Capítulo 34

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—¡¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?! —gritó Lady Ricci golpeando en el estómago a Jimin por enésima vez— ¿Por qué Namjoon sabe de mis planes? ¿Qué planea obtener al chantajearme?

Jimin se mantiene firme en no revelar nada. El confía en el plan Namjoon y que es cuestión de tiempo para Yoongi venga a su rescate.

—Ya te lo dije, bruja —respondió Jimin con voz lastimera— yo no tengo idea de lo que me habla.

Uno de los asistentes de Lady Ricci le pregunta porqué no usa sus poderes como bruja para hacer un hechizo que haga que Jimin diga la verdad.

—La magia tiene un precio— contesta Lady Ricci—. Si hago lo que me propones debo sacrificar algo. Él es solo un humano, tortúrenlo hasta que diga algo. Tengo el presentimiento de que él sabe donde está mi vampiro. Pero les advierto una cosa: no permitan que sangre o su olor atraerá a Namjoon y su séquito de vampiros.

La tortura dura varios días. Lo golpearon tantas veces que le facturaron sus costillas, las piernas, un brazo y parte del cráneo. Para conservar la cordura, Jimin solía cantar las canciones que Yoongi le componía, aunque llegó a un punto en el que ni siquiera él tenía fuerzas para respirar.

Una noche, en medio de sus sueños vio a Yoongi quien lo abrazaba fuertemente para protegerle.

—¿Dónde estás? —reclama Jimin— No he dicho nada pero ya no resisto más. Necesito que vengas.

—Amor mío —dijo Yoongi con dulzura—sé que has hecho todo bien, pero tienes que ser fuerte una vez más. Necesito que hagas algo por mí.

—¿Qué cosa?

—Sangra. El olor de tu sangre me guiará a ti.

Jimin despierta de su sueño. Se pone a llorar cuando se da cuenta de que Yoongi no está cerca y que sigue en esa asquerosa celda oscura. Empieza a suplicar por Yoongi. Los dos vampiros que lo custodiaban no saben quien es Yoongi pero asumen que es un nombre importante. Por lo que uno de ellos se va para comunicarle a Lady Ricci. Jimin recuerda lo que Yoongi le dijo en su sueño. No es una mala idea. Pero debe distraer al guardia. Jimin le ruega al guardia que le traiga agua a cambio de su confesión. El guardia accede después de unas cuanta súplicas. Jimin está solo y aprovecha su oportunidad. Como está amarrado de pies a a cabeza, lo único que puede hacer es morder con desesperación sus labios hasta que por fin lo logra. El ardor en sus labios no es nada comparado a lo que ha sufrido los últimos días. Solo es una gota de sangre pero debe ser suficiente. ¿Verdad?



Aquí es cuando empieza el piano de la canción "Yo quiero un héroe"...

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Los diez mandamientos de los vampiros [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora