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Después de la visita a Jiang Cheng, Xichen y JingYi viajaron con el señor Feng al departamento del mayor a recuperar los regalos.

El guardia en puerta les dio el acceso y Xichen se encontró con la sorpresa de ver su motocicleta estacionada con todo y llave junto al auto de Jiang Cheng (él ya ni se acordaba que la había dejado ahí).

Los tres subieron al departamento de Wanyin y Xichen abrió con la contraseña dada. Entraron y se sorprendieron de encontrar todo en orden. Cómo si nada malo hubiese pasado ahí.

La pila de regalos de JingYi estaba cerca de la mesa de centro. Él corrió hacia ellos y se los comenzó a dar a su papá y el señor Feng. Después, cuando no quedaron más regalos ahí, el menor caminó hasta la habitación de su huéspedes y buscó la casa de viaje de Minie y otros accesorios que le dijo Jiang Cheng que necesitaba.

—¿Va en serio lo de adoptar al gato? —preguntó Xichen cuando JingYi le pidió ayuda para llevarse un costal de arena.

—No quero dejalo solito.

Xichen se puso de cuclillas y apartó el cabello de su frente.

—Está bien. Vamos a adoptarlo, ¿Vale?

JingYi le regaló una última sonrisa a su papá y después salieron del departamento.

Habían cogido también las llaves del auto y se llevaron los regalos ahí dentro. Lan Xichen se burló un poco de su hijo, diciéndole que los regalos se les da a las personas más importantes y no a todo el mundo.

—Etas pesonas son ipotantes para mí, papá —protestó el menor, riéndose.

—Está bien, está bien. Venga, es hora de irnos.

Aseguraron nuevamente el coche de Jiang Cheng y se marcharon; JingYi con el señor Feng y Xichen en su motocicleta.

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Debido a el incidente de los últimos días, a la familia Lan se le había pasado por completo preparar una cena de año nuevo.

Se reunieron en la casa Lan. Todos estaban cansados, pero felices de tener de nuevo a JingYi con ellos. Y claro, estaban también muy contentos de que el pequeño niño estuviera tan alegre repartiendo sus obsequios.

—Oye A-YI —mencionó Mingjue —¿Por qué Xichen tiene cinco regalos?

—Po'que es mi papá y él merece más regalos —dijo entregando el obsequio de Jiang Cheng.

La familia Lan creía que celebrarían la llegada del año nuevo de una manera diferente. Ninguno creyó que, tan entrada la noche, el señor Jiang y su esposa llegarían con todo un banquete para ellos.

Los Jiang fueron recibidos por los Lan con gusto. Xichen le estaba completamente agradecido a Jiang Fengmian porque, gracias a su oferta del millón de dólares, pudieron atrapar a Su She.

—Vale, que la media noche ya casi se acerca y hay una mesa que ordenar —mencionó ZiYuan, cargando a su pequeño nieto y llevándole al comedor.

—¿Abuelita Yu? —le susurró el menor antes de separarse de su abuela —¿mi papá Cheng no va a veni? —ZiYuan miró con ternura y un poco de dolor a JingYi y, también en un susurro, dijo:

—Tu papá no vendrá hoy. Pero... me pidió que te diera un abrazo muy fuerte y, también, que te recordara lo mucho que te ama. ¿lo sabes?

JingYi asintió. Aunque no estaba del todo contento de la partida de su papá.

—¿Y bien? ¿A-Yi quieres Dumplings dulces? —preguntó el señor Jiang, llevando con él una charola con dicho postre.

Abuela y nieto se separon, fingiendo que no habían hablado de nada.

Los Lan se sentaron alrededor de la mesa y comenzaron con un brindis y prosiguieron a cenar.

Ninguno mencionó nada de lo sucedido en los últimos días y simplemente recibieron el año con tranquilidad.

Mientras tanto, en Xuchang, Wei Wuxian y la familia de su prometido, hacian lo mismo.

Wuxian no había tenido oportunidad de preparar una cena para sus suegros por sí mismo, así que ordenó a la mujer que se encargó de arreglar el departamento de Jiang Cheng que preparara una cena improvisada.

Los cuatro presentes en esa celebración, a diferencia de los Lan y Jiang, estaban tristes por la ausencia de Jiang Cheng. Todos sabían que era para su bien, pero simplemente no creían la falta que les hacía junto a ellos. Después de todo, Jiang Cheng se había convertido en un hijo para QingHeng y Changze. Mientras que Wangji y Wuxian, lo habían adoptado como su hermano.

—Pero, ¿Le podremos visitar? —preguntó Wuxian al sonar las campanas de año nuevo y ver la poca nieve que comenzaba a caer.

—Sí. Pero será hasta que él lo decida —respondió uno de sus suegros.

Los cuatro caminaron hacia el balcón de la mansión Lan y vieron los fuegos artificiales a la distancia.

—¿A dónde se fue, papá?

QingHeng abrazó a su esposo y suspiró.

—A un lugar donde todo es tranquilidad.

Dicho esto, continuaron mirando al frente.

Habían pasado un par de horas desde que Jiang Cheng se había marchado. Se encontraba cerca cuando notó los fuegos artificiales en el cielo.

Miró la hora en el tablero del coche.

Las 12:01.

Sonrió.

A pesar de estar dejando todo de nuevo, esta vez estaba tranquilo. En la radio comenzaba a sonar Create Memories.

Una canción que en ese momento le hizo sentir en paz.

Se detuvo cerca de un mirador y salió del coche. La noche era fría.

Se abrazó a sí mismo y quiso imaginar que los dos Lan de su vida estaban mirando el cielo también. Y también quiso creer, que su pequeño desorden igual lo hacía.

La canción en la radio llegó a su final y los fuegos artificiales hicieron lo mismo.

Jiang Cheng regresó al coche y continuó con su camino.

Cerca de media hora más, logró ver el Monte Song bajo la oscuridad de la noche. Y cuando se adentró más al condado de Dengfeng, supo por qué QingHeng le había recomendado aquel lugar.

El condado era el lugar con más tranquilidad que nunca haya a visto antes. Podía sentir la energía espiritual de los habitantes aún sin verlos.

Se tomó la calma de conducir despacio para admirar las capas de nieve ligera que caía sobre los templos.

Finalmente, llegó a su destino:

El sanatorio Lotus.

Su llegada no fue inesperada. Alguna gente de la que trabaja ahí ya le esperaba y le dieron la bienvenida con una inclinación de noventa grados.

Le llevaron a la cabaña que sería su hogar mientras él decidiera quedarse ahí, le presentaron a su compañero de casa, un señor de la misma edad que su padre, y posteriormente, se lo llevaron a la cena de año nuevo.

Los pocos internos en el sanatorio eran gente mucho más grande que él. Le dieron una cálida bienvenida a Jiang Cheng y prometieron cuidar de él.

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Yo quisiera estar en un lugar así.

Bueno conejitos, espero os haya gustado mucho el capítulo, nos vemos en la próxima actualización ✨💖.

𝑻𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒔𝒐𝒏𝒓𝒊𝒔𝒂 (𝑿𝒊𝒄𝒉𝒆𝒏𝒈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora