Capítulo 22- Sí

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Tras aquel agradable desayuno decidimos dar una vuelta por un pueblo cercano.

- ¿Por qué todo aquí está tan desértico?

- Perdona chico de ciudad, pero es que no has vivido toda tu vida en un pueblo, sino sabrías buscar la fiesta como moi por los alrededores- digo orgullosa.

- Perdona chica de pueblo- dice y de repente me quita las gafas que llevaba en la cabeza sujetando mi pelo.

- Oye, devuélveme las gafas- digo saltando para intentar alcanzarlas.

Will es más alto que yo, y para colmo levantó el brazo para que no pudiera alcanzarlas.

Yo paré de saltar y crucé los brazos.

- Si las quieres de vuelta tienes que prometerme algo- dice él aprovechándose de la situación.

- ¿El qué?- digo con el ceño fruncido.

- Si me fichan en una liga profesional, sea dónde sea, vendrás a verme en mi partido de debut.

-¿Qué?- digo yo- Will no te puedo prometer eso.

- Bueno...- dice guardando las gafas en su bolsillo- te las daré entonces.

- Eres malo- digo entrecerrando los ojos.

- Ay mi pequeña Em- dice pasando un brazo por mis hombros- la vida es incluso más cruel que yo.

Yo le pongo cara de burla y lo vuelve a hacer después de mucho tiempo.

Repentinamente me agarra de las piernas y me pone como un saco de patatas en su hombro.

-¡Will idiota!- digo golpeando su espalda- ¡Bájame!

- "Tengo tu culo en mi cara"- dice imitando mi voz.

- Yo no hablo así inútil- digo rindiendome.

- Tendrás que convencerme para bajarte- dice él avanzando por la acera.

- Will es el chico más increíble, maravilloso, encantador que he conocido.

-¿Y...?- dice él para que continúe.

- El mejor jugador de fútbol americano de todos los tiempos.

- Y que más...- dice él ante lo cual yo suspiro.

- Iré a verte cuando juegues tu primer partido si te seleccionan.

- Buena chica- dice bajándome.

- No soy un perro- digo indignada.

Él no dice nada y se limita a abrir el coche.

- Bueno, te dejaré en tu pueblo y deberé irme- dice cerrando la puerta.

Yo suspiro apenada.

- Ey, ey, ey...- dice levantando mi barbilla para que lo mirase- volveremos a vernos pronto.

- No sé Will- digo yo retirando mi cara.

- Pues yo si lo sé- dice él arrancando el coche- puedo asegurarte que como no vengas a vernos, cogeré un vuelo a Londres y te llevaré a la fraternidad con todos.

Ante tal comentario me echo a reír.

- ¿Me llevarás a lo saco de patatas?- pregunto bromeando.

- Exacto- dice poniendo rumbo hacia mi pueblo.

- Entoces será mejor que vaya por mi propio bien- digo recostándome en el asiento.

Miro de reojo y veo como sonríe.

El tiempo pasa rápido y sin darnos cuenta estamos entrando en mi pueblo. La tristeza me invade por un momento y me replanteo las cosas.

Las lágrimas comienzan a caer por mis ojos y Will se da cuenta de ello.

En cuanto puede para el coche y sin decir nada se acerca y me abraza.

- Es que...yo...- digo sollozando.

- Shhh- dice él- tranquila.

- No quiero perderte, pero nos hacemos tanto daño...- digo con la voz temblorosa.

- He sido un gilipollas...- dice él- y lo siento, sé que no tengo excusa, pero yo también he tenido un pasado difícil y bueno, llegaste tú y comencé a confundirme, por eso ha sucedido todo esto, porque soy gilipollas. Siempre pierdo a las personas que me importan.

Yo lo abrazo aún más fuerte.

- Em, por favor, ya no te suplico ni que te quedes, pero...- dice él- dame una oportunidad, solo una y si la cago no me volverás a ver.

- No sé Will- digo secándome las lágrimas.

- Por favor Em- dice él con la voz temblorosa.

Nunca lo había visto así.

- Nunca me he sentido como cuando te veo y estás conmigo.

Y por primera vez, Will había sido sincero conmigo, estaba abriéndose a alguien, a mí.

- Pero... me voy a Londres y...- digo mirándolo intentado justificar mis actos.

- Da igual Em- dice mirándome a los ojos- podemos solucionar ese problema más adelante, tú solo por favor dime qué sí.

- Si ¿qué?- digo entre lágrimas con una sonrisa para hacerlo sufrir.

- Si quieres salir conmigo- dice Will- si vas a decir que no, dilo rápido, mi ego va a sufrir mucho, yo no soy de novias y lo sabes.

Yo me echo a reír ante su comentario y le pegó en el brazo.

- Si- le digo- saldré contigo.

En ese momento me agarra la cara y me da un beso que me deja sin aliento.

Nuestras lenguas se funden en una sola, creando el momento perfecto.

Y en ese momento me pregunto cómo he podido sobrevivir sin él tanto tiempo.

Me estoy volviendo adicta a él y eso da mucho miedo.

Mi vida con ellosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora