudas que respuestas, se supone que era el hombre de acero, trata de no meterse en problemas en su vida de civil por lo mismo, pero ese hombre lo tomó como si fuera un muñeco, sabía que algo se le es...

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Cuando el velocista se fue a su hogar tenía más dudas que respuestas, se supone que era el hombre de acero, trata de no meterse en problemas en su vida de civil por lo mismo, pero ese hombre lo tomó como si fuera un muñeco, sabía que algo se le estaba escapando, ir nuevamente sería un error, así que sin más volvió a su hogar, su traje barato lo más arreglado posible y su viejo maletín en mano, llegó siendo recibido por su único hijo.

- papá.- el niño saltó a sus brazos, Luisa estaba preparando un bocadillo y hablaba por teléfono con su compañero de trabajo.- mi mamá es la mejor reportera de la historia, ella consiguió una entrevista con Lex Luthor.- el hombre camino con el niño en brazos asta la cocina, ayudando a poner la mesa.

- no me sorprende, tu madre es la mejor en su trabajo.- beso la frente de la mujer, esperaron a que está dejará el teléfono.

- tengo excelentes noticias para ti.- busco en su bolso una carpeta negra con una enorme W dorada.- recuerdas esa información que me pediste sobre los antiguos Wayne.- la carpeta fue abierta, fotos, papeles, cartas y expedientes venían en ella, sorprendido la tomó revisando las fotos, antiguos jefes con máscaras y pistolas de alto calibre, castaños, rubios, azabaches e incluso pelirojos.- eso es sólo una pequeña parte, no quisieron darme lo demás, es algo muy corto pero espero y te ayude.- dejo los platos sobre la mesa, beso a sus dos alienígenas y tomó su bolsa de mano para después irse.- volveré en unas horas, no te desvele mucho Jon.- el niño terminó su comida en un santiamén, no dudó en irse a su cuarto a jugar videojuegos con sus compañeros de clase.

- ¿corto? Yo veo una buena pila de papeles.- pasó horas frente aquellos papeles, largas listas con sólo apodos, pero el que originó aquello era sangre sagrada, un joven pescador de Japón, su padre un mujeriego que no complacido con las mujeres de su país fue a recorrer el mundo en busca de amantes, dejando un montón de hijos mitad japoneses, el especialmente era un mitad ruso, los azares del destino lo hicieron llegar a Japón nuevamente, un fugitivo de la ley rusa. Con un perfil bajo vivió como solitario pescador de extravagante apellido, de pescador mal pagado pasó a ser un ladrón muy velos, lo reclutaron en una antigua mafia, donde moldearon al chico asta hacerlo una máquina de matar, no dudó en convertir aquella mafia en la suya, donde el apellido Wayen resaltaba en todos lados, murió de viejo, dejando 6 sucesores que partieron por el resto del mundo, asiendo honor a la fama de asesinos que cargaban, no fue fácil, el poder que tenían las mafias locales fue un reto al intentar sobrepasarlas, consiguieron aliados y enemigos.- esto no me dice nada.- entre todos los papeles revueltos había unas pequeñas notas, como las que encontró en el bolsillo de linterna verde.

" la traición se paga con sangre, nunca podrás huir de tu destino"

"Te encontraré así sea lo último que haga, es tu deber continuar con el legado"

"Se que fingiste, no podrás salvar a nadie que este a tu alrededor, lo perderás todo."

Había una foto distinta a las demás, una familia, con dos niños que no reconocía, parecían aliviados, abrazando al que parecía ser el padre, volteo la foto buscando un nombre, que le dijera algo.

La Mafia Wayne Donde viven las historias. Descúbrelo ahora