Apareceré

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Mingjue llegó a la sala de reclutamiento, donde más de cincuenta personas aspiraban a ocupar el mismo puesto que él.

Después de entregar sus documentos y validar su ficha de registro, le extendieron un par de hojas donde tenía que llenar un pequeño formulario con preguntas demasiado sencillas.

Empezó por llenar el espacio en blanco y puso palomita o tache en las casillas en las que estaba de acuerdo o no.

Después, con el mismo boli, dio vuelta a la siguiente hoja y comenzó a escribir cuáles eran sus aspiraciones, metas y principios para un empleo, también escribió lo que esperaba de Happier Dum y lo que tenía para dar a la empresa.

Entregó aquel cuestionario y enseguida lo pasaron a un segundo salón, donde se formó detrás de seis personas que eran llamadas de poco en poco según su folio de reclutamiento.

Mingjue se limpió el repentino sudor que llenó sus manos y repasó una vez más la serie de preguntas y respuestas que su hermano mayor le había ayudado a practicar.

—Wen Xu, Luo QingYang, Lan Mingjue —anunció un rato después una chica que guió a los tres aspirantes mencionados hasta la sala de entrevistas.

Mingjue caminó con nervios pero mostró su seguridad al momento de pasar a la sala.

Eran la primera entrevista del día. Se notaba porque los lugares de los entrevistadores estaban vacíos aún.
Eso no sería bueno. Muchas veces, los reclutadores son más estrictos con los primeros aspirantes.

Respiró hondo y dejó la carpeta del currículum en sus piernas. Después, miró hacia su lado contrario e hizo una inclinación a sus dos compañeros.

De un momento a otro, las puertas de la habitación se volvieron a abrir y con paso lento, fue adentrándose el equipo de recursos humanos.

Eran como mínimo seis personas y todas tomaron asiento en las sillas del fondo.

Son espectadores —pensó MingJue al verlos —quieren que nos pongamos nerviosos a propósito.

Esa era una trampa que una vez, el abuelo Jiang de su sobrino, le había dicho. Era una estrategia de recursos humanos para mostrar la verdadera seguridad de los empleados frente a situaciones públicas.

Según recordó, el viejo Jiang solía decir que cuando una persona se sentía intimidada por la mirada de alguien con la que no iba preparado para hablar, es una persona que no servía para un puesto empresarial.

No sabía que era un método muy usual en las compañías de alto nivel —volvió a pensar.

De un segundo a otro, el primer equipo de RH que entró, se puso de pie y enseguida, Mingjue y sus colegas aspirantes, hicieron lo mismo.

Cuatro siluetas altas, delgadas y esbeltas, se adentraron a la habitación y tomaron su lugar frente a las sillas de la mesa de entrevistadores.

—Buenos días —dijeron hacia los reclutas y los de RH, quienes hicieron una inclinación formal.

—Buenos días —respondieron todos.

—Tomen asiento —indicó una fría voz.

Mingjue, cuando regresó a su lugar, extendió su CV a la misma señorita que les había permitido el paso. Después, lo pasó con los reclutadores.

Ahí, por primera vez, Mingjue se atrevió a mirar al frente y observar a los presentes.

El primero era un hombre alto, cabello negro y con la piel tan bella que podía asegurar que era suave al tacto.

𝑻𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒔𝒐𝒏𝒓𝒊𝒔𝒂 (𝑿𝒊𝒄𝒉𝒆𝒏𝒈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora