Capítulo 5 - Una noche llena de confesiones

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Creo que está noche he hecho una nueva amiga y creo que ambas estamos borrachas, pero la noche es joven y hay que disfrutarla.

Llevo bailando y bebiendo con Karen durante horas.

Noto como alguien me separa de mi nueva amiga y me saca de la pista de baile.

- Ah eres tu otra vez - digo partiéndome de risa.

- ¿Estás borracha?- dije mirándome con cara divertida.

- ¿Tú qué crees?¿Pero no te cansas de ser mi niñero particular?

- Si, pero si no me dieras motivos no tendría que estar pendiente de que no te secuestren.

- Oh vamos, y me lo dice la persona que está metido en carreras ilegales, se mete de hostias con un chaval y me trata como una mierda - digo sin parar de reír.

- Vamos a casa.

- ¡¿Em, que haces?! ¡Ven!- me grita Karen.

- Karen me tengo que ir- digo para después alejarme- ¡tienes mi número llámame!

Will me saca de ahí y me lleva hasta una moto.

- Sube.
- No me pienso subir en eso.

- No te estoy sugiriendo que lo hagas te lo estoy ordenando, porque vas como una cuba.

A regañadientes subo a la moto y me lleva hasta la fraternidad. Bajo de la moto y comienzo a vomitar en el jardín. Noto como Will me agarra el pelo.

- ¿Por qué haces todo esto por mi?

- ¿Y por qué tú te haces todo esto?

Con su ayuda llego al salón y me siento en el sofá. Will se sienta a mi lado.

- No he tenido una vida fácil- digo contestando a lo que me había preguntado.

- Yo tampoco

Y no sé si es la valentía que me da el alcohol corriendo por mis venas, pero decido que es hora de contárselo a alguien.

- Cuando cumplí cinco años mis padres me llevaron al zoo. Recuerdo ese día, lo divertido que fue ver a todos los animales y recuerdo a mi padre haciéndonos fotos a mi y a mi madre. En el camino de vuelta un coche invadió nuestro carril y tuvimos un accidente. Yo ví a ambos morir delante de mis ojos, recuerdo a mi madre agarrándome la mano diciéndome que todo iba a estar bien, que me quería y que siempre iban a estar conmigo. Y después murió, murió agarrándome la mano- digo llorando y Will me abraza.

- Em no tienes por qué hacer esto.

- Después de lo del accidente, me fuí a vivir con mi abuela. Pero imagínate una niña de cinco años había visto morir a sus padres delante de ella, estaba traumatizada. A pesar de mi corta edad fui muy consciente de todo lo que había sucedido y mi abuela gastó mucho dinero en psicólogos durante dos años. Cuando cumplí los doce años fue cuando comencé a dejar de comer, me dije a mí misma que no me merecía vivir, me sentía fea e inútil,  debería de haber muerto con ellos. ¡Fue mi culpa Will! Si yo no hubiera tenido el capricho de ir al zoo mis padres seguirían con vida. ¡No tienes ni idea de lo que es crecer sin el apoyo de tus padres!- digo totalmente desconsolada.

-Para Em, no fue tu culpa y deja de decir tonterías. Si hay alguien aquí que no merece vivir soy yo.

- Cuando cumplí los catorce mi abuela se dió cuenta de mi desorden alimenticio y me llevo al médico. Me tuvieron seis meses ingresada y me daban toda clase de medicamentos. Cuando cumplí los dieciséis, fue un desmadre, conocí a la que hoy es mi mejor amiga y nos dedicábamos a salir de fiesta por las noches a escondidas, nos emborrachábamos y faltábamos muchos días al instituto, hasta que nos dimos cuenta que no podíamos seguir así y paramos.
¿Así que como queréis que me comporte de manera perfecta con todo el dolor que llevo dentro?

Mi vida con ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora