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Unos ojos maldosos observaban al hombre en la cama, este respiraba tranquilamente siendo arropado por telas finas y suaves, durmiendo tranquilamente sin percatarse de aquellos ojos verdes que lo miraban con verdadera maldad

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Unos ojos maldosos observaban al hombre en la cama, este respiraba tranquilamente siendo arropado por telas finas y suaves, durmiendo tranquilamente sin percatarse de aquellos ojos verdes que lo miraban con verdadera maldad.
Una sonrisa brotó de aquel rostro joven e infantil, apuntó su arma a la cabeza de aquel durmiente y disparó, el Dardo de esponja fue detenido por el chico flotante que no había notado en el cuarto de su padre.

- no deberías jugar aquí.- entregó el juguete al niño de 12 años, quien lo miro amenazante y recargo su pistola Nerf.

- tal ves no debería.- levantó la pistola de juguete en dirección al muchacho, levantó las manos en señal de paz sin abandonar su posición en el aire.- tu tampoco deberías merodear por la habitación de un hombre desnudo.- al instante la cara del chico se tornó roja, no era su culpa llegar en mal momento.

- lo de ayer fue un accidente.- reclamo ya con el sonrojo asta el cuello, sólo recordaba el aroma del hombre que lo ayudó, lo siguió y lo encontró con la ropa interior en el suelo de camino a la ducha.

- pudiste irte con tu súper velocidad.- Eso lo puso más rojo, otro error, se quedó mirando, luego un extraño pájaro negro lo atacó.

- ni siquiera se como sabes eso.- la goma chocando con su pecho extrañamente le dolió, por lo que se puso más atento, pudo divisar el bolsillo del suéter verde brillar.

- no es la suficiente para matarte, pero si para que seas sólo otro humano normal.- entre las se acercaba el menor perdía su equilibrio, por lo que sus pies tocaron el suelo.

- ¿Dami?- disparo una ves mas y camino directo a la enorme cama, el hombre de cabellos negros se removió entre las sábanas, dejando espacio para el menor.

- padre, Alfred está preparando el desayuno.- se acostó aún sabiendo que sería regañado por el mayor de la familia, le gustaba los pequeños momentos en los que podían ser normales.

- lo se, huele a tocino barato y tostadas con mantequilla.- el menor río ante en comentario, su padre no era un hombre normal, su familia no era normal, pero deseaba con ansias que no cambiará.

- ¿Qué vamos a hacer con el?- miro discretamente al otro muchacho que los miraba curioso, olfateo un poco para comprobar lo que dijo el magnate y se sorprendió al saber que estaba en lo cierto.

- darle una nueva vida y un espacio en la cama, ven aquí Conner.- el de verde se levantó tan rápido como pudo y negó muchas veces, apuntándolo con su pistola.

- no te muevas de tu lugar mocoso.- el olor del cigarro los hizo arrugar la nariz, el Kriptoniano se tapo la nariz y boca el olor era demasiado intenso.

- Jason, sabes que a Alfred no le gusta que fumes dentro de la casa.- molesto apago el cigarrillo, pidiendo permiso con la mirada para entrar con ellos en la cama.- sólo ven Jay.- gustoso se dejó caer en las mantas, acurrucándose al costado contrario del demonio de verde.

La Mafia Wayne Donde viven las historias. Descúbrelo ahora