Capítulo 39 - Giro de marcador

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Quince minutos era el tiempo restante para que el marcador se pusiera a cero y diera comienzo el partido que enfrentaría a California y New York.

– Hola, muñeca – me saluda uno de los jugadores de California para mi sorpresa – Eres Emily, ¿no?

– Sí, ¿por qué?– pregunto bajo la atenta mirada de Brown, el cual se encontraba en el banquillo contemplándonos.

– He oído mucho de ti. Es un placer por fin conocerte.

– ¿De quién? Depende de quién habrás oído barbaridades, ¿no es así?– hablo con ironía.

– Eres la chica del momento. La ex de Will, una de las mejores reporteras que tiene Fox en nómina... En fin. Esas cosas.

– Ajá y... ¿qué quieres en específico?– digo alzando una ceja.

– Nada. Solo venía a saludarte– dice para después guiñarme el ojo – un placer Em– dice utilizando la abreviatura de mi nombre como si fuera alguien de mi confianza.

Yo me giro con una mueca hacia la grada y suspiro acercándome hacia mi asiento, el cual se situaba justo detrás del banquillo del equipo newyorkino.

Brown seguía contemplándome con cara de pocos amigos.

–¿Qué quería ese idiota?– dice acercándose hacia mi.

– Joder, baja la voz– digo mirando a nuestro alrededor– esto está rodeado de prensa.

– Te he hecho una pregunta Emily – dice cruzando sus brazos.

– Ojalá lo supiera. Ni siquiera sé quién es.  A mi me pagan por conocer a vuestro equipo y narrar lo que hacéis. Sinceramente, el resto de jugadores me dan igual, ¿comprendes? Ya tengo cuatro en casa y un ex. No necesito más jugadores en mi vida.

Él ríe y niega con la cabeza.

– Se me había olvidado que eres Emily Jones. Me alegra saber que no confraternizas con el enemigo.

– Eso nunca querido Brown. ¿Qué haces aquí? ¿No juegas?

– ¿Quién lo pregunta? Mi amiga Emily o la tan refutada Emily Jones, periodista de la cadena del señor Fox.

– Jones – contesto sacando el bolígrafo de broma.

– En ese caso, no sé en qué anda pensando. Las alineaciones han sido anunciadas hace una hora.

– Mierda – digo buscándolas en el móvil – parezco principiante.

– Oye, ¿esa no es la pulsera de Mark?– pregunta Brown señalando mi muñeca.

– Mierda, olvidé totalmente devolvérsela. ¿Me dejas el pase a vestuarios? Solo serán dos minutos.

Él asiente y me lo lanza.

– Te lo dejo porque sin esa pulsera mi querido Marky no da pie con bola. Es como un amuleto. No creo en esas cosas, pero parece que sin ella no sepa jugar.

– Será mejor que se la devuelva en ese caso. ¿Puedes guardarme mis cosas?

Él asiente y toma mi ordenador y mi libreta.

– Momento de cotillear qué vas a decir de nosotros – me grita cuando ya me he alejado.

Yo río y niego con la cabeza. Los seguratas me piden el pase a la entrada del túnel de vestuarios. Allí me cruzo con varios jugadores del equipo californiano a los que sorteo con rapidez. Sigo los letreros hasta llegar a la puerta del vestuario de nuestro equipo.

Me apoyo en la pared y espero pacientemente esperando que Mark dé señales de vida pronto.

La puerta se abre y sale Will sin camiseta. Se detiene estupefacto y me mira incrédulo.

Mi vida con ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora