Capítulo 21- ¿Jugador profesional?

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Cuando subimos a su coche, se notaba tensión en el ambiente. 

Al cabo de cinco minutos decidí encender la radio y sonó " Shake it out" de  Florence and The Machinerie.

A medida que iba sonando la sirve melodía, más incómoda me sentía al vernos a ambos reflejados en la letra de aquella canción que salía como un susurro de nuestra conciencia, restregándole su actitud, restregándome la mía, la nuestra.

"And it's hard to dance with a devil on your back so shake him off

And given half the chance would I take any of it back

It's a final mess but it's left me so empty

It's always darkest before the dawn"

Will paró el coche en el arcén en seco al ver mi reacción ante la letra. Él sabía todo lo que pasaba por mi cabeza, lo sabía porque... somos tan iguales.

Quizás no en cuanto a nuestra forma de actuar, pero por dentro somos un caos tan parecido que cuando nos juntamos, explota. 

Posiblemente eso haya sido lo que nos ha llevado hasta aquí, y posiblemente sea el principal motivo por el que decidí comprar aquel billete hacia Londres, y digo quizás porque ni yo misma lo sé.

Es mirarlo y me confunde, no se lo que piensa ni lo que siente, no se nada de él, ni él nada de mí y eso da mucho miedo, porque jugar la carta equivocada puede ser un desastre.

Ante semejante frenazo brusco me giro hacia el y la imagen me impacta.

Will se gira y estampa sus labios contra  los míos sorprendiéndome.

Al principio no soy capaz de responder, pero cuando reacciono dejo que la lengua de Will y la mia se unan. 

Cuando me doy cuenta de lo que está pasando rompo el beso.

- No Will, no - digo separándome de él y acomodándome en el asiento.

- Eres muy testaruda- dice él con una leve sonrisa en sus labios.

Yo respondo con una sonrisa apenada y él arranca de nuevo el coche siguiendo mis indicaciones.

- Joder Em, ¿a dónde vamos exactamente?- dice Will desesperado- llevo conduciendo por más de media hora y tengo hambre.

- Te llevo al mejor sitio de los alrededores donde podrás saciar tu hambre de depredador, así que cállate y conduce, ya estamos llegando- digo firmemente mientras el se echa a reír al oír mi tono de sargento.

Al cabo de cinco minutos llegamos al bar de carretera.

Aquí solíamos venir todos los sábados Mark, Amy y yo a desayunar.

Hacían las mejores tortitas que había probado nunca.

- Em, que agradable sorpresa- dice tras la barra el dueño del lugar- ¿qué tal tu vida por New York? 

- Oh, ¿como sabes que me fui a New York?

- Ya sabes que Mark siempre ha tenido complejo de maruja- dice él.

Mi vida con ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora